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LA ESTELA DE CAÍN: Un asesino, Ed Gein, que se puede considerar uno de los más macabros de la historia de la criminología. Nos adentrarnos en su mente perversa.
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Darwin
es conocido por establecer el código de evolución de las especies, pero no sólo
estableció ese código en el que muchas veces hasta ha superado a su teorías
sino que estableció un razonamiento sencillo pero eficaz para los estudios
posteriores: si los animales muestran emociones mediante expresiones de
comportamiento y, a su vez, el hombre es un animal, entonces la expresión de
las emociones debe mostrar patrones compartidos en lo que a la evolución
neurológica se refiere. Y esto no parece descabellado pensar que esta primera
conjetura de Darwin llevara a pensar que ciertos animales, como por ejemplo los
perros que han sido de los más cercanos al hombre, se les haya podido detectar
un nivel de consciencia privativo como así lo llama el doctor Gaona en su libro
El Límite y que les sirva para
percibir situaciones invisibles a los humanos como por ejemplo que puedan ver
un fantasma.
Si
lo que caracteriza a los humanos es la consciencia abstracta o sensitiva, hay
casos donde se demuestra que dicho pensamiento abstracto o sentimiento pueda
presentarse en algunas especies animales. Algunas especies tan evolucionadas
como los simios o los delfines comparten esa esencia de tener consciencia de sí
mismos como tenemos los seres humanos. ¿Cómo se puede conseguir esto? Pues con
una técnica muy sencilla que consiste en el “reconocimiento ante el espejo”.
Así se hizo una vez con tres elefantes, un estudio que realizó Joshua Plotnik
el año 2006 en la Universidad de Emory (Atlanta) y que llegó a descubrir cómo
los animales pueden tener consciencia de que el reflejo que pueden ver en ese
espejo es reconocido por el animal como él mismo. Una muestra del sentimiento
de empatía sin duda. Esto puede ser un concepto tan primario como la primera
vez que el ser humano descubrió su propio reflejo por ejemplo en un charco o
estanque de agua y se pudo dar cuenta de que lo que veía era él mismo. Últimamente
se ha descubierto que por ejemplo aves como los cuervos tienen consciencia
sobre ellos mismos. Por tanto, podemos declarar que humanos y no humanos
generan emociones que surgen de las mismas redes cerebrales subcorticales y que
se manifiestan en un sentido de consciencia y de sentido emocional.
El sexto sentido de los perros sigue sorprendiendo más a sus dueños que a los científicos//eperros.com |
El
sexto sentido que hace especiales a nuestras mascotas es algo que ha alimentado
aún más el misterio sobre ciertas especies. En las redes de Internet se pueden
encontrar por ejemplo a perros que reaccionan segundos antes de producirse un
terremoto, o llorar sobre la tumba de su dueño. Esto podría confirmar que no
sólo pueden tener esa capacidad de anticiparse a los acontecimientos sino que
también sienten y padecen, sufren empatía emocional. Quizás lo que sería digno
de analizar es que esto es más bien unas cualidades sumamente desarrolladas que
no tenemos los seres humanos como la cualidad olfativa o la auditiva. Pero este
sexto sentido animal que puede ir anclado a su sentido consciente va mucho más
allá, y al igual que un gato puede maullar como aviso de la muerte de su amo
como pasó con Winston Churchill o puede recorrer miles de kilómetros para
encontrarlo… ese sentido desarrollado puede ir a más e incluso como se ha
documentado en algunos casos, poder ver lo que el ser humano no puede, de hecho
esa cualidad tan especial se le ha relacionado con una forma de poder ver
“manifestaciones paranormales”. E incluso las cualidades que tienen de notar
una especie de energía extraña que se queda impregnada cuando ocurre una
tragedia. De esta forma lo demostró el parapsicólogo Robert Morris con una
habitación donde se habían recogido efectos paranormales y tuvo la idea de que
fuesen los animales los que se dieran cuenta de que allí había algo extraño.
Utilizó a un perro, a un gato, a una serpiente de cascabel, y a una rata. La
única que no tuvo una reacción exagerada fue el roedor, mientras que los otros
tres animales sí se comportaron de una manera extraña en una silla colocada en
esa habitación en la que el perro reaccionaba de manera agresiva con gruñidos y
ladridos bastante fuertes, al gato se le erizó el cabello y salió huyendo a
brazos de su amo hiriéndole con su afiladas garras y la serpiente atacó sin
haber nadie en la silla. Una muestra de que ciertas especies pueden notar
presencia de ectoplasmas y que pueden ser el mejor método de investigación de
temas paranormales.
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