Esta semana estamos de
enhorabuena, porque El Secreto de la Caverna celebra su programa número 50 con
un recordatorio de nuestros TERRORES INFANTILES.
Durante nuestra
infancia han sido diversas las pesadillas y manías que nos hacían temer a la
oscuridad de la noche, ¿cuáles han sido los más destacados? Parte de el equipo
de "EL SECRETO DE LA CAVERNA" confiesa esos miedos más profundos
cuando fueron pequeños y analizamos desde un punto de vista psicológico lo que
pueden suponer esas experiencias para la edad adulta.
ARCHIVO OCULTO: El
fallecimiento de Alberto Nisman sigue siendo lo más comentado en el país
argentino y a nivel mundial por ser ya un escándalo a un nivel ya casi de
película de espías. Contamos nuevos datos sobre este caso que se ha convertido
en toda una teoría de la conspiración con varias figuras implicadas y con un
interés de fondo.
NOTICIAS: Científicos
escoceses consiguen ralentizar la velocidad de luz de un fotón con un curioso
experimento; Francia, preocupada por diversos avistamientos ovnis en algunas de
sus instalaciones nucleares.
EXTREMADURA ENIGMÁTICA:
"El Crimen de Don Benito". Antes del ya famoso conocido crimen de
Puertourraco, quizás el más mediático y conocido que se produjo en Extremadura,
hubo uno 88 años antes que fue mucho más organizado todavía y que tuvo como
víctima a una joven que sufrió los despechos de un cazique obsesionado con
obtenerla. Un asesinato que el mismo Pío Baroja no supo contar en sus escritos
y que influenció en la mentalidad de aquel pueblo conocido ahora como una
ciudad: Don Benito.
¡¡Gracias por haber
estado con nosotros durante 50 programas!! ¡¡Seguiremos con más audios y
programas, ya que 50 programas no se cumplen todos los días!!
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Cuando somos niños,
parece que desarrollamos un sexto sentido. Un sentimiento de poder ver o
recrear cosas en nuestra imaginación que muchos adultos no ven o no quieren
ver. En la noche oscura, el infante puede ver en las sombras como una mano
alargada con garras que se le acerca, puede ver una forma humana con sombrero o
capa que se le acerca o en su viaje por los sueños se pueden formar las mayores
aberraciones monstruosas y variopintas que nos atormentan muchas noches, a
veces incluso sacada de las mismas vivencias de la realidad. La pregunta puede
ser, ¿son sólo fantasías? ¿o son imágenes que se quedan en ese universo que con
el paso de los años y del aprendizaje adulto vamos olvidando?
También puede plantearse como una inquietante verdad que
se crea a través de nuestras emociones, a través de una enfermedad, y que
quedan atrapadas en ese otro mundo paralelo de los sueños o pesadillas. Las
fantasías, los terrores infantiles o los miedos en la noche es un fenómeno que
le ocurren a miles de niños en el mundo, nos ha pasado en esa etapa, aunque no
nos acordemos, y muchos todavía se acuerdan de esos miedos, de esas
perturbaciones nocturnas. Algunos de los niños que lo sufren lo plasman a
través de un dibujo, se lo cuentan a sus padres aunque estos no le crean, o se
lo guardan para sí mismos con tal valentía. Muchos psiquiatras y psicólogos a
través del estudio y del tratamiento con varios casos achacan este fenómeno al
desarrollo cerebral del niño que se distorsiona a veces de la realidad y que
crea esas alteraciones. Todos tenemos en nuestros primeros años de vida esa
antena cerebral que parece que vamos perdiendo, una antena fantástica y
misteriosa que nos hace ver seres que no todos podemos ver, y que se
manifiestan en las pesadillas.
Vamos a recordar un caso muy conocido para intentar
plasmar esto que estamos contando. La Historia del Hombre del Sombrero puede
que os suene, ya ha sido tratado en varias ocasiones. Hubo un caso con esta
figura en una pequeña familia de Canarias. ¿El protagonista? El niño: Jaime.
Con tan sólo 8 años de edad, Jaime vivía atormentado por sus pesadillas tan
violentas que le atormentaban cada madrugada. El niño no descansaba, algo le
estaba perturbando el sueño cada noche en su tiempo de sueño; un hombre con
bigote, con capa y con sombrero parecía ser la imagen que él mismo plasmaba en
esos dibujos que hacía. Una imagen que para él cobraba vida en las noches de
sueño, a veces incluso creía que era la auténtica realidad. Ese miedo poco a
poco le produjo en Jaime el no querer ni vivir en su propia casa. Los padres no
sabían que hacer. Se descartaba cualquier tipo de enfermedad que podría sufrir,
incluso recibió hasta un exorcismo que acabó oscureciendo aún más la historia
de Jaime. ¿Por qué esa aparición misteriosa de un hombre sombrero y capa? ¿Es
una recreación común de la mente infantil? ¿El verdadero hombre del saco? ¿o es
el tulpa que se ha creado y asentado con el tiempo a través de la creencia
onírica?
Y
es que esa imagen tan aterradora que tiene décadas de existencia, la del Hombre
del Sombrero, sirvió de inspiración a Wes Craven para crear esa imagen fílmica
de Freddy Krueger, el tulpa monstruoso de las pesadillas por excelencia. El
mismo Craven ha contado que se basó para diseñar a ese personaje en una
experiencia que tuvo cuando era niño; cuando vio por la ventana de su casa un hombre de aspecto aterrador caminando por
la calle con un sombrero de borde plano, con un rostro aterrador difícil de
describir que cuando miró directamente al joven Craven sintió un miedo que
nunca había experimentado. Él mismo relata aquello como una historia que no
sabía si la estaba soñando o la estaba viviendo realmente.
