Nos sumerjimos en las
páginas de los libros "malditos", o también llamados libros
perseguidos por el contenido o por el misterio que escondían sus autores. H
acemos un repaso a algunos de los manuscritos más enigmáticos desde la historia
medieval (como el Voynich o el Codex Gigas), el libro de Toth, el Necronomicón,
hasta llegar a algunos libros del siglo pasado como el Guardián Entre el
Centeno( con una historia oscura detrás repleta de crímenes), La Rebelión de
los Brujos, El Misterio de las Catedrales,... Libros codiciados en el mundo del
misterio. También destacaremos esa práctica macabra de forrar algunos libros
con piel humana, ¿mito o realidad? Exponemos algún que otro caso expuesto en
museo.
EL EXORCISMO DE ROBBIE
MANHEIM: A William Peter Blatty, autor de El Exorcista, antes de escribir la
famosa obra y posteriormente el guión de la película más terrorífica de la
historia del Séptimo Arte se basó en un caso de exorcismo recogido por un profesor
suyo en la escuela de Georgetown donde estudiaba, el padre William Bowder.
Aquel caso lo investigó hasta la saciedad y fue lo que inspiró esa idea para
recrear su exorcismo en la película, ¿quieren conocer la historia?
ARCHIVO OCULTO:
Conoceremos algunos de los 600 intentos de asesinato que intentó el servicio
secreto de los Estados Unidos para el líder revolucionario cubano Fidel Castro.
Algunos de esos casos rozaron hasta lo extraordinario por los métodos más
intrincados y casi sacados de la ficción, y es que la crisis geopolítica en
América en las décadas de los 50 y de los 60 dio para recrear muchas películas
de espías.
NOTICIAS: La sonda
Rosetta recoge los primeros sonidos del cometa con el que viaja; Nuevo caso de
caníbal en este caso en un pueblo pequeño de Gales; Última teoría sobre el
desaparecido avión MH 370, ¿pudo haber sido obra de un hacker informático?
LA OTRA CARA DEL CINE:
Abyss, de James Cameron (1989). Una película que no tuvo mucho éxito en
taquilla pero que muestra un mensaje de cambio para la humanidad, pero un
mensaje que fue dado de otras inteligencias extraterrestres que fueron
encontradas por casualidad en una expedición de rescate de un submarino
hundido. Aquellas inmersiones y viaje a las profundidades supusieron un reto para
los actores y para la grabación de esta película donde conoceremos muchos más
detalles.
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Los libros, ese instrumento tan
importante para el progreso de la
Cultura , han sido y siguen siendo, en ocasiones, un objeto de
persecución, maldito en muchos casos. La mayoría de esos libros malditos o
prohibidos están relacionados con lo inexplicable: la magia, la hechicería, lo
sobrenatural, la religión, la espiritualidad o la eternidad. Hay libros, de
hecho, sobre los que parece haber caído una maldición ancestral. Y la historia
está repleta de casos en los que se han perseguido textos prohibidos o han
existido libros en torno a los cuales se han sucedido crímenes y otros hechos
luctuosos.
En lo que a libros y lecturas
malditas se refiere, nos podemos remontar hasta el enigmático mundo egipcio.
Allí, en la mitología egipcia, Thot fue considerada la divinidad que inventó y
concedió al ser humano el don de la escritura. Se decía que actuaba como
secretario de las más oscuras divinidades y que, según esa misma tradición, se
aseguraba que Thot escribió un libro que compilaría todos los saberes de
medicina, la filosofía y la magia. En torno al Libro de Thot circularon diferentes desgracias y males. Así, se
pensó que en la confección de la pócima mortal que, supuestamente, mató a
Ramsés III tuvo alguna influencia este misterioso libro. Además, al Libro de Thot
se le atribuían otras desgracias y males en el antiguo Egipto. Por esa razón, a
lo largo de los siglos, estos ejemplares fueron desapareciendo uno tras otro. En
algunos textos se llegó a narrar, posteriormente, cómo algunas personas
consideraban que la ingestión de un papiro con las letras sagradas del Libro de
Thot podría proporcionar todo el saber del mundo. Como colofón a esta historia
mitológica del antiguo Egipto, se supone que Thot descendió de los cielos y
castigó a aquellos hombres que se habían hecho con el poder sagrado de su
libro. Así se explicaría el que la humanidad no contaría con aquel compendio
del saber divino que fue el Libro de Thot.
