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LA OTRA CARA DEL CINE: "La Madre Muerta, 1993, Juanma Bajo Ulloa". La segunda película del director vasco es otra obra maestra donde continúa con la seña de identidad que le hizo llevarse premios y buenas críticas con su primer largometraje "Alas de Mariposa". No es una película de terror ni fantástica, pero sí que es una historia de drama y psicológica que demuestra el nivel de bajeza al que puede llegar el ser humano cuando pierde su identidad. Película que hay que ver y digna de analizar.
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Las
raíces de la brujería comienzan mucho más atrás de lo que creamos. Es en los
siglos XV en adelante cuando de verdad se producen las cazas de brujas más
extremas de la historia pero el origen es de mucho antes; comenzó con la figura del chamán,
del origen de la profecía tal y como la conocemos ahora. Con esa figura, nacen
los cánticos rituales e imagínense estos
cánticos o rezos dedicados a un árbol quemado cuyas únicas dos ramas hacen como los cuernos tan temidos del macho cabrío, la
representación de Satán al que rendían culto. Eso es lo que vemos en el famoso
cuadro de Goya: EL AQUELARRE y es ahí donde mejor se representa la brujería como tal y la
interpretación legendaria y fantástica que se ha tenido de este tema a nuestros
días. La brujería se ve en el cuadro de Goya en su representación más oscura, el mismo símil podríamos darle a la cara más representativa del ritual en la de la famosa carraca,
la herramienta utilizada por el chamán donde acompañaba sus cánticos rituales y
con el que invocaba los poderes sobrenaturales de ese mundo invisible. A veces
en esa carraca se representaban figuras de animales (por ejemplo el halcón, muy
parecida a la cara humana como se mostraba). Con esto quiero que entiendan las
muchas similitudes que existen de la bruja que nos han vendido toda la vida y
el chamán que es donde nace todo el misterio del viaje humano por lo
sobrenatural. Viajes en trance y contacto con seres espirituales determinados
son los verdaderos ingredientes de un mito alimentado y perseguido durante
siglos después. Comenzó todo como un vaticinio o profecía que quería ayudar a
la tribu a sobrevivir ante las adversidades de la Madre tierra y ha continuado
sobreviviendo en numerosas creencias por el planeta Tierra casi convirtiéndose
en algunos momentos en una tradición olvidada. Por tanto, la brujería nace como
un viaje chamánico nacido en una caverna y tiene su culmen con el advenimiento
del Mesías y el reinado y establecimiento de la figura del Anticristo.
El famoso cuadro de Goya, EL AQUELARRE, una clara representación de las brujas alrededor de la figura del macho cabrío (representación demoníaca). |
La
locura divina llegó con los adivinos y visionarios, de esa forma parece que las
capacidades proféticas eran un acto casi sobrenatural y se empezaba a ver como
algo malo, ya no era un acto espectacular y motivo de reverenciar como se hacía
por ejemplo con la sibila y sus visiones. Y es que este comienzo tiene mucho que ver con el tema de la brujería, hay mucho origen en los oráculos y las profecías, e
incluso en las voces que a uno le aterraban y que casi te convertían en un
elegido de la divinidad o de la maldición (eso le pasó precisamente a la famosa
Juana de Arco, quemada viva y condenada por herejía). Precisamente el acto de
quemar vivo o el ahorcamiento eran los actos con los que se castigaron a muchas
mujeres etiquetadas con el sobrenombre de BRUJA
en la profunda Europa del siglo XV en adelante. Fue una etapa oscura más
todavía que la que se tuvo en la Edad Media, y en esa es donde vamos a comenzar
el viaje en la que nacía precisamente un
libro considerado maldito por la cantidad de vidas que condenó, el “Malleus Maleficarum” (“Martillo de las
Brujas”). Precisamente el diario ABC publicaba un reportaje muy completo sobre el significado de este libro:
El "Malleus Maleficarum", un tratado que comenzó en un convento y se convirtió en una guía de brujería son sus numerosos castigos. |
Más
de 60 mil mujeres inocentes fueron víctimas de este libro concurrida su
historia como nos contó en este programa el escritor e investigador Fermín Mayorga en un convento, ahí es donde se puede
decir que nace la persecución a los actos considerados de brujería.
