Recordamos el famoso
caso acontecido a finales de los años cincuenta en Los Montes Urales de Rusia
cuando una expedición de 9 miembros murieron en extrañas circunstancias y cuyo
misterio aún hoy en día está sin explicar. ¿Qué les pasó?
Desaparecieron en un
lugar considerado maldito ya después de aquello.
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"¿Qué les pasó realmente a mis amigos aquella noche?", dijo el único superviviente. |
A finales de enero de
1959, 8 hombres y 2 mujeres se embarcaron en una expedición que acabaría de una
manera que nadie podía prever. El escenario, los montes Urales, frontera
natural entre Europa y Asia. Igor Dyatlov, de solo 23 años, era el líder de un
grupo integrado por estudiantes del Instituto Politécnico de los Urales de
Ekaterimburgo con el objetivo de explorar el pico Otorten en el norte de la cordillera.
Eran expedicionarios experimentados, no simples excursionistas.
El 27 de enero comienza
esa expedición que iba a durar varios días y este grupo de 9 miembros montó su campamento en la ladera
de una montaña con mucho misterio, Kholat Syakhl ('Montaña de la muerte', en
lengua local). Qué casualidad que fuera por una equivocación de ruta que el
triste final de estos jóvenes estuviese ahí.
Ahora es cuando
comienza el enigma…
Pasaron los días y la
expedición no volvió y no se tenían noticias de ellos, por lo que se montó un
dispositivo de búsqueda y dieron con el campamento de los nueve integrantes el
día 26 de febrero de 1959 y un avión de rescate que sobrevolaba la zona
divisaba lo que habían sido los restos de algunas de las tiendas de estos
expedicionarios. Y cuando la patrulla de rescate llegaron pensando que iban a
encontrar a alguien con vida se dieron cuenta de que allí se había cometido una
barbarie, porque de hecho algo que suscitó mucha controversia no fue sólo lo
que les pasó a los cuerpos y el estado en el que se encontraron sino el por qué
algunas de las tiendas estaban rajadas desde dentro y que había un montón de
huellas de pies descalzos (se puede pensar que fueran de los mismos chicos
huyendo de algo).
Al pie de un pino se
iban a encontrar los primeros dos cadáveres, que aparecieron en ropa interior,
bocabajo, cubiertos de nieve y cerca de los restos de una fogata. Y además tenían las manos en carne viva. Tres cuerpos
más fueron encontrados en las inmediaciones con el mismo aspecto que esos dos
primeros, y el hecho de encontrarlos desperdigados los unos de los otros daba
que pensar de que de algo estaban huyendo, ¿pero de qué? Todavía quedaban
cuatro cuerpos por encontrar.
Pues en esos cuatro
cadáveres que faltaban es donde se muestra la anomalía de este caso, porque en
los primeros cuerpos hallados se tenía constancia que murieron de hipotermia al
hallarse desnudos en una zona donde se alcanzan los -30º pero 2 meses después
de hallar los primeros cadáveres cerca del campamento, descubren los cuatro que
faltaban y estos cuatro tenían la particularidad de que estaban vestidos, a
diferencia de los primeros que estaban completamente desnudos. Pero además,
esos cuatro cuerpos tenían el cráneo roto, costillas fracturadas, incluso a uno
de los cuerpos que pertenecía a una chica que se llamaba Ludmila, le faltaba la
lengua y los ojos. Así que los forenses compararon esos destrozos en el cuerpo
como si te atropellara completamente un vehículo, o como si fueras pasajero de
un accidente de coche a gran velocidad. Pero no fue eso lo que pasó.
