Es
posible que dentro de 50 años veamos la explosión de una Supernova
Astrónomos de la Universidad Estatal de Ohio han
calculado las probabilidades de que, en algún momento durante los próximos 50
años, una supernova de nuestra galaxia sea visible desde la Tierra. Y han
llegado a la feliz conclusión de que hay un 100% de probabilidades de que esa
supernova sea visible para los telescopios en forma de radiación infrarroja y
un 20% de que el espectáculo estelar pueda contemplarse a simple vista en el
cielo nocturno. Lo cuentan en la revista The Astrophysical Journal y su estudio
está disponible en Arxiv.org.
El hallazgo, según sus autores, supone una gran noticia para los astrónomos, que disponen de cámaras de infrarrojos de alta potencia para apuntar al cielo en cualquier momento. El estudio sugiere que tienen una sólida oportunidad de hacer algo que nunca se ha hecho antes: detectar una supernova lo suficientemente rápido como para presenciar lo que sucede en el comienzo mismo de la muerte de una estrella. Hay que decir que el fenómeno es debido a que cuando una estrella masiva se convierte en supernova en el momento en que agota todo su combustible nuclear y su núcleo se colapsa, justo antes de que explote violentamente y lance la mayor parte de su masa al espacio.
El estudio de las supernovas en la Vía Láctea es posible gracias a que los astrónomos tienen detectores sensibles de neutrinos (partículas emitidas por el núcleo de una estrella en colapso ) y ondas gravitacionales (creadas por las vibraciones del núcleo de la estrella), que puede encontrar cualquier supernova en nuestra galaxia. La pregunta es si en realidad podemos ver la luz de la supernova, ya que vivimos en una galaxia llena de polvo, partículas de hollín que, según comparaciones de los científicos, es como observar el espacio a través de los gases emanados por un camión, que absorben la luz y podrían ocultar una supernova de nuestra vista.
Para aquellos de nosotros que esperamos ver una supernova de la Vía Láctea con nuestros propios ojos, las posibilidades son más bajas y dependen de nuestra latitud en la Tierra. La última vez que ocurrió fue en 1604, cuando Johannes Kepler descubrió una, a unos 20.000 años luz de distancia, en la constelación de Ofiuco. Se encontraba en el norte de Italia en ese momento .
Los astrónomos creen que la probabilidad de que una supernova galáctica sea visible a simple vista desde algún lugar en la Tierra en los próximos 50 años es aproximadamente del 20 a 50%. Los habitantes del hemisferio sur tienen más probabilidades, ya que pueden ver más de nuestra galaxia en el cielo nocturno. Las probabilidades empeoran a medida que se avanza hacia el norte.
Los científicos van a dedicar todos sus esfuerzos en mejorar la forma de detectar el fenómeno porque según ellos, es algo que no se puede perder ya que ocurre cada uno o dos siglos.
El hallazgo, según sus autores, supone una gran noticia para los astrónomos, que disponen de cámaras de infrarrojos de alta potencia para apuntar al cielo en cualquier momento. El estudio sugiere que tienen una sólida oportunidad de hacer algo que nunca se ha hecho antes: detectar una supernova lo suficientemente rápido como para presenciar lo que sucede en el comienzo mismo de la muerte de una estrella. Hay que decir que el fenómeno es debido a que cuando una estrella masiva se convierte en supernova en el momento en que agota todo su combustible nuclear y su núcleo se colapsa, justo antes de que explote violentamente y lance la mayor parte de su masa al espacio.
El estudio de las supernovas en la Vía Láctea es posible gracias a que los astrónomos tienen detectores sensibles de neutrinos (partículas emitidas por el núcleo de una estrella en colapso ) y ondas gravitacionales (creadas por las vibraciones del núcleo de la estrella), que puede encontrar cualquier supernova en nuestra galaxia. La pregunta es si en realidad podemos ver la luz de la supernova, ya que vivimos en una galaxia llena de polvo, partículas de hollín que, según comparaciones de los científicos, es como observar el espacio a través de los gases emanados por un camión, que absorben la luz y podrían ocultar una supernova de nuestra vista.
