EL
MITO ZOMBI. Toda la fenomenología zombi que tenemos en el cine actualmente y en
la literatura tuvo un origen procedente de Haití. Influenciado por la magia
negra y el vudú, contamos cómo eran esas prácticas de "control" en
las que se esclavizaba de alguna forma como una especie de castigo y que
después de eso llegaría la obsesión de convertir a ese mito en un monstruo de
nosotros mismos que es el que transmite el virus. Análisis extenso sobre todo
lo que tiene que ver con la fenomenología del zombie.
AVISTAMIENTOS
EN MONTSERRAT. Recordamos los famosos avistamientos en Montserrat de 2011 con
un testigo directo de encuentros con ovnis en la famosa montaña mágica, ¿qué
tiene este lugar que haga que se hayan visto tantas luminarias y objetos
voladores tan misteriosos?
NOTICIAS:
Se descubre en Badalona restos de su antiguo origen romano; Las abejas también
tienen su control de aduanas; Dos científicos chinos creen que en el centro de
nuestra galaxia hay un túnel del tiempo.
LA
OTRA CARA DEL CINE: "La Resistencia de los Muertos, George A. Romero
(2008)". Terminamos con la mítica saga de los muertos vivientes con uno de
sus grandes creadores e impulsores del fenómeno de los zombies, quizás esta
puede haber sido la película más floja de su saga pero también tiene su
análisis fílmico.
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La influencia del cine tiene mucho que ver con el origen Zombi, principalmente porque la asociación que hacemos al tema se la debemos al muerto viviente, primero con George A. Romero y después con numerosas películas, cómics y videojuegos. Pero el origen está prácticamente en el vudú, pero no más lejos de la realidad de lo que nos han vendido. Aún así, este tema es parte de la cultura popular y no vamos a negar que como disfraz sigue funcionando, para el género de terror está muy de moda y ha dejado también bandas sonoras muy escuchadas como destacamos arriba.
Todo viene del culto y la práctica del
vudú, en zonas como Haití quizás como una de las cunas pero hay muchos lugares
también del África más profunda por ejemplo donde esos remedios mágicos
convierten al sujeto en un esclavo, donde para ello ha tenido que “dormirlo”
profundamente a nivel sensorial para así tener una especie de autómata con
consciencia todavía, pero que no sienta, que haga lo que se le indica pero que
en cualquier momento ese letargo vaya dilatándose y se produzca el brote
psicótico en el que sólo quiera atacar y hacer daño a sus semejantes, porque ya
ha perdido el uso de razón y de la empatía, sólo ataca para sobrevivir, por
instinto. Ese es el lenguaje que posteriormente se ha aplicado en la literatura
ya con la introducción del “muerto viviente”, de hecho aquellas primeras
historias de terror con zombies empezaban basándose en el experimento de
laboratorio, en intentar imitar o plasmar aquellos rituales indígenas, y
entonces se producía el fallo, el experimento sobrepasaba los conocimientos de
los científicos y el muerto resucitaba con un hambre voraz que mataba a todo lo
que se movía. Ya no había voluntad, ya no había posibilidad de recuperar su
mentalidad previa a ese profundo letargo o muerte
de la personalidad (podría ser ese el concepto claro del proceso zombi) y
como todo en la vida, la rabia se extendía y ya sea a través de un virus o de
una plaga, ya no sólo había un “muerto viviente”, sino había cientos, luego
miles, hasta pasar a millones. Y así es como se plasma en la literatura y en el
cine el mito del Zombie que arrasa con lo que fue su propia humanidad.
En
regiones del continente africano más propensas a la magia negra como Níger o el
Congo adoraban a un tipo de serpiente divina con el nombre de Damballa, y en
los ritos de vudú se menciona mucho, de ahí surge el término kikongo nzambi,
que para ellos significaba DIOS. Obviamente el fenómeno zombi tal y como lo
vemos ahora en el cine está muy lejos de esa creencia, porque todos los
investigadores que pisaban tierras de las islas caribeñas para descubrir esos
zombis eran personas que en verdad eran sometidas a drogas psicoactivas (muchas
de ellas mezclas de distintas especies de plantas y toxinas) que dejaban
secuelas mentales en los sujetos con los que se experimentaba, pero nada más
lejos de la realidad de que en verdad estuviesen verdaderamente muertos. No hay
muchos casos que destacar de esta índole más que los estudios del etnobotánico
Wade Davis. Con dos libros -The Serpent
and the Rainbow (1985) y Passage of Darkness: The Ethnobiology of the Haitian
Zombie (1988)— (publicados además en plena ebullición del fenómeno zombie
en el cine ya con George A. Romero consolidado como el padre del género y otras
películas que mostrarían a los muertos vivientes como el nuevo terror de las
películas de serie B y superproducciones también), pero Davis estudia esas
sustancias utilizadas en el proceso de zombificación cuando llega a Haití en
los años ochenta. Descubre el polvo
zombi: una mezcla de dos sustancias, la primera la denominó coup de poudre (“golpe de polvo” sería
su traducción) cuyo ingrediente principal es la tetrodotoxina (TTX en sus siglas), que es principalmente el veneno
que emite el pez globo en sus pinchos para evitar a sus depredadores, un pez
que habita principalmente el Mar de Japón y del Caribe y que es una de las
toxinas más potentes según se ha dicho porque es capaz principalmente de crear
un estado de muerte aparente en una dosis de 1 mg. La segunda sustancia sería
un psicoactivo tipo estramonio o datura que es comúnmente conocido en la zona
como “pepino zombi” precisamente por
su forma cilíndrica y rodeada de pinchos, aunque también se extrae de una flor
blanca alargada (hubo mucha polémica con el estramonio en Badajoz hace unos
años con un chico que la ingirió y estuvo en coma un tiempo). Y esos efectos
durarían algunas horas hasta que ese estado se iría disipando poco a poco o
dicen que con la ingestión de la sal común se despertaba de ese profundo
letargo en el que se podían ejercer movimientos físicos pero sin habilidad
mental, prácticamente un autómata. De esto se sabe lo que dejó escrito el
propio Wade Davis, pero evidencias científicas (como ocurre con otras muchas
prácticas indígenas) no existen evidencias probadas en laboratorios, pero esto
puede servir como origen de un mito que fue exagerado y cambiado radicalmente
hasta llegar a lo que ahora entendemos como El Zombie. Pero todo este ritual se hacía como un castigo al esclavo, o al delincuente, que acabaría por convertirse en una contradicción para las nuevas modas americanas que lo veían como el caldo de cultivo perfecto para sacar nuestro propio monstruo interno.