Prácticamente esos actos iban asociados a la rebeldía de algunas monjas o
mujeres que aborrecían de la creencia cristiana y que muchas de ellas acabaron
en la hoguera, no fue un acto propio de la Inquisición sino una biblia en sí
misma lo que representa ese “Martillo de las Brujas”. Pero el castigo venía más
por la justicia civil.
Los
6 procesos del proceso Inquisitorial contra una Bruja (según explica Rocío Vivas en el reportaje de el diario ABC):
1-Denuncia
2-Testificar
3-Arresto
4-Interrogatorio
del acusado bajo presión/tortura.
5-«Defensa»
del acusado
6-Juicio
y condena //Foto copiada de tengasepresente.blogspot.com
|
La
justicia que profesaba ese libro era directo hacia los que “mataban a los niños que estaban aún en el
útero materno” (prácticamente a las que abortaban), o a los que “impedían al hombre realizar el contacto
sexual y a las mujeres concebir”. En definitiva, una brutal represión
durante muchos siglos destinada a aquellos que renunciaban a la fe y que
instigaban al enemigo de la Humanidad, que era Satán. Para ello, se les
castigaba con las más espantosas abominaciones que uno podía creer del que el
fin último utilizado era la hoguera.
Miles
de condenas a la pena capital por ese concepto, muchas de ellas recibiendo un
mal trato infligido durante la detención. Estar ligado a la brujería era
convertir tu vida en un drama en aquellos tiempos en los que estabas expuesto a
ser perseguido o linchado por tener acercamientos al culto demoníaco o
contrario a la fe que se profesaba. No todas la condenadas se dedicaban a ese
culto, un gran porcentaje sólo eran mujeres humildes que fueron víctimas de una
oleada radical intolerante de una época que era así como se actuaba, por eso
era una etapa oscura. La obsesión por perseguir y condenar esa oscuridad
comienza a ser obsesiva a partir del siglo XIII con la Iglesia como su máximo
castigador y que crea una institución que iba a ser famosa y dedicada
precisamente a controlar quienes realizaban esas prácticas o quien no profesaba
la verdadera creencia: la Inquisición.
La
práctica de la magia era igual a ser un hereje, cualquier cometida de
sacrilegio o práctica ritual que tuviera que ver con el sexo era acusada y
procesada de inmediato. Los templarios también fueron víctimas de similares
acusaciones y así es como vieron suprimida su orden militar como tal pero la
condena radical fue una fórmula dictada por los que por entonces tenían el
poder de enmendar esos actos diabólicos y eran las máximas representaciones del
organismo eclesiástico, así, en el año 1484, el papa Inocencio VIII predicaba la
bula Summis desiderantes affectibus
que daba vía libre a la creación de ese manual anti-brujería creado por dos
frailes dominicos e inquisidores, Heinrich Kramer y Jacobus Sprenger. Y ese
manual siguió en adelante casi como una enciclopedia donde se recogían los
casos de brujas y donde se mostraba su existencia con autoridad y credibilidad.