Otra parada obligada en lo respectivo
a los libros y el misterio es la mítica Biblioteca
de Alejandría, que comienza a compilarse en una fecha indeterminada, en
torno al siglo III antes de Cristo, quizá fundada por Ptolomeo I o alguno de
sus descendientes. Esta biblioteca fue, durante tres siglos, uno de los centros
culturales más importantes del Mediterráneo pues allí se reunían matemáticos,
médicos, astrónomos y artistas. Se afirma que se llegaron a custodiar en esta
biblioteca hasta 700.000 volúmenes –en rollos– aunque otros expertos reducen la
cifra hasta los 150.000 títulos. Tras sufrir varias vicisitudes, como incendios
y saqueos, el poder de la biblioteca fue decreciendo hasta que, finalmente, en
el año 640, Alejandría fue conquistada por los musulmanes y la biblioteca fue
destruida. En aquel templo del conocimiento que fue la Biblioteca de
Alejandría vivió un personaje fascinante: una de las mujeres más sabias de la Antigüedad : Hipatia, llamada de Alejandría. Este personaje es muy conocido también por la
película Ágora, que realizó, en 2009,
Alejandro Amenábar. La actriz Rachel Weisz encarnó a esta brillante astrónoma y
matemática, que dedicó su vida al estudio. Hipatia era hija de Teón,
bibliotecario en esta gran institución cultural, y se dijo que su familia había
consultado el legendario Libro de Thot. Los conocimientos de Hipatia asombraron
a todos los doctores y sabios de la ciudad aunque resultaba molesta para el
obispo Cirilo, que no toleraba las dudas y la heterodoxia cristiana de esta
mujer. En la primavera del año 415 Hipatia fue secuestrada por unos monjes, que
la llevaron a la iglesia de Cesáreo. Allí una turba de cristianos le dio muerte
de una manera cruel: la desnudaron, la golpearon con piedras y tejas hasta
descuartizarla y sus restos fueron paseados por la ciudad. La muerte de esta
auténtica mártir de la ciencia y la astronomía, y víctima del fanatismo
religioso, simboliza uno de los casos más detestables de la persecución de la
inteligencia.
En las bibliotecas de los
conventos y monasterios se guardaban libros malditos, prohibidos y
supuestamente peligrosos para la época. No siempre se destruían pues la Iglesia ha considerado que
para derrotar el mal hay que conocerlo bien de tal manera que, aunque
protegidos y no al acceso de cualquiera, estos textos estaban bien guardados y
se estudiaban. Entre esos libros secretos medievales encontramos los llamados grimorios. Los grimorios eran
recetarios mágicos y antiguos para preparar hechicería. Se solían editar en
formato pequeño, parecido a los libros de bolsillo actuales, porque así se
podían esconder fácilmente. Cualquier persona a la que se le encontrase un
libro de este tipo era perseguida por la Inquisición. Uno
de los grimorios quizá más famoso fue la Clavícula de Salomón. Clavícula quiere decir,
en latín, llave pequeña y da idea de lo que mostraban: la vía para formulaciones
de hechizos, amuletos y talismanes. En este caso, se utilizó la vinculación con
el célebre rey hebreo Salomón, que tuvo fama de ser uno de los magos más
importantes de la historia. Era pues muy común esa atribución a personajes
conocidos y de fama para conferirles autoridad; personajes que, por otro lado,
la tradición había impuesto un velo mágico, como esoteristas, alquimistas,
astrónomos y doctores.