Haití está relacionado con el origen de los "zombis", por su práctica de la magia negra y del vudú. |
De
hecho, la película de 1932 White Zombie
se puede considerar la primera obra del celuloide en tratar el mito pero más
desde ese punto de vista del folklore haitiano. Y desde ese entonces ya tiene
esa fama, no sólo de un lugar paradisiaco excepcional sino de ser la cuna del
envenenamiento que justamente en el año 1864 se aprobó un Código Penal por el
mismo Gobierno de Haití para impedir esa práctica del letargo prolongado.
Código 246 del Código Penal de Haití, donde se castiga la práctica de la "zombificación" o "letargo prolongado". |
Los
dos primeros casos de los que se tiene constancia como principales testigos de
pasar por un proceso de zombificación son el de Felicia Felix-Mentor, supuestamente
fallecida en 1907 y ‘reaparecida’ en 1936; aunque hubo muchas dudas de si fue
la misma persona o no por eso todavía este caso se coge aún con pinzas. Y el
segundo pues ya lo he mencionado al principio, el de Clairvius Narcisse, documentado
por Wade Davis y que fue encontrado supuestamente (aunque aquí parece que no
hay tantas dudas como en el de Felicia) en 1980 vagando cerca de su pueblo
natal después que dos médicos certificaran su muerte en 1962. Pues la teoría
que más se acerca a la explicación de estos rituales era precisamente el
castigo, era como una forma de castigar al que cometía un delito, a quien nos
respetaba las leyes de la comunidad entonces se le hacía pasar por esa
“zombificación” como una forma de condenarlo a trabajos forzados en las
cosechas o en el campo y así no rechistaría ni huiría.
Clairvius Narcisse está considerado "El Zombi de Haití", caso documentado por el etnobotánico Wade Davis. |
La
respuesta de si alguna vez han existido zombis reales sigue abierta, hay muy
pocos casos (y los que existen que son los anteriormente comentados se cuentan
casi pasando de puntillas por ellos), pero es que tampoco verdaderas evidencias
de que ese “automatismo” infligido a esos esclavos o castigados hayan existido
de verdad más que contados en la tradición oral (que debe ser aterrador haber
descubierto en su día a un montón de personas trabajando de manera casi
inconsciente en una cosecha bajo los efectos de esa toxina semi-mortal) pero
aquí de lo que estamos tratando es de la desvinculación del zombi fílmico de
esa primera definición que proviene de las selvas de Haití. Es a partir de esa
primera película de White Zombie cuando con el vudú se especulaba que se podía
fallecer al muerto para volverlo de nuevo a la vida ya no siendo la misma
persona, sino un monstruo, y ahí es cuando se crea la figura del muerto
viviente que luego con George A. Romero se iba a convertir en el monstruo ideal
para crear un nuevo género que como le pasó a Drácula, o a Frankenstein o a la
Momia, se usaba la transformación de la personalidad humana a algo terrorífico
y que podía acabar con el sistema de existencia humana. El terror nacía de
nosotros mismos, nosotros mismos podíamos devorarnos y poner en jaque nuestras
creencias y nuestra existencia y esos valores siguen siendo las premisas de
todo lo que vino después.
"White Zombie", película de 1932 que trataba por primera vez el género pero más apegado a su verdadero origen y relación con el vudú. |
Porque
en 1968 llegaba esa primera entrega de la saga Romero y como hemos venido
analizando en la sección “La Otra Cara del Cine” a través de las últimas
entregas, Romero convertía aquel mito vudú en un ser que llevaba al apocalipsis
al ser humano, pero además lo recreó como una crítica al sistema, al consumismo
principalmente, como lo demuestra esa segunda película que se centraba
prácticamente en un centro comercial. Y desde esa primera película, ya todos saben cómo se extendió el mito. Aquí tenéis un interesantísimo reportaje que cuenta esa evolución:
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