El
Malleus, un manual con muchas
ediciones, un best-seller de la época
dedicado a condenar actos de brujería. Un libro que además estaba dividido en
tres partes y en la que una de ellas hablaba de El Demonio, la figura a la que
según se contaba rendían culto esos herejes o seguidores de la brujería. Un
demonio que, es curioso, tiene muchas representaciones, la más significativa
sea quizás la de ese cuadro de Goya: el imponente macho cabrío. Pero hay otras
formas distintas que se cuentan que se aparece en esos rituales mágicos, porque
Fermín Mayorga contaba a este programa que sí, que el macho cabrío es la forma que tenemos definida
ya como el ser diabólico, en la película La Bruja aparece ese animal primero
como un animal amaestrado en un corral pero su evolución termina convirtiéndose
en un hombre de sombrero y capa oscura con el nombre de “Phillip, El Negro” (que además son los dos niños pequeños, una
pareja de mellizos, las que en algunos momentos de la película están como
dedicándole un cántico casi de invocación). Aunque otras representaciones más destacadas era aparecer como Niebla:
"Phillip, El Negro", el macho cabrío de la película "La Bruja". |
A
mediados del siglo XVI tanto en la Vieja Europa como en los Estados Unidos comienza
el período más intenso de la caza de brujas. Que es curioso decir que fue un
tiempo en la que el clima cambió, hubo un proceso de enfriamiento terrestre que
produjo muchas pérdidas de cosechas y luego las oleadas de peste y de algunas
enfermedades donde murieron millones de personas. Eran sucesos que convivían
con la persecución a la brujería y que muchas veces hasta se la hacía
responsable de que sucedieran. Hubo verdaderas masacres, no existía distinción
de edades o de género, si había tenido vinculación con la brujería, había que
erradicarlo como sea. Uno de los países que más sufrió esa persecución fue
Alemania; entre los siglos XVI y XVIII se calcula que unas 30 mil personas
perdieron la vida por procesos anti-brujería. Uno de los peores fue el Würzburg
del que un testimonio quedó escrito en una carta que había visto como hasta
niños de edades muy pequeñas hasta los 15 años habían sido víctimas de la afrenta
contra el culto al Diablo. Porque era ese el verdadero objetivo: combatir al
Diablo y sus acólitos. Y en esos tiempos eran muchas las “confesiones” de niños
que contaban historias fantásticas de cómo las Brujas los recibían en sus
pequeñas casas en medio del bosque y que muchos de ellos eran víctimas de sus
rituales o de visiones de muchas de ellas sobrevolando los cielos con sus
escobas. Son leyendas en su mayor parte, también parte del miedo y la histeria
de que un niño pudiese acabar en sus garras y como parte de su pócima pero los
infantes también fueron en ocasiones condenados por esa práctica. De alguna
forma ese determinado papel tan complicado lo representa muy bien la pequeña y
hermana mayor Tomasin de esa familia
que es representada en La Bruja. Los
niños, daba igual que estuvieran en su etapa inocente, también eran condenados
algunos casos.
Tomasin, la protagonista de la película La Bruja. |
“Sensibilizar
a la sociedad de que la brujería era un problema social”, esa era la verdadera
finalidad del Malleus según los que
la escribieron. Un fenómeno colectivo que suponía un peligro y que desató la
obsesión de ver al demonio en todas partes por culpa de sus acólitas: las
brujas. La mayoría de ellas mujeres, por ser el sexo débil y por actuar contra
la masculinidad que era la que dominaba. Hubo muchos hombres procesados
también, pero sobre todo eran las mujeres, incluso las primeras que
reivindicaban un grado de feminismo se incluían dentro del apartado de la
herejía o brujería y se las condenaba igualmente. Muchas de ellas acababan
aisladas o espantadas de la sociedad, y entonces es cuando nacen las leyendas
de las cosas que hacían esas mujeres que escogían el profundo bosque donde
vivían a resguardo de sus perseguidores. Las historias de brujas son dispersas
en cuanto a si cometían el acto en conjunto o en solitario, pero muchas veces
lo que hacían era utilizar conjuros con elementos encontrados en la tierra; es
el nacimiento de la homeopatía claramente, ya que al vivir solas no tenían
acceso a artículos de medicina o curas para sus males. Así que esos remedios
naturales que usaban ya tuvieron con el paso del tiempo esa justificación de
brujería. El aislamiento es otro tema interesante que se cuenta en la película,
vemos a una familia aislada y en momentos vemos la esperpéntica casucha en
forma de pico de la bruja de toda la vida. Y en el uso de los ingredientes eran
esenciales el sapo (como reptil venenoso) y las hierbas alucinógenas (como la
belladona) u otras hierbas que hoy en día usamos en la cocina la usaban para
sus oscuros rituales y para hacer el mal. Y aquí es donde vamos al inicio de
todo, usaban las hierbas alucinógenas casi igual que las usaba el chamán, de
ahí que su viaje la llevara a creer que podría volar y perseguir a los niños en
la escoba. Si la alucinación del chamán pudo ser el origen de la profecía y del
método de adivinación como tal, esa misma alucinación que siglos después iba a
profesar la bruja con otro tipo de plantas iba a crear el mito, su propio mito
como ser terrorífico que podía volar sin tener las alas del demonio.
