Dentro de la ufología
hay un fenómeno que particularmente siempre ha llamado la atención. Y
no es otra cosa que el contacto con otros seres. Es decir, casos de personas
que reconocen que se comunican con seres de otros mundos, con extraterrestres.
Contactan como una médium puede contactar con fantasmas, o como si fuese
su mensajero aquí en la Tierra. Pero claro, este fenómeno del contactismo
siempre se ha tomado con algo de recelo, de escepticismo, incluso algunos se
han intentado lucrar con ello. Y es que de todo parece que queremos hacer negocio. Pero luego hay personas con una capacidad innata para esto, porque
igual que existen personas que tienen ese sexto sentido para contactar con el
Más Allá y con espíritus de personas que ya no están entre nosotros, también
hay personas que contactan o han sido escogidas para enviar un mensaje de
aviso, una lección o consejo para todos. Y nos podemos hacer la pregunta, ¿Por
qué no pueden existir unos pocos elegidos en este mundo escogidos para recibir
y difundir ese “aviso” desde el Universo?
Y entre todos esos “contactados” aparece una mujer. Pero no es la típica historia de la abducción o del contacto espontáneo para dar un aviso apocalíptico o de invasión como le han pasado a algunos. Lo de Virginia Dangma se puede decir que es muy distinto a todo esto. Se convierte en parte de su vida, en parte de su luz. Y a través de psicografías Virginia anota esos mensajes de su guía cósmico, Eyin. Y en estas dos lecturas recoge todo lo que le cuentan estos guías, pero sepan que la mayoría de los mensajes van dirigidos al egoísmo humano, a nuestra evolución como especie, al daño mútuo que nos estamos haciendo. Y es que parece que las cosas que estamos haciendo con nuestro planeta y a nosotros mismos llama la atención, incluso, en otros confines del Universo.
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