VAMPIRISMO es el tema
principal en el que se ahonda este programa. Hacemos un repaso a los primeros
ritos de sangre que podrían haber dado el origen de este fe nómeno, un paso por
quién era Bram Stoker y cómo se le ocurrió aquella obra de Drácula. Y contamos
algunos de los casos de vampiros que atormentaron las leyendas de ciertos
lugares de España como la vampira de Barcelona o aquel extraño caso del ataúd
maldito que hizo escala en el puerto de Cartagena y que hizo un viaje de ida y
vuelta hasta La Coruña, pero en ese viaje hubo desapariciones extrañas, ¿La
leyenda de Drácula pasó por España? ¿Qué hay detrás del mito del vampiro?
ARCHIVO OCULTO:
Conocemos la División Paranormal de las SS, porque en el régimen nazi aparte de
todos los avances científicos y militares que se estaban probando había otro
departamento más que estaba preparando el "renacer nazi", una nueva
religión, un nuevo poder,... ¿quieren conocer más de esa división secreta?
NOTICIAS: Misteriosa
piedra encontrada en Rusia con una especie de chip en su superficie que podría
estar datado de más de 250 millones de años; El cometa 67P contiene una
superficie helada a menos de 170 grados; nuevo caso extraño ocurrido en cielo
ruso, un conductor graba un vídeo de escasos diez segundos en los que el cielo
se hizo de día de repente en plena noche.
EXTREMADURA ENIGMÁTICA:
En esta ocasión nos acercamos a la localidad de Tentudía para hablar de su
precioso monasterio y de una aparición mariana ocurrida en este lugar, otro
rincón de la región extremeña con una historia rica detrás.
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La imagen del vampiro
se ha ido incorporando en nuestra cultura como un personaje de ficción,
mientras que el cine ha llevado el mito hacia un concepto cada vez más fabuloso
e increíble. Pocos son los que conocen si hay algún trasfondo real detrás de
este personaje. Lo cierto es que el mismo mito del vampiro ha sufrido una
importante evolución desde Carmilla, novela escrita por Sheridan Le Fanu, en
1872, y el Drácula de Abraham “Bram” Stoker. Al principio fue adaptado por el cine
en figuras como el Drácula que acabó enloqueciendo a Bela Lugosi, su
protagonista, o el monstruoso y a la vez extrañamente sensual Nosferatu.
Aproximaciones y visiones más modernas, como Drácula, de Coppola, o el Lestat,
de Anne Rice, culminaban la última versión del mito.
Estas nuevas visiones del mito nos enfrentan con algo
distinto: el vampiro como un ser distinto, perteneciente a una raza paralela,
con sus conflictos y su propia sensación de marginación, no siendo ya un
esbirro del Diablo, sino tan solo un ser de otra especie que precisa
alimentarse y trata de hacerlo cazando para sobrevivir. Uno piensa, viendo
estas nuevas versiones del vampiro, si muchos de sus rasgos no parecen
coincidir con algunas personas que andan entre nosotros.
Probablemente la patética imagen del sorbedor de sangre
nos aleja de pensar que esa imagen de ficción oculta otras formas mucho más
reales de vampirismo que no pertenecen en absoluto a la imaginación. También
podemos encontrarnos leyendas relativas al vampirismo en todo el mundo e
incluso sociedades que interpretan el vampirismo como una forma de culto para
conseguir ciertas transformaciones místicas u orgánicas, sin que ello les lleve
necesariamente a matar humanos para beberse su sangre. Existen unos vampiros
auténticos, como los murciélagos, que chupan sangre, inoculando a veces la
rabia a sus víctimas y produciendo síntomas que tal vez pudieran ser el origen
de más de una leyenda de vampiros.
El gusto por la sangre, por nuestra propia sangre humana,
ha sido siempre ritual desde civilizaciones antiguas. La importancia de tenerla
como la fuente de la que mana vida, permanece caliente en el cuerpo y sirve
para salvar a otro semejante del mismo grupo sanguíneo. Los sacrificios de
sangre eran considerados como peticiones de los dioses en muchas civilizaciones
antiguas. Los antiguos textos rituales dan poca información en cuanto al
significado de los ritos realizados, por lo que debemos sacar algunas
conclusiones de lo poco que se ha dicho. Uno de los libros bíblicos del Antiguo
Testamento, el Levítico, cuenta con respecto a la sangre su vinculación a la
prohibición de comerla. “Porque la vida de la carne está en su sangre, y os la
he dado para hacer expiación por vuestras vidas en el altar, porque, como la
vida, es la sangre la que hace expiación” (17:11, Nueva Versión Estándar
Revisada). Aquí la sangre hace expiación, y eso se debe a que la vida está en
ella; pero debido a que esa sangre es derramada, también puede representar la
muerte.