La
obsesión por el sexo o la seducción era otra forma de rituales que hacían
algunas de las mujeres que practicaban la brujería para tal fin, desde
reuniones orgásmicas donde se incluían ritos de iniciación a los nuevos
acólitos o conjuros dedicados a hacer daño al hombre y a su miembro. Es una
forma de hacer entender que la mujer, entendida como el sexo débil y dominado,
se deja llevar por el Mal y con su lujuria insaciable prefiere ser una sierva
del Diablo y poder dominar a los hombres. De ahí que sus encantamientos, muchos
de ellos famosos y trascendidos en tratados de brujería, vayan dedicados a
convertir en un sumiso al hombre o poder atacar a su aparato reproductor de tal
forma que trasladaban esa obsesión por avergonzar al hombre hasta tal punto de
dominar sus sentidos (principalmente el tacto y la vista); muchos casos se
pueden consultar en el que muchos de esos conjuros a veces dejaban al hombre
ciego o que no podía sentir cierta parte de su cuerpo. Eran capaces de dominar
la mente o cambiar la percepción de un hombre que daba igual su fuerza o
valentía, podían convertirlo en su siervo con elementos de la Tierra y una
frase dedicada al Diablo.
«Yerran
quienes dicen que la brujería no existe, sino que es algo puramente imaginario,
aunque no creen que los diablos existan, salvo en la imaginación de la gente
ignorante y vulgar, Esto es contrario a la verdadera fe, que nos enseña que
ciertos ángeles cayeron del cielo y ahora son demonios, y debemos reconocer que
por naturaleza son capaces de hacer cosas que nosotros no podemos […] Y como la
infidelidad en una persona bautizada se denomina técnicamente herejía, esas
personas son lisa, y llanamente herejes», explica el propio manual.
En
España en verdad no hubo grandes masacres cometidas contra las brujas cómo se
han producido en otros países de Europa o en esa zona de Salem (Nueva
Inglaterra) tan famosa de los Estados Unidos. Hay muchas historias claro que
sí, muchos indicios y leyendas también, hace dos años por ejemplo Alex de la
Iglesia se aventuró a contar la historia de “Las Brujas de Zugarramurdi” de una forma distinta a cómo se sabía
la historia pero adentrándose en esa cueva donde todavía se conserva su
historia. En esa localidad de Navarra, principalmente, fueron los niños los
verdaderos testigos y los que acusaron de que las brujas campaban a sus anchas.
Casi una treintena acabaron prisioneras, seis de ellas murieron quemadas en la
hoguera y el resto en los calabozos que eran ya de por sí cajas torturadoras
sólo con su aspecto frío y de oscuridad profunda.
Las Brujas de Zugarramurdi tuvo su película hará unos pocos años. |
En
España, el humanista Pedro de Valencia afirmó, en un informe sobre el caso de
las brujas de Zugarramurdi, que éstas fueron «juntas de hombres y mujeres que
tienen por fin el que han tenido y tendrán todos los tales en todos los siglos,
que es torpeza carnal […] Siguiendo estos vicios y guiados por estos espíritus
se van los brujos y brujas por sus pies a las juntas y procuran meter en el
juego niños y niñas, como más fáciles de cazar».