En el caso de España, hay dos
ciudades que tienen un especial vínculo con estos libros malditos y prohibidos.
Se trata de Toledo y Salamanca. Toledo, como centro cultural
del mundo durante varios siglos, mezcla de la tradición cultural cristiana,
musulmana y judía, ofrecería una posibilidad única para los interesados en la
brujería, la hechicería y las artes mágicas. Por su parte, Salamanca, con su
célebre universidad, era un lugar especial para no sólo el estudio de la
alquimia, la astrología, la medicina, la filosofía o el derecho sino que, a
buen seguro, se impartirían clases empleando libros nigrománticos y libros
sobre el mundo del demonio, donde se explicaría cómo invocar al maligno. Muchos
de estos títulos vinculados con el lado oscuro se conservan en la biblioteca
del Monasterio de El Escorial, en la Biblioteca Nacional
de Madrid, en la Biblioteca Nacional
de París o en la Biblioteca
del Congreso de los Estados Unidos.
La persecución de libros y de
quienes eran sus autores o los poseían fue una constante también en épocas
posteriores y la
Inquisición tuvo un papel fundamental durante los siglos XVI
y XVII no sólo en España sino también en el ámbito de Hispanoamérica, en
México, en Perú o en Venezuela. Uno de los libros que sufrió persecuciones fue la Estenografía , obra
del monje alemán de Johannes Trithemius. Según explica Fernando Báez, autor del
libro Historia universal de la
destrucción de libros, la
Estenografía es “un libro que ha sido perseguido a lo largo
de todas las épocas, un libro que fue escrito en criptografía y que contiene un
mensaje que la Iglesia
y otros grupos han considerado lesivo para sus intereses y, por tanto,
perseguido constantemente”. La historiadora y escritora Mar Rey Bueno cree
que este apasionante libro tuvo mucha influencia en todos los magos a partir
del siglo XV. En la Estenografía , volumen
dictado durante un sueño, cuenta la leyenda, se describen métodos de escritura
secreta, telepática y telequinésica. El rey Felipe II lo mandó quemar por miedo
a su divulgación y desde 1609 aparecen en la lista de libros prohibidos por la Iglesia.
Este rey, Felipe II de España, pese a su fama de ultraortodoxo de la religión
católica y contrarreformista, fue un monarca al que le interesó mucho el
ocultismo y la magia. Fruto de ello se conservan muchos libros prohibidos en la
biblioteca que él mandó levantar en el Monasterio del Escorial. En esa labor
recopiladora participó un consejero extremeño del rey: el humanista Benito Arias Montano. Arias Montano
contagió al monarca esa pasión por lo oculto y, por su parte, el rey le
encomendó la misión de buscar esos libros condenados.
Otro gran libro maldito del siglo
XVI fue el titulado Una verdadera y fiel relación de lo ocurrido entre el doctor John Dee y
algunos espíritus. Su autor, el astrónomo y oculista inglés John Dee,
amigo de la reina Isabel I de Inglaterra, aseguraba que podía hablar con los
muertos y que podía transformar el plomo en oro. En este libro suyo que hemos
querido rescatar, que se publicó cincuenta años después de su muerte, describe
sus conversaciones con algunos espíritus y seres de otras dimensiones, establecidos
a través de una piedra negra.
Pero si hay una leyenda o un
libro legendario, ése es sin duda el Necronomicón. En la historia y en el
origen del Necronomicón hay más dudas
que certezas y más sombras que luces. Las leyendas han ido engordando la
trayectoria de este supuesto libro prohibido que, por cierto, nadie ha
perseguido ni aparece en listas de libros peligrosos. La leyenda afirmaba que
algunos de sus ejemplares se llegaron a confeccionarse con pieles humanas y que
su texto fue caligrafiado con sangre. Todas esas historias, a menudo embustes,
se deben a la literatura y a un escritor, Howard Phillips Lovecraft, uno de los
grandes autores de ficción junto a Edgar Allan Poe. El Necronomicón fue mencionado por primera vez en el cuento de
Lovecraft El sabueso, del año 1922.
