En
este programa hemos querido homenajear esa comarca mágica y tierra de misterio
que son Las Hurdes. Hacemos un recordatorio de aspecto de su historia, su cul
tura, su geografía,... e intentamos romper ese cliché del aislamiento y la
miseria que siempre le ha asociado. Además de que recordamos algunos de los
casos de encuentros con lo insólito que se han vivido. El hurdanófilo Félix
Barroso nos detalla aspectos curiosos de los hurdanos y de algunos de sus ritos
y hacemos una valoración de cómo hoy en día ciertas zonas están siendo
conocidas por esa nueva forma de turismo que es el Turismo de Misterio.
Recordamos
dos pequeñas historias legendarias de Extremadura: primero la del Ángel de
Riomalo (aparición de un ser con capucha y luz blanquecilla) y la Leyenda del
Cordero (la transformación tan repentina que tuvo un pequeño cordero a ojos de
su pastor).
ARCHIVO
OCULTO: Se han desclasificado los documentos de avistamientos del Proyecto Blue
Book (Libro Azul). Alguno aún quedan en la duda pero la gran mayoría aparecen
con explicaciones de varios prototipos de la CIA, ¿es este el final del
fenómeno de los ovnis en esas décadas de los 50, 60 y 70?
NOTICIAS:
Científicos encuentran un "botón de reinicio" en el reloj biológico
humano; ¿Para qué quiere Obama recabar el ADN de los ciudadanos
estadounidenses?; Islandia construirá su primer templo milenario para honrar a
sus antiguos dioses: Bill Gates se une a las advertencias que ya hicieron otros
científicos como Stephen Hawking sobre los peligros de la Inteligencia
Artificial para la raza humana.
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Siempre se ha
catalogado a Las Hurdes como un paraíso dentro de un infierno particular. Un
lugar que durante siglos la han relacionado con el aislamiento, con la miseria,
con la muerte y con el misterio. De todos esos adjetivos que acabo de decir
puede que el MISTERIO siga siendo uno de los valores principales que ya haya
mantenido este lugar que sigue siendo una belleza paisajística llena de verdor,
árboles robustos y sierras que realizan como una cerca aguardando todos los
tesoros que puede contener. Algunos de esos tesoros pueden ser esa cantidad de
grabados y petroglifos que aún se conservan en buen estado y que es uno de los
grandes atractivos de sus alquerías. Lo mismo se puede decir de sus casas
bajas, o de sus pequeñas capillas que son el ejemplo de esa arquitectura
especial de pequeños poblados que aún guardan mucha devoción tras sus muros.
¿Qué hace tan especial entonces a Las Hurdes? Porque todos los restos de siglos
pasados y de etapas históricas las puede tener cualquier zona de la Península
Ibérica, pues lo que la hace especial (aparte de toda esa cultura tan rica y
valorada por estudiosos y sus habitantes) es que parece un lugar de reunión de
lo fantástico: brujas, demonios, ángeles, duendes, monstruos,… parecen que
todos esos personas de los cuentos y de las pesadillas hayan brotado de esa
tierra o sea a veces el origen de esas leyendas. Casos hay muchísimos, de
encuentros con lo extraño. Y opiniones sobre lo que guarda o lo que han
acontecido a muchos de sus habitantes también se han recogido. Nos remontamos al año
1.600, porque en ese año ya un monje carmelita daba a entender (sin conocer
todo lo que vendría después) lo que empezaba a fraguar la leyenda de Las
Hurdes: “Existe en este reino un valle
infectado de demonios. Un lugar que los pastores creen que está habitado por
salvajes; gente que anda desnuda, de costumbres muy diferentes a las nuestras y
que piensan que están solos en la Tierra. Algún testigo declaró haber oído
voces imposibles de entender”.
Y es que a lo largo de los siglos la crueldad contra esta
zona a nivel textual fue inmenso, quizás también por el desconocimiento. Pero
se llegó a pensar que existían siervos del demonio en esta zona aislada. En el
siglo 17 directamente se pensaba que eran seres extraños los que habitaban la
comarca de Las Hurdes, que vestían con pieles de animales y hablaban en lenguas
desconocidas. Incluso el propio Lope de Vega, en su obra “Las Batuecas del
Duque de Alba” consideraba que era una comunidad goda que, al estar aislada,
tenía su propia lengua, tradiciones, costumbres y leyendas. Pero fue a partir
del siglo XIX cuando surgió un movimiento a favor de estos pueblos y sus
habitantes. Cuando el rey Alfonso XIII visitó estas tierras quedó horrorizado.