Entonces con esta aproximación histórica, con este primer
acercamiento a lo que cuenta un texto antiguo ya tenemos esa dicotomía de vida
y muerte que representa la sangre. Los romanos practicaban esos extraños
rituales a través de las batallas de gladiadores, los egipcios y mesopotámicos
utilizaban el enterramiento pero a la vez eran partidarios de convertir la
sangre en veneno para que el elegido que entraba en la tumba no pudiese tener
ningún hálito de vida en su cuerpo. Y los celtas, pues son conocidas sus
ofrendas de animales y de personas que sacrificaban con cortes en el cuello,
dejando que ese alma llegue a los dioses venerados a través de la pérdida de
sangre que se recogía en vasijas que representaba el “liquido de vida”
bendecido de los cielos. Incluso los mayas y los aztecas tenían sus propios
rituales y ofrendas de sangre a sus dioses, con técnicas variadas como muchas
otras. Pero con el mismo fin. Ofrecer la carne y la sangre de sus semejantes
para que los dioses se mantuviesen con vida y con energía placentera para
seguir trayendo bendiciones a los pueblos que los representaban, así se
consideraba por entonces. ¿Podría ser esto el comienzo de la leyenda vampírica
tal y cómo la estemos conociendo ahora?
Ese intercambio “energético” que se hacía en los tiempos
más antiguos, pudo ser el comienzo de algo más oscuro, la lucha y la
adquisición de la energía vital del otro, todo por ser el más fuerte, para
mantenerse vivo. Tal vez valga la pena profundizar en nuestros conceptos y
renovar nuestros estereotipos para descubrir que la figura del vampiro puede
ser algo inquietante y quizás algo muy real y próximo a nosotros. No son muchos
los que han leído la novela original Drácula (1897), del escritor irlandés Bram
Stoker. No fue sin duda la primera obra literaria que se ocupaba de los
vampiros. Ni siquiera era la primera de Stoker, que ya había escrito poco antes
El invitado de Drácula, pero sí la
que alcanzó la fama y fue llevada al teatro y al cine.
De
las numerosísimas películas sobre vampiros, inspiradas sin duda en la obra de
Stoker, sobresalen unas pocas. Nosferatu, en 1922, obra maestra del cine mudo,
dirigida por F. W. Murnau, es la primera gran creación en torno a este mito (y
que ya analizamos en nuestra sección dedicada al cine). Con esa primera imagen
terrorífica y desgarbada que atormentaba a la protagonista femenina de la que
estaba obsesionado. Mucho se ha escrito sobre las supuestas fuentes de
inspiración de Stoker. También se ha dicho mucho sobre la figura histórica de
Vlad Tepes, Draculea («hijo del diablo», en rumano). En cuanto a las
especulaciones sobre los motivos que tuvo Stoker para basarse en la figura de
Drácula, van desde considerar al salvaje personaje histórico, caracterizado por
su negra crueldad y roja pasión por la sangre, como simplemente un pretexto en
el cual inspirarse para crear un monstruo morboso sediento de sangre humana.
Pero
sus motivaciones son más atribuidas al hecho de pertenecer a grupos ocultistas.
Por otro lado, hay que atribuir sus motivaciones al hecho de pertenecer a
grupos ocultistas. Pero para comprender estas consideraciones esotéricas es
preciso presentar en estas páginas un esbozo de lo que fue el ambiente
victoriano de la época que le tocó vivir a Stoker, y de la prolífica generación
de sociedades secretas y personajes de todo tipo, caracterizados por sus afanes
místico-trascendentes-mágicos. El largo reinado de la Reina Victoria, convierte
a Gran Bretaña en la metrópoli de un inmenso imperio que abarca los cinco
continentes. La revolución industrial, con el inicio de la era del maquinismo,
siembra el país de hierro, vapor y movimiento. La rica y emprendedora burguesía
vive una época de lujo y refinamiento como no se habían visto desde los tiempos
clásicos. Aparece un nuevo culto, esta vez dedicado a la laica ciencia, y su fe
no deja de ser tan ciega como la de otras advocaciones. Todo el mundo, al menos
los mínimamente ilustrados, cree en la mejora y solución de cualquier problema
por el avance y progreso de la técnica, que nos llevará a la mejor de las sociedades
posibles. En este ambiente de confianza en el futuro hay, sin embargo, algunos
claroscuros que enrarecen el clima ya de por sí brumoso de Londres. El progreso
no beneficia a todos en las mismas proporciones. La mayoría de la población
vive en una postración total, en unas condiciones de trabajo y vida
deprimentes. La inseguridad vital, genera otra de existencial, y las calles
racionalmente adoquinadas y dispuestas, cubiertas de esa capa de rocío
provocada por la niebla sucia reflejan el miedo de las gentes, miedo a la
incerteza y a lo desconocido.