Se cree que el Necronomicón fue escrito en el desierto
por un escritor y poeta trastornado que vivió hacia el año 700 antes de Cristo
en lo que hoy conocemos como Yemen. Se cuenta que este escritor, Abdul al
Hazred, pasó solo diez años en el desierto del sur de Arabia, un espacio, según
la leyenda, habitado por espíritus malignos. Acosado por una terrible
enfermedad, el poeta vivió sus últimos años en Damasco y allí, recluido,
escribió esta terrible obra. El Necronomicón
sería algo así como el compendio de todas esas visiones terroríficas que el
poeta habría tenido en sus retiros penitenciales y ascéticos en el desierto.
Mucho se ha dicho y escrito sobre este libro maldito, como que estaba
encriptado o escrito en una lengua rara, que venía acompañado de terroríficos
dibujos del demonio o que resulta imposible comprenderlo si ser un iniciado.
En el siglo XX también hemos conocido
libros sobre los cuales se han sucedido hechos trágicos. Es el caso de una
novela que, cuando se publicó, allá por los años cincuenta, generó muchas
controversias, catapultó a la fama a su autor y pronto se convertiría en el
icono de la rebeldía adolescente. Estoy hablando de El guardián entre el centeno,
muy conocida, seguro, entre nuestros oyentes y que guarda –muy a su pesar–
varias historias de crímenes.
El guardián entre el centeno, escrito en primera persona,
recordemos, cuenta las experiencias de Holden Cualfield en la ciudad de Nueva York,
después de serle notificada su expulsión de la escuela preparatoria. Holden
Cualfield se convirtió en un icono de la rebeldía adolescente durante los años
50 y 60. Su historia, la de un joven solitario, depresivo, a veces borracho y,
sobre todo, atormentado con su propia vida y con los que le rodean –a excepción
de su hermana pequeña Phoebe–, conmovió a la sociedad estadounidense de la
época y aún hoy suma tantos seguidores como detractores. El título original en
inglés (The Catcher in the Rye) hace
referencia a una reflexión que el protagonista realiza en el libro sobre la
letra de un poema, que trata sobre un catcher
(alguien que agarra o sujeta) y que evita que “los niños caigan en el
precipicio”:
Muchas veces
me imagino que hay un montón de niños jugando en un campo de centeno. Miles
de niños. Y
están solos, quiero
decir que no
hay nadie mayor vigilándolos. Sólo yo. Estoy al borde
de un precipicio y mi trabajo consiste en evitar que los niños caigan en él. En
cuanto empiezan a correr sin mirar a donde van, yo salgo de donde esté y los
cojo. Eso es lo que me gustaría hacer todo el tiempo. Vigilarlos. Yo sería el
guardián entre el centeno. Te parecerá una tontería, pero es lo único que de
verdad me gustaría hacer. Sé que es una locura.
J. D.
Salinger, El guardián entre el centeno.
El carácter misógino y depravado
del autor, de J. D. Salinger, según varias biografías, fue clave para moldear
la personalidad del protagonista de El
guardián entre el centeno. Para conseguirlo, Salinger se sirvió de un lenguaje
ofensivo y de continuas referencias al alcohol, las drogas y la prostitución.
Algo que llevó a muchos a pensar que este relato albergaba un mensaje encubierto
para futuros matarifes. El guardián entre
el centeno ha sido uno de los libros preferidos para desequilibrados
mentales y personajes ilustres a partes iguales. A su vez, y aunque parezca
contradictorio, ha sido obra de lectura obligada de colegios de todo el mundo,
sobre todo en Estados Unidos, así como la obra que más peticiones de censura ha
acumulado. Seguro que muchos de vosotros la habréis leído en el instituto, como lectura recomendada en la asignatura de Ética.