Para aquellos de nosotros que esperamos ver una supernova de la Vía Láctea con nuestros propios ojos, las posibilidades son más bajas y dependen de nuestra latitud en la Tierra. La última vez que ocurrió fue en 1604, cuando Johannes Kepler descubrió una, a unos 20.000 años luz de distancia, en la constelación de Ofiuco. Se encontraba en el norte de Italia en ese momento .
Los astrónomos creen que la probabilidad de que una supernova galáctica sea visible a simple vista desde algún lugar en la Tierra en los próximos 50 años es aproximadamente del 20 a 50%. Los habitantes del hemisferio sur tienen más probabilidades, ya que pueden ver más de nuestra galaxia en el cielo nocturno. Las probabilidades empeoran a medida que se avanza hacia el norte.
Los científicos van a dedicar todos sus esfuerzos en mejorar la forma de detectar el fenómeno porque según ellos, es algo que no se puede perder ya que ocurre cada uno o dos siglos.
La
crecida del mar dentro de 5 mil años
Un estudio de «National Geographic» muestra los efectos
de un deshielo total, que supondría la desaparición de capitales como Nueva
York, Tokio y Londres.
Y es que según el prestigioso medio ha proyectado en su
revista como quedarían las zonas habitables dentro de 5 mil años si el
calentamiento global consigue derretir todo el hielo de nuestro planeta. Pues
la revista indica que zonas como Barcelona, el litoral gallego, la mitad de la
isla de Mallorca, el sur de Huelva y la costa de Cádiz: todo borrado del mapa,
sumergido bajo el agua del mar. Prácticamente parece el guión de una película
de catástrofe.
Cita textual de la revista: «Hay más de 20 millones de
kilómetros cúbicos de hielo en la Tierra». «Si seguimos añadiendo carbono a la
atmósfera, muy probablemente crearemos un planeta sin hielo, con una
temperatura media de quizás 27 grados centígrados, en lugar de los actuales
14».
Para ilustrar esta proyección, la revista ha desarrollado
un mapa interactivo que muestra los efectos de ese deshielo total. Y yo os
recomiendo que le echéis un vistazo porque hace un resumen de todo lo que
podría pasar dentro de ese periodo de tiempo. Muchas de las grandes urbes de
nuestro planeta desaparecerían.
Unos
estudiantes diseñan un brazo robótico 'superpoderoso' y 'superbarato'
Estudiantes de la Universidad de Pennsylvania, EE.UU. han
desarrollado un exoesqueleto revolucionario para la parte superior del cuerpo
que aumenta la fuerza del brazo del portador en 18 kilos.
Es un sistema imprimido en 3D que se alimenta de pilas.
Las pilas se colocan en la espalda del portador y se conectan al brazo robótico
a través de cables e hilos. Según los autores, el dispositivo sería muy útil
para la medicina, para facilitar el proceso de rehabilitación después de
traumas graves. Otro uso posible sería aliviar la vida de los especialistas
cuyas profesiones están relacionadas con levantar peso con frecuencia. Su
precio además es asequible comparado con otros prototipos, 2 mil dólares. Los
tres estudiantes estadounidenses ganaron a 650 participantes de todo el mundo y
obtuvieron unos 48.000 dólares para seguir desarrollando su obra y otros 16.000
como premio para el Departamento de Ingeniería de la Universidad de
Pennsylvania, de donde proceden.
Descubren
un cráneo alargado en Francia de hace 1.500 años
Arqueólogos franceses han hecho un descubrimiento
sorprendente durante una excavación en Alsacia, Francia. Se trata de un cráneo
alargado que se remonta hasta hace 1.500 años. El cráneo parece haber sido alargado
deliberadamente a través de la práctica conocida como deformación craneal, que
normalmente se asocia con las antiguas culturas mesoamericanas y fue practicada
extensamente en Europa, África, Asia, y América del Sur.
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