Recorrió todas las aldeas por caminos impracticables pudiendo comprobar la vida
cotidiana de Las Hurdes. El
fallecido doctor Gregorio Marañón narró algunas de sus peripecias por
tierras hurdanas y fotografías de esa visita del rey Alfonso XIII. El doctor
Marañón ya era un apasionado de esta tierra mucho antes de aquella visita tan
importante en la historia de Las Hurdes, ya que este investigador de misterios
del alma humana apuntaba en un pequeño cuaderno de campo todas esas peripecias
de aquel primer viaje que realizó. El libro se llama “Viaje a las
Hurdes”, un manuscrito inédito de fotografías del monarca Alfonso XIII
recogidas por este médico y que fue publicado por su nieto a El País-Aguilar
coeditado por la Fundación Gregorio Marañón. Seguramente que el doctor estaría
de acuerdo en esta publicación porque él mismo se acercó a estas tierras para
ver con sus propios ojos las penurias que se pasaban en esta comarca tan bella.
Y parte de culpa tuvo en esas denuncias que hizo para que Alfonso XIII se solidarizara
en ese viaje tan histórico.
La impresión que se llevó el rey de lo que veía, dicen,
que fue un choque emocional casi. Muchas veces horrorizado y medio llorando
cuando veía las condiciones de ciertos niños. Por eso se cuenta que esta visita
fue fundamental para el crecimiento de Las Hurdes, ya que se dice que después
de aquello la inversión económica en el lugar creció hasta crear centros de
salud y puestos de la Guardia Civil, además de muchos puntos de acceso y
proyectos de urbanización. Aquella visita no fue una obligación protocolaria,
sino, como firmó Gregorio Marañón en una frase en un artículo publicado en el
Diario Liberal en 1922, “quería ir él mismo a recorrerlo todo y a remediar lo
que se pudiera”. Y es que fueron los médicos inquietos y apasionados por la
aventura como Gregorio Marañón, los que habían promovido la gran resonancia del
problema que se vivía por entonces en Las Hurdes.
Una comarca perfecta donde se fusiona la tradición, la naturaleza
y el paisaje para provocar en el viajero una experiencia llena de sabor mágico
y ancestral. Todo eso se ha convertido en una amalgama de esencia que aún hoy
en día se percibe incluso en el aire cuando uno pisa ese terreno. En esas
Hurdes se guardan tradiciones orales intactas durante siglos, llenas la mayoría
de misterio, cuya cultura ha sabido guardarse durante tanto tiempo sin tener
apenas escritos sobre ello. Las hogueras de entonces, y que se siguen haciendo,
han sido a veces el testigo principal de lo que muchos veteranos de distintas
zonas contaban sus vivencias y encuentros con lo insólito, quizás esa
sinceridad venía de la mano de ese calor que daba el fuego y de que cuando uno
lo contaba no se encontraba sólo en ese relato, ya que otros semejantes
contaban vivencias parecidas. El macho lanú, el espanto, el descabezado, el
niño blanco, el pelojáncaro o el amorachinis eran los nombres que más se
repetían en esas historias. Siempre ocurridas en la noche, donde todavía parece
que existe ese temor de vagar sólo por carreteras o caminos que conexan las
alquerías. Y es que ese miedo aún continúa por pueblos como Martilandrán, Las
Mestas, Cambroncillo, Vegas de Coria, Fragosa o Ladrillar.
De Ladrillar podemos destacar su cementerio, escenario de
muchas apariciones extrañas. Allí se han aunado luminarias y un ser alado
negro. Todas esas visiones acaban precisamente en ese cementerio. Ese pájaro
con forma de duende lo vieron posado más de una vez en los árboles que daban
sombra y resguardaban el cementerio incluso en la noche. Lo más extraño, las
muertes que se producían cuando ocurría este fenómeno. Se cuenta que una
muchacha de ese poblado fallecía cada vez que se producía este hecho, puede ser
una coincidencia, pero una coincidencia muy extraña. Porque parece como si esas
luminarias fueran almas que ingresaban en el cementerio para preparar la venida
de otra más, y siempre vigilado por esa imagen oscura que parecía un siervo
demoníaco. De esta leyenda ya se habla poco, hace tiempo que no se recoge este
hecho pero de que una vez pudo haber existido eso sí que no se ha desligado de
sus tradiciones orales.
En Cambroncino, nunca se olvidarán del aguerrido Nicolás
Sánchez. El hombre que nunca temía nada, pero que un día una esfera de luz que
le sorprendió a él y a su caballo le hizo regresar al pueblo en estado de shock
y falleciendo a los 3 días. Y de esta víctima mortal nos vamos a los mitos,
como por ejemplo al descabezado de Rubiaco. Una especie como de espíritu
gigante vestido de blanco, con una cinta al cuello y sin cabeza que llegó a ser
visto en muchos bosques de la zona. Y esas luces, esas luces de aspecto extraño
que incluso una vez quedaron anonadados a todo un pueblo como fue el de Ribera
Oveja, ya que en lo alto de su monte una misteriosa luz recorrió el término
municipal de un extremo a otro entre las copas de los árboles. En la década de
1980 algunos investigadores sentenciaron que las luces estaban relacionadas con
el fenómeno ovni. Tampoco dudaron al calificar su origen de extraterrestre. Sin
embargo, los antropólogos saben que este tipo de visiones se ha repetido a lo largo
de toda la historia de la humanidad. Para los hurdanos, esto no deja de ser
apariciones o restos de sus propias leyendas.