Quizá lo que a lo mejor muchos
desconocen es que El guardián entre el
centeno está relacionado con una leyenda macabra, según la cual esta obra
sirvió de inspiración a algunos de los más viles asesinos de los años 80. Mark
David Chapman, asesino de John Lennon, fue uno de ellos. La mañana del 8 de
diciembre de 1980 se hizo con un ejemplar de la obra de Salinger, que le
acompañaría horas después en el momento de matar con cinco tiros al ex Beatle.
Tras su arresto, en su declaración a la policía, Mark David Chapman dijo: “Estoy seguro que la mayor parte de mí es
Holden Caulfield, el personaje principal del libro. El resto de mí debe ser el
Diablo”.
Un año después, en 1981, John
Hinckley Jr. intentó matar a Ronald Reagan, por entonces presidente de los
Estados Unidos de América, para impresionar a la actriz Jodie Foster a la que
acosaba. John Hinckley Jr. también declaró que estaba obsesionado con este
libro. Una tercera muerte ha valido para que la novela El guardián entre el centeno sea calificada de “maldita”: Robert
John Bardo también llevaba el libro consigo el día que asesinó a la actriz Rebecca
Shaeffer en su apartamento de Los Ángeles. La actriz Rebecca Shaeffer fue
acosada y luego asesinada por Robert John Bardo, un fan obsesivo que la estuvo
acechando durante tres años. Casi como un talismán, estaba presente esta novela
de Salinger.
A pesar de que no se han
realizado adaptaciones cinematográficas como tal de El guardián entre el centeno, el séptimo arte también ha
contribuido para hacer más intenso el misterio que envuelve este libro maldito.
Las páginas escritas por Salinger y su controvertida personalidad han servido
de inspiración para varias películas de ficción. Quizá la más famosa sea Conspiración, dirigida por Richard
Donner y estrenada en 1997. En ella, Mel Gibson interpreta a un taxista de
Nueva York, Jerry Fletcher, a quien le obsesionan las conspiraciones y que
compra un ejemplar de El guardián entre el centeno cada vez que
lo ve en un escaparate. En 2007, se estrenó Chapter
27, una cinta que retrata el perfil psicológico del verdugo de John Lennon:
Mark David Chapman. Dirigida por Jared Leto, la película tiene múltiples
referencias al libro de Salinger y resultó bastante polémica porque los fans de
los Beatles creyeron que, con ella, se ensalzaba la figura del asesino de
Lennon. Lo que de verdad resulta extraño es llegar a pensar que algunos jóvenes
intentasen llevar la tormentosa visión del protagonista de El guardián entre el centeno, Holden Cualfield, hasta el extremo de
convertirse en asesinos. Hablaríamos más bien de personalidades trastornadas a
las que quizá el libro del autor estadounidense terminó de desequilibrar. ¿O
bien el propio Salinger tampoco andaba muy cuerdo cuando escribió esta novela
en 1951?
Comienzo de la novela El guardián entre el centeno:
“Si de verdad les interesa lo que
voy a contarles, lo primero que querrán saber es dónde nací, cómo fue todo ese
rollo de mi infancia, qué hacían mis padres antes de tenerme a mí, y demás
puñetas estilo David Copperfield, pero no tengo ganas de contarles nada de eso.
Primero porque es una lata, y, segundo, porque a mis padres les daría un ataque
si yo me pusiera aquí a hablarles de su vida privada. Para esas cosas son muy
especiales, sobre todo mi padre. Son buena gente, no digo que no, pero a
quisquillosos no hay quien les gane. Además, no crean que voy a contarles mi
autobiografía con pelos y señales. Sólo voy a hablarles de una cosa de locos
que me pasó durante las Navidades pasadas, antes de que me quedara tan débil
que tuvieran que mandarme aquí a reponerme un poco. (…)”.
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