Apariciones marianas de la Virgen de los Dolores
Una de las apariciones marianas más famosas de Extremadura // arearestringidaovni.files.wordpress.com/ |
La zona de Chandavila, en La Codosera , está marcada,
sin duda, por ser un centro de poder en el que se han producido sucesos
insólitos, de matiz religioso, y que tienen a la Virgen María como
protagonista. El origen de esta historia no se sitúa hace varios siglos sino en
los años de la posguerra, en concreto, en 1945, cuando tienen lugar las
apariciones marianas de las que son testigos dos jóvenes del pueblo.
Todo se inició un 27 de mayo de
1945. La niña Marcelina Barroso y su prima Agustina González caminaban a las
afueras de La Codosera ,
por un camino del paraje de Chandavila, en dirección a “El Marco”, un caserío
cercano. Eran las tres de la tarde de un primaveral día. Mientras camina,
Marcelina descubre una especie de bulto negro sobre un castaño. Al principio no
prestó demasiada atención pero cuando regresaban al pueblo se volvió a acercar
para ver qué era aquello. Frente a ese objeto, y muy asombrada, la niña
descubre que es la figura luminosa de la Virgen de los Dolores rodeada de una brillante
aureola. Es entonces cuando Marcelina entra en una especie de ensimismamiento pero
su prima no percibe nada. Una vez que ya todo ha pasado echa a correr al pueblo
para explicar lo sucedido a su familia.
Ocho días después, ante una
multitud que ha decidido acompañar a Marcelina tras un mensaje de la Virgen , la niña entra en
éxtasis y, en ese trance, la
Virgen le pide que se erija allí una capilla en su honor. Los
encuentros se repiten en varias ocasiones y la niña parece encaminarse a la
vida religiosa. Finalmente, Marcelina ingresa en un colegio de monjas, se
convierte en novicia y después en monja de clausura.
Sin embargo, Marcelina no es la
única persona testigo de estas apariciones. Tres días después de la primera, y
justo a las tres de la tarde, otra niña, Afra Brígido, es testigo de la aparición
de la Virgen
entre las nubes, algo que se repite al día siguiente, cuando se ha reunido más
gente movida por la curiosidad.
Afra Brígida y Marcelina Barroso, las dos testigos principales de esa aparición |
El 17 de junio deciden ir las dos
jóvenes al paraje de Chandavila y allí, ante la aparición mariana en el
castaño, entran en trance y comienzan a caminar de rodillas hasta donde se
sitúa la figura. Ambas conversan con la Virgen pese a que nadie salvo ellas ve nada
extraño. La Virgen
manifestó algunos secretos a Afra, que nunca se revelaron, y le predijo
sufrimientos.
Las apariciones se repiten pero
el momento culmen se vivió cuando, en presencia de gente, Afra, en trance,
comienza a sufrir el Calvario de Jesús y se le aparecen llagas sangrantes en
manos, costado y pies. A la vez, un aire perfumado –algo recurrente en este tipo
de apariciones– invade el entorno. Aquellas llagas le acompañarían siempre y
los médicos no supieron darle una explicación clara al suceso. Afra decidió
dedicar su vida a realizar obras de caridad aunque no ingresó en un convento,
como Marcelina.
Los donativos de miles de
personas que creían a pie juntillas lo acontecido a estas jóvenes hizo posible,
dos años después de las primeras apariciones, la construcción del santuario, en
cuyo interior quedó el castaño divino, objeto de devoción popular en España y
Portugal. El altar mayor de la iglesia y la talla de Nuestra Señora de los
Dolores se construyen según las indicaciones que, supuestamente, la Virgen había dado a las
jóvenes.
La devoción por la Virgen de los Dolores se
multiplica a ambos lados de la
Raya y cientos de españoles y portugueses acuden
religiosamente cada 27 de mayo, fecha de la primera aparición, a este hermoso
paraje cercano a la frontera para celebrar la romería en honor a esta
advocación.
Las de Marcelina y Afra no fueron
las únicas apariciones marianas, según lo atestiguan documentos históricos, que
relatan cómo a otra niña, allá por 1870, se le apareció la Virgen en el mismo lugar y
el cura del pueblo decidió celebrar allí varias misas.
La casa del miedo de La Codosera
La famosa "Casa del Miedo" de La Codosera, ya muy derruida // www.canalextremadura.es |
Muy cerca del Santuario de Chandavila y del caserío de “El Marco”, a
las afueras de La Codosera ,
próximo a la carretera que conduce a Portugal, se alza solitario, abandonado y
rodeado de zarzales un viejo caserón medio derruido que es conocido por el
apodo de “la casa del miedo”. Su nombre no es casual. Dicen los más ancianos
del lugar que el inmueble, que –como decimos– está en ruinas, fue escenario de
los más extraños fenómenos paranormales, que causaron pavor y caos entre sus primeros
inquilinos.
Se cuenta que el primer dueño de
la casona, a principios del siglo XX, fue el ganadero Manuel Estrella y sus
hijos. La familia al completo lo pasó mal, según dicen, al ser testigos de
excepción de una serie de circunstancias que escapaban de toda lógica. El
fenómeno más representativo estaba relacionado con el movimiento de objetos, es
decir, con lo que denominamos poltergeist.
Algunos enseres cambiaban solos de lugar mientras que otros caían al suelo sin
que ninguna mano humana las desplazase y rompiéndose en mil pedazos. María, la
hija de Manuel, recordaba siempre cómo al llegar de la fuente solía colocar el
rebosante cántaro en el poyete de la cocina. No transcurría ni medio minuto
para que el recipiente se inclinara solo y se cayera al suelo. Se dio el caso,
incluso, de que se elevaban en el aire enseres, que levitaban durante algún
tiempo ante la atónita mirada de la desdichada familia.