El dios supremo era Pan, encarnado en la grotesca figura
de un macho cabrío bípedo con grandes cuernos y apariencia humana, que
representaba a la naturaleza misma. Este dios llevaba un séquito de faunos,
ninfas, hadas y todo un rosario de seres fantásticos. Los yacimientos
arqueológicos de la zona demuestran que los habitantes creían en estos seres.
Además, aún hoy se conservan centenares de petroglifos diseminados sobre
superficies de granito, una especie de memorias grabadas en piedra de las
personas que vivían en la comarca hace miles de años, antes de los mencionados
flujos migratorios. Por las calles de los pueblos hurdanos aun quedan restos
del pasado mítico. En dichos petroglifos aparecen representadas figuras de todo
tipo: escaleras que van al cielo, estrellas, seres con aureolas luminosas que
desprenden rayos... Los antropólogos señalan que se trata de visiones del mundo
sagrado, del otro lado, de lo trascendente, de lo incognoscible; en definitiva,
del mundo de los dioses.
El hurdano medio en general es una persona afable, pero
de carácter recio. Quiere que se respeten sus creencias, sus costumbres, su
historia y entender sus leyendas con sus mismos ojos. Se ha asumido y aún se
sigue pensando que viven aislados tanto natural como culturalmente, pero ese
aislamiento es lo que le has hecho a ellos mismo forjar su propia leyenda: la
leyenda de Las Hurdes, un libro extensísimo lleno de historias y de personas
que quedará inmortal para siempre en la historia del misterio de nuestra
Península.
DATOS
DE INTERÉS:
Jáncanas o Juáncanas,
son seres mitológicos que tienen apariencia de mujer y habitan en las cuevas,
su rasgo principal es que tan sólo tienen un ojo en la frente, lo cual las
emparenta con los cíclopes legendarios, con el "Ojancano" de Cantabria
y con las "Janas" de la isla de Cerdeña.
LOBOS: Corren historias
y leyendas sobre las andanzas del lobo. Todavía quedan en la memoria aquellos
tramperos y loberos que se tiraban las semanas enteras en el monte, aguardando
al bicho. Destacó, a caballo entre finales del pasado siglo y principios del
actual, el alimañero hurdano Juan Bravo, de la aldea de Las Mestas. Se decía de
él que reconocía perfectamente el lenguaje de los lobos. Robaba los lobatos de
los cubiles y acuchillaba a sus madres. Luego, con la piel de los lobos
adultos, y encerrados en una jaula los lobeznos, recorría numerosos pueblos,
solicitando la recompensa de las gentes por haberlas librado del bicho malo.
Parece ser cierto que Juan Bravo eliminó a lo largo de su vida a más de 218
lobos.
BARROSO GUTIÉRREZ,
Félix. Guía curiosa y ecológica de Las Hurdes.
….
POBLAMIENTO JUDÍO DE
LAS HURDES: El primero que lanzó la teoría de un poblamiento judío en Las
Hurdes fue el notario del Casar de Palomero, Romualdo Martín Santibáñez. En su
libro "Las Jurdes: un mundo desconocido en la provincia de
Extremadura" (1876), expone que muchos de los judíos traídos a Mérida por
Vespasiano a finales del siglo IV se trasladaron a la comarca de Las Hurdes,
viéndose incrementado su número a raíz del decreto de expulsión de judíos dado
por los Reyes Católicos en 1492. Desde una perspectiva histórica, esto carece
de fundamento, pues no aparecen documentos que avalen tales hechos. Sí es
cierto que a raíz del año 1492 numerosos judíos marchan a Portugal, pero no
existen pruebas de que algunos de ellos se quedaran en estas tierras de Las
Hurdes.
Romualdo Martín dejó
sentados unos orígenes infundados y, a partir de él, numerosos escritores,
muchos de ellos sin haber pisado jamás Las Hurdes, repetirán hasta la saciedad
los mismos argumentos. Unos llegarán a lanzar afirmaciones gratuitas, como
aquella en la que se dice que el río Jurdano es una corrupción del vocablo
"Jordán", nombre éste que le pondrían estos supuestos judíos en
recuerdo de aquel otro Jordán que riega las tierras de Palestina. Otros, como
Vicente Paredes, argumentarán que Las Hurdes fueron el escondrijo de las
riquezas de los judíos expulsados.
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