Aparece
otra figura tristemente real: Jack el destripador. El temor atenaza a las
gentes y se propagan oscuras historias sobre extraños rituales y cultos. El
miedo adopta la peor de sus formas, la de lo desconocido. La doble moral de la
sociedad victoriana, que niega el deseo sexual, encierra a las mujeres decentes
entre corsés que solamente pueden quitarse en el oscuro dormitorio con el fin
de procrear. La virilidad contenida de los caballeros se desfoga en burdeles y
lupanares. Inmerso en este contexto de decadencia social aparece, en 1887, una
sociedad secreta que marca el destino de buena parte del ocultismo y la magia,
y, según algunos autores, también de la historia contemporánea. Se trata de The
Golden Dawn (El Alba Dorada). A ella pertenecen varios miembros destacados de
la cultura y el arte británicos. La Hermética Orden del Alba Dorada
(originalmente en inglés: Hermetic Order of the Golden Dawn) era una
fraternidad de magia ceremonial y ocultismo, fundada en Londres en 1888 por
William Wynn Westcott y Samuel MacGregor Mathers. La Orden Hermética del Alba
(Aurora) Dorada es una “sociedad” hermética de carácter secreto esotérica
occidental. Es depositaria del saber hermético, cabalístico, alquímico, teúrgico,
del gnosticismo cristiano y la tradición rosacruz, entre otros.
Abraham
Stoker era miembro de esa Golden Down. Uno de sus contactos y mejores
influencias dentro de esa orden era un galés llamado Arthur Machen, un oscuro
personaje que influyó en esa imagen del Drácula que representaría más tarde
Stoker. Un fragmento largo que habla del pecado como la tentativa de obtener el
éxtasis y un saber que no son ni han sido jamás dados al hombre porque el que
lo intenta se convierte en demonio. Así lo plasmó el escritor irlandés, Vlad y
sus bosques de empalados, atrocidades que para él significaban una voluntad
mística por descender al abismo del mal y del pecado. «El empalador» se
regocijaba en la muerte y en lo oscuro y siniestro; su vida la dedicó a algo
que nada tiene que ver con la ascensión a los claros cielos, y si a tenebrosos,
húmedos y terrenales mundos de horror y vitalidad. Con tales notas biográficas,
se comprende la elección de Stoker para su príncipe de las tinieblas. Además,
se sumaban sus conocimientos sobre la existencia de una gran tradición en el
este de Europa en cuestión de vampirismo y magia póstuma. En 1890 nuestro autor
conoció además, en una cena, a Hermann (Arminius) Vambery, famoso orientalista
húngaro, destacado por sus investigaciones sobre las culturas de Asia central,
Turquía y también de su propio país. Vambery completó a Stoker en relación a
las informaciones que sobre las connotaciones positivas, que se atribuyen en
oriente a la figura del dragón, mientras en occidente se le atribuye una
representación de las fuerzas del mal.
Esta visión la poseía debido a sus estudios a través de la Golden Dawn.
Su relación con los Drácula y la estancia de Vlad Tepes en Turquía, ofrecen
inquietantes relaciones.
En
el ambiente victoriano de fin de siglo, no es de extrañar que una obra
sangrante y oscura como la de Drácula tuviera un gran éxito. Se representó en
el teatro, teniendo gran aceptación de público, al que se obsequiaba en la
entrada con un volumen de la obra y una cajita, de la cual, una vez abierta,
salía volando un pequeño murciélago. Bram Stoker muere en 1912. Malas lenguas
afirman que ya moribundo repetía sin cesar: «Strigoiu… strigoiu…» («El vampiro…
el vampiro»). Quién sabe lo que veía en esos momentos. El origen de los vampiros,
tal y como los entendemos actualmente, está en los Balcanes. Entonces podría
interrogarse sobre la aparición de los vampiros en la literatura occidental. Es
posible que se desee comprender de que forma y en que momento la figura del
no-muerto, chupador de sangre, aparece en nuestra cultura. Por que una cosa es
bien cierta. Mientras que las historias de apariciones fantasmales se dan por
doquier, las narraciones sobre vampiros son muy escasas.