Fue en el Siglo de las Luces (XVIII), donde
las acusaciones hacia estos hechos cometidos en siglos anteriores estaba
englobado dentro de una gran burbuja de superstición y oscurantismo que englobó
al mundo y que prácticamente se consiguió explotar esa burbuja cuando se
descubrió el verdadero fraude de las brujas. No había poderes sobrenaturales de
ningún tiempo, pero sí una obsesión por adquirirlos y por pertenecer a las
sectas del Anti-Cristo. Esa burbuja de la burbuja comenzó a hincharse en un
convento, empezó como un acto de rebeldía hasta que terminó por convertirse en
una obsesión y creencia social. Ahora, la brujería parece que en ciertos
momentos se ha espectacularizado (por ejemplo con esos espacios en TV donde se
predice el futuro a través del tarot), pero hay un tipo de brujas modernas que
tienen su consulta, su negocio, actúan muchas de ellas humildemente sabiendo
que tienen una capacidad como podían tener muchas de las mujeres de la época
que fueron acusadas, y que sin tener que apegarse a la magia negra ofrecen
remedios, soluciones místicas, o contactos a personas que le interesan los
asuntos de la magia o que son supersticiosas. Es algo respetable, hay que tener
en cuenta que eso lo venimos haciendo desde que el hombre se crió en una tribu,
acudía al chamán para conocer su devenir. En este caso ya no es a un rincón de
la oscura caverna donde el chamán tenía sus “viajes” por los misterios de la
mente humana, ahora se da en pequeños despachos, locales o mismamente en una
habitación de la casa y ya ese tipo de brujería que muchos pueden considerar ya
no se persigue; pero todavía parece que está mal visto en ciertos sectores de
la sociedad. Parece que en ciertos sentidos la percepción de estas personas se
sigue etiquetando como de “revoltosas o revolucionarias”, casi de “personas
locas”, pero muchas de las técnicas que algunos utilizan hoy en día han
evolucionado de otras herramientas más arcaicas de los tiempos oscuros (véase
por ejemplo la rueda de vera para predecir, o las cartas); ahora puede que pase
como antes, que algunas brujas creen en sus poderes y otras lo fingen o lo
hacen inconscientemente, y otras pues están interesadas en la astrología que es
al terreno donde más negocio está habiendo y tiene mucho más seguimiento. No
deja de ser interesante poder hacer una reflexión definitiva de cómo principalmente la justicia civil se encargó de capturar a las
brujas, la Inquisición también tuvo mucho que ver pero no crean que fueron los
verdaderos responsables, ellos actuaban según les daban el “chivatazo”, ¿quién
daba ese “chivatazo”? Muchas veces eran los vecinos, o también la propia familia.
Por entonces las amenazas eran muchas, y esos mismos vecinos o familiares eran
advertidos que si no lo denunciaban serían igualmente castigados, había mucho
miedo por entonces al castigo y tortura. En el siglo XVIII se empezó a disipar
ese miedo, las historias de brujas ya empezaban a ser parte de las leyendas y
de la literatura y casi que se realizó una quema nunca mejor dicho de miles de
casos de contacto con la brujería. Hay lugares como el mencionado Zugarramurdi,
La Haba, El Casar, Salem,… donde todavía la leyenda perdura, y es parte
queramos o no de la historia de un país, de un tiempo, de un lugar o de una
creencia que fue perseguida, todo originado por la fe. Todo era reducido a
actos de fe y de creencias, así era de verdad “La Bruja” y los tiempos de brujería.
*FERMÍN MAYORGA NOS DA MUCHOS MÁS DATOS SOBRE BRUJERÍA EN ESTE PROGRAMA, SOBRE TODO LO QUE PASÓ EN ALGUNAS LOCALIDADES COMO LA HABA O EL CASAR.
ENLACES:
Reportaje
completo y resumido de la caza de brujas en Europa:
DOCUMENTAL
SOBRE BRUJERÍA:
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