¿Qué misterio paranormal esconde esta casa ya olvidada? // http://blogs.hoy.es/extremadurasecreta/ |
Ante el miedo en el que vivía la
familia, sus integrantes tenían especial cuidado en cerrar ventanas y puertas
por la noche. Curiosamente, al amanecer aparecían todas las cerraduras abiertas
y la casa revuelta, con los objetos cambiados de lugar, como si varias personas
hubiesen realizado un exhaustivo y silencioso registro. Hubo más fenómenos
extraños, como panes que volaban solos o tejas que se movían con estrépito
hasta caer al suelo. La vida en el caserón se convirtió para Manuel y su
familia en una auténtica pesadilla.
La experiencia quizá más violenta
de la que fue testigo Manuel ocurrió un día en que con su carro, tirado por
mulas, pasaba cerca de la casa, con la intención de internarse en un camino que
le llevaría al pueblo, a La Codosera. De
repente, los animales de carga se paralizaron al llegar a la puerta de la casa
y se negaron a continuar. Los gritos e insultos de Manuel no se hicieron
esperar y justo en el momento en que Manuel se disponía a golpear a los
animales con una vara recibió en la cara un par de sonoras bofetadas. El buen
hombre se encontraba solo, sin nadie a quien poder atribuir ese gesto violento.
Todas estas historias sirvieron,
sin duda, para que gran parte de los vecinos de La Codosera se hicieran eco
de estos sucesos y crearan en torno al caserón una leyenda negra que perdura
hasta la actualidad. Tanto es así que cuando Manuel y su familia abandonaron la
casa, deseosos de poner punto y final a esta pesadilla, fueron muchos los
lugareños que aseguraron que los fenómenos continuaron en esta casa abandonada.
Se llegó a hablar de la presencia de siete fantasmas que solían aparecer en la
casa y salir al exterior a atacar a la gente. Siempre ocurría, eso sí, en torno
a la medianoche, en forma de siete cabezas que flotaban en el aire y se
acercaban volando para espantar a las personas atrevidas, deseosas quizá de
emociones fuertes.
Los lugareños llegaron a asegurar
que era el mismísimo Satanás el que habitaba en la casona y que atacaba a quien
osase internarse en ella. No sabemos si tendrá algo que ver pero desde el
momento en que tuvieron lugar las apariciones de la Virgen en Chandavila, en el
año 1945, los fenómenos paranormales en esta casa relativamente cercana
cesaron. Se creyó que la intervención de Nuestra Señora de los Dolores había
logra huir al Maligno. Es más, los siguientes inquilinos aseguraban que nada
extraño había acontecido durante el tiempo en que vivieron en esa casa.
Los más escépticos a estas
historias buscaron una explicación más racional. Y así, aunque hoy Chandavila
es un lugar transitado y agradable, no siempre fue así. En la época en que
tuvieron lugar supuestamente estos fenómenos paranormales era un lugar
inhóspito y mal iluminado, transitado en su mayoría por contrabandistas que
realizaban sus intercambios por allí. Recordemos que muy cerca, a pocos
kilómetros, está la frontera con Portugal, y ese caserón podría convertirse en
un cuartel general para los contrabandistas. Al necesitar tranquilidad en el
lugar, para llevar a cabo esas transacciones comerciales al margen de la ley,
se habrían inventado estas historias para evitar que los curiosos se acercaran
a la zona. Sería su fórmula para ahuyentar a los lugareños.
Además, como lugar peligroso que
era, causaba preocupación entre las madres de La Codosera el que sus hijos
se acercaran por allí a jugar. Presuntamente, estas “historias para no dormir” serían
divulgadas por estas mujeres del pueblo para que sus hijos sintieran miedo y no
fueran a ese paraje. Pero, ¿dónde se encuadrarían entonces los testimonios de
Manuel y su familia?
La leyenda de la huella de una
mujer en una piedra
Ermita de La Lapa, La Codosera. |
Una de las rutas de senderismo que se pueden hacer por estas
tierras es la de la ermita de La
Lapa , excavada en una roca de la sierra de la Lamparona , justo en la
frontera, a sólo un kilómetro del pueblo portugués de Besteiros. Toda esta zona
fue un lugar de paso para contrabandistas y hoy, desde su posición elevada, es
un hermoso mirador desde el que divisar la comarca de los Baldíos de
Alburquerque. Durante la guerra civil y posteriormente, en época de bonanza del
contrabando, mucha gente huyó de sus perseguidores a través de un túnel que hay
detrás del altar, que llegaba hasta el otro lado del macizo rocoso. De hecho,
la figura de esta divinidad, en portugués Nossa Senhora da Lapa, es conocida a
ambos lados de la Raya
como la “virgen de los contrabandistas”.
Existe una leyenda situada en
este paraje y que tiene que ver con el matrimonio que, según cuentan,
custodiaba la ermita. El marido y su esposa mantenían frecuentes riñas y
desavenencias. Hasta tal punto llegaron las trifulcas que el marido mató a la
mujer estampándole la cabeza contra la pared rocosa de la cueva. Al parecer,
con tanta fuerza lo hizo que se ve, desde entonces, la huella de una cara
trazada en la piedra. Quienes pasan por allí, y conocen la leyenda, creen ver
la cara esbozada en la piedra de la cueva, cual si fuera el negativo de una
fotografía.
La ruta "Ermita Virgen de La Lapa" es una de las más famosas que se pueden hacer si se visita La Codosera. |
0 comentarios:
Publicar un comentario