En las ropas de los
cadáveres encontraron restos de radioactividad, además de que la piel de
algunos cuerpos tenía un tono como marrón. Hay muchos enigmas e hipótesis de
que lo que les pudo pasar a estos jóvenes aquel día fatídico en la montaña fue
que fueran víctimas de una prueba con arma nuclear por parte de la entonces
Uniçon Soviética (por el hecho de encontrar esos restos de radioactividad en
las ropas), es más, hasta un grupo de montañeros dijeron haber visto a 50 km de
donde estaba el campamento de los desaparecidos luces extrañas en el cielo
durante aquellos días en la que algo les pasó a los expedicionarios.
El caso acabó archivado
y en secreto porque no se supo el móvil ni el/los responsables de esas extrañas
muertes. Se intentó dar como explicación oficial el hecho de la hipotermia, ya
que aunque sea un efecto que produce la bajada de temperatura del cuerpo hay
otra modalidad o tipo de hipotermia que produce que sientas un profundo calor
en tu cuerpo a pesar del ambiente frío en el que estés. De ahí que la mayoría
de cuerpos se encontraran semidesnudos. De todas formas, no se sostiene ante
algunos de los cuerpos que estaban sin lengua o con la caja torácica
destrozada.
También fue manejada
como teoría el hecho de que fueran víctimas de una brutal avalancha. Y las
teorías más descabelladas (pero aún así no descartables hasta que no se
demuestre lo contrario) es que fueran parte de un ataque de seres de otro mundo
o parte de un experimento secreto. E incluso se lo atribuyen al enigmático
Yeti.
Yuri Yudin fue el único
que salió son suerte aquel año, ya que debido a una disentería n fue a la
expedición por lo tanto podemos decir que casi le salvó la vida. Antes de morir
por causa natural, Yuri se fue con esta pregunta que nos hacemos todos: "Si
pudiera hacerle una pregunta a Dios, sería ¿qué les pasó realmente a mis amigos
aquella noche?".
En cuanto a la teoría
más descabellada que fuera cosa de un “Yeti”; el explorador Mike Libecki
publicó un documental llamado “El Yeti
ruso: El asesino vive”. El denominado menk
(como llaman al yenti en ruso), siempre se ha tenido constancia al igual que en
otros países de que existe un ser de aspecto humano en sus montañas. En ese
documental, Mike plasmó los hechos ocurridos en aquel año para hacer constancia
que lo que les pasó a los expedicionarios tuvo que ser algo sobrehumano.
Entonces Mike encuentra a Igor Burtsev, considerado por él el mayor experto
sobre el fenómeno del Yeti en Rusia y este hombre le dice que tiene “montañas
de evidencias” (y nunca mejor dicho) de que esa criatura existe, que las
huellas no engañan y que hay muchísimos testimonios de su avistamiento.
El cuerpo del líder: Igor Dyatlov. Su rigor mortis todavía es bastante extraño. |
Monumento a los fallecidos en el cementerio de Sverdlovsk. |
La tribu Mansi, cuya
ayuda fue muy importante en las labores de búsqueda y rescate de los muertos,
ya que se conocían la zona como la palma de la mano, lo tenían muy claro: los
chicos fueron atacados por los espíritus de las montañas.
“Mansi, Mansi, Mansi. Estas palabras se repiten con más frecuencia en
nuestras conversaciones. Mansi son gente del norte. Personas muy interesantes y
únicas que habitan en los Urales Polares del Norte, encerrados en la región de
Tyumen. Ellos tienen un lenguaje escrito y dejan signos característicos en los
árboles del bosque”. Escribió Igor el 30 de enero.
Se
dice que ésta es la última fotografía que hicieron los chicos.
Yuri Yaravoi fue uno de
los fotógrafos que participó en las labores de rescate. Posteriormente escribió
un libro que tuvo que reescribir al menos cinco veces más por problemas con la
censura. El libro tiene un nombre extraño, traducido como” la más alta de las
complejidades”. El autor y toda su familia murieron en un accidente de tráfico
todos los escritos y ejemplares sobre el caso desaparecieron con él. Sólo
existe una copia en la Fundación Dyatlov. Misterio absoluto y parece que mucho secretismo.
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