La
plaga de vampirismo que vivió la Europa balcánica y eslava, entre los siglos
XVI y XIX, tal vez puede ser equiparada a la de las brujas de occidente. Y
quien sabe si las razones psicológicas, religioso-culturales y médicas que
motivaron unas, justifiquen las otras. Fíjense que este giro de acontecimientos
se produce en el siglo de las luces, XVIII. Ya en ese siglo se empiezan a
recoger los primeros informes oficiales, quejas de numerosos lugareños, y demás
testimonios. Incluso la Iglesia, a través del Papa Benedicto XIV atribuye el
fenómeno a la avidez de los eclesiásticos locales, que alimentaban las
creencias en dichos seres entre la población autóctona para ser más requeridos,
y pagados, por oficiar los numerosos exorcismos que el fenómeno requería. Sea
como fuere, las epidemias de supuestos vampiros asolaron Oulos, en 1708,
Meduegya y Belgrado, en 1725 y 1732, toda Serbia, en 1825, Hungría, en 1832 y
Danzig, en 1855. También fue devastador en otras épocas, dando lugar a
acalorados debates en las universidades centroeuropeas, especialmente en la de
Leipzig. Los médicos simplemente intentaron atajar el mal sin comprobar jamás su
naturaleza. El resultado final bien pudo parecerse a un holocausto, si no fuera
porque las víctimas de los atroces ritos de estacamiento, degollación e
incineración, ya estaban muertas cuando los padecieron.
DATOS
A DESTACAR:
3
“vampiros” reales de la historia:
-
Jure Grando, “el primer vampiro”: Es la primera
persona que figura en un registro histórico bajo la nominalización de
“vampiro”. Fue un viejo campesino de la península de Istria, región que hoy
conforman los territorios de Croacia, Eslovenia e Italia. Si bien no se sabe la
fecha de su nacimiento, Jure Grando habría fallecido en el año 1656, pero hasta
1672 su “fantasma” o su cuerpo vuelto en vida aterrorizó a los pobladores de la
región durante unos 16 años. En los documentos, los locales le llamaban “el
Strigon”, lo cual se traduce como “el vampiro” y según allí se dice, los
pobladores eran acosados durante la noche, cuando este hombre recorría el
pueblo golpeando la puerta de sus hogares, aún después de muerto. Al día
siguiente, un miembro de la familia que había recibido los golpes de Grando en
su puerta amanecía muerto. Los pueblerinos, hartos de la situación, decidieron
enfrentar a este hombre en compañía del sacerdote del lugar. De acuerdo a lo
que se menciona en los documentos, luego de profanar la tumba de Grando y en el
nombre de Dios expulsar al Strigon, numerosas lágrimas brotaron de los ojos del
cadáver, el cual se quitó del sepulcro y fue decapitado. Hoy, este lugar tiene
un gran valor antropológico, histórico-cultural y por supuesto, turístico.
-
Elizabeth Bathory, “la condesa
sangrienta”: La Hungría del siglo XVI fue testigo de
toda una “serial killer” como fue la
condesa Elizabeth Bathory que desde lo más alto de la aristocracia húngara, se
divertía con la tortura, el asesinato y el abuso de los campesinos. “La condesa
sangrienta”, como se la llamó después de haber sido enjuiciada por sus
atrocidades, es la mujer con más homicidios de la historia de la humanidad de
la cual se tienen registros. Elizabeth Bathory, obsesionada con la belleza y la
idea de la vida eterna, asesinó al menos 80 personas y aunque no se ha podido
corroborar, se estima que en realidad fueron más de 650. De acuerdo a los
relatos folclóricos locales, esta delirante mujer se bañaba con la sangre de
doncellas vírgenes de la región para mantenerse jóven y hermosa, aunque cabe
destacar que muchos son los historiadores que discrepan con este postulado. Luego
de su juicio, Bathory fue sentenciada de por vida a ser emparedada viva. De
este modo, se la encerró en uno de los muros de su castillo con el espacio
suficiente como para recibir aire y alimentos. Después de años de agonía tras
los muros, la condesa dejó de existir. Sin dudas, es una historia que aportó
mucho al mito del vampirismo y aunque quizás nunca sepamos qué motivo a una
mente tan disfuncional como la de Bathory, el caso aún llama la atención de
numerosos investigadores, antropólogos e historiadores.
-
Vlad Tepes, “el empalador”:
Vlad Drăculea, el protagonista del Drácula de Bram Stoker.
Tristemente Enriqueta Martí no solo secuestraba los niños para hacer ungüentos, primero los prostituía y cuando ya no le eran rentables hacia sus pócimas i demás para la alta burguesía catalana, y que nunca se investigó por dos razones por la posición de los compradores/pederastas que iban a su burdel y porque se tenía muy presente la setmana tràgica y no querían que se repitiera así que mandaron al ABC que falsera la noticia sobre los clientes.
ResponderEliminarEs más ella llego a amenazar que si le intentaban hacer algo hablaría que por algo tenía una distinguida clientela