Y
esa imagen que parece que ha perdurado como una extraña sensación de amenaza,
porque parece que te está observando, ha sido siempre considerada como el
reflejo de nuestros más profundos miedos. Porque parece que el miedo nocturno
se convierte en esa sombra con sombrero que parece no aguardarnos nada
agradable. Imágenes de monstruos, de garras que intentan cogernos, de rostros
que parece que nos sonríen y nos atormentan,…son algunos de los ejemplos de lo
que el niño puede ver en esas pesadillas. Un modo de ahuyentarlas puede ser la
forma de contar cuentos, pero, ¿y si los cuentos de hadas de toda ya fueran de
por sí extractos de lo macabro, de lo pesadillesco? Pues ahondamos ahora con
ese asunto.
En
un mundo en el que tenemos de forma gratuita elementos tan salvajes como el
sexo, la crueldad, los asesinatos, vistos muchos de ellos en informativos de
sobremesa, pues son elementos que han estado permanentemente en esas historias
o cuentos infantiles que siempre se nos han utilizado para hacernos dormir o
hacernos emocionar. ¿Qué pasa con esto? Que se ha endulzado porque se pueden hacer varias interpretaciones de los
cuentos de toda la vida, pero imagínense lo que hubiese pasado si esos cuentos
como Cenicienta, Pinocho, Caperucita Roja, La Sirenita,…algunas de estas
historias se han convertido en éxitos de cine y miren por dónde, el tema va
relacionado con pesadillas, con lo macabro, ¿qué lado oscuro se esconde detrás
de estas historias donde muchas salieron de una mente ya macabra de por sí para
crear historias como la de Edgar Allan Poe, Perrault o los Hermanos Grimm?
Historias
originales que ustedes pueden consultar por la red, sin entrar en si pueden ser
ciertas o no, tenemos los valores del ataque cruel de un lobo a una abuela y su
nieta en la historia de Caperucita Roja (donde en la historia real incluso se
incluye una violación); del infanticidio en la historia de Hansel y Gretel
(cosa muy común en la época de la Edad Media donde se hacía por necesidad de
hambruna); del maltrato y explotación que recibió la Cenicienta (que también
oculta esa versión original donde las hermanastras se realizaron esos cortes en
los pies para que les entrara ese zapatito de raso); el cambio a la humanidad
que hace la Sirenita para cosneguir a su apuesto príncipe (donde en verdad su
autor Hans Christian Andersen cuenta que el embrujo al que fue sometido la
princesa del mar fue caminar como si pisara cuchillos y encima ese príncipe acabaría
enamorándose de otra mujer por lo que la sirena se lanzó al mar y acabó
diluyéndose en espuma marina); el rapto de los niños que se cuenta en la
versión original del Flautista de Hamelin o el triste final que le aconteció a
esa niña llamada Ricitos de Oro que no parecía una niña tan agradable como se
cuenta en esa otra versión que nos contaron. Estos son algunos ejemplos de cómo
a veces se tiene que poner un filtro para que esas historias que son
maravillosas no sean descubiertas por su otro lado. Ya de por sí estos cuentos
que nos han contado para evitar miedos casi que nos desvelan otros que el niño
detecta a pesar de su inconsciencia. Y aquí viene el planteamiento: “Queremos que nuestros hijos crean que los
hombres son buenos por naturaleza. Pero los niños saben que ellos no siempre
son buenos; y a menudo, cuando lo son, preferirían no serlo. Esto contradice lo
que sus padres afirman, y por esta razón el niño se ve a sí mismo como un
monstruo.” Ese monstruo que nos atormenta en nuestras pesadillas.
Los informativos, tal y como están, un niño no los debería ver Silvia
Álava Sordo/Psicóloga
Un
miedo siempre es verdad y real para el niño que lo tiene.
Katam de Jalab Atamatak. Psicóloga
DATOS
DE INTERÉS
PESADILLAS
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TERRORES NOCTURNOS
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Normalmente el
niño se despierta durante el episodio y recuerda el contenido del sueño.
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A pesar de que
puede incorporarse de la cama e incluso llorar o gritar, resulta muy difícil
despertarle. No recordará nada.
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Los contenidos
del sueño recordados son muy elaborados.
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Contenidos
inexistentes o muy vagos del episodio.
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Durante los
episodios no suelen aparecer movimientos ni vocalizaciones ya que no existe
tono muscular. En el caso de que aparezca alguna palabra o grito indica el
final de la pesadilla.
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Pueden
aparecer verbalizaciones y/o vocalizaciones por la presencia de tono
muscular.
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Al
despertarse: sensación de miedo y ansiedad asociadas al recuerdo de las imágenes
oníricas.
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Se experimenta
una intensa ansiedad con gran activación autonómica.
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Aparecen en la
fase de sueño REM.
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Aparecen en el
sueño No REM.
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Suelen darse
en la segunda mitad de la noche.
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Se dan en la
primera mitad de la noche.
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Inicio entre
los 3 y 6 años.
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Inicio entre
los 4 y 12 años.
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Suelen remitir
a medida que el niño se hace mayor.
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Suelen
desaparecer con el tiempo y normalmente no precisan tratamiento
farmacológico.
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