LA
TRAGEDIA DE LOS ANDES. Recordamos una de las historias de supervivencia más
increíbles de la historia de la humanidad, la que se vivió hace 44 años en la
cordillera de Los Andes cuando un avión con 45 tripulantes viajaba hacia Chile
para disputar un partido de rugby y se estrelló en un lugar recóndito y nevado
llamado el Valle de las Lágrimas.
Mediante
llamada de voz mantenemos una charla-entrevista con uno de los principales
supervivientes: Roberto Canessa. Hace unos meses publicó un libro junto a Pablo
Vierci que se llama "Tenía que Sobrevivir". Entre consulta y
consulta, el señor Canessa nos pudo atender y contestar a las preguntas, muchas
de sus respuestas estaban cargadas de mensajes positivos y de una humildad
admirable de un hombre que pudo haber muerto en la montaña y que siempre tuvo
fe en sobrevivir.
NOTICIAS:
La señal Wow, ¿finalmente explicada?; Un equipo de científicos descubre una
molécula prebiótica importante en el origen de la vida alrededor de una
estrella joven; Avistamientos de una especie animal muy conocida alrededor del
Castillo de Drácula.
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13
de Octubre de 1972, era viernes. Y un pequeño avión Fairchild Hiller 227 de la
Fuerza Aérea Uruguaya viajaba con 45 pasajeros hacia Chile pero había que
sobrevolar las maravillosas montañas nevadas de Los Andes. La mayoría de
tripulantes eran jóvenes estudiantes universitarios pertenecientes a un equipo
de rugby que se llamaba “Old Christians”
y que curiosamente fue creado por ex alumnos del colegio “Stella Maris” de
Montevideo para seguir en contacto con un deporte cuyos valores competitivos donde
se necesita fuerza física y gran resistencia eran fundamentales pero también el
compañerismo como deporte de equipo que iba en ese vuelo pensando en aquel
encuentro que iban a tener con los “Old
Boys” de Santiago de Chile. Un deporte aún todavía popular en Uruguay,
junto al fútbol, pero por entonces el rugby en aquella época era un deporte que
daba muchas alegrías nacionales y curiosamente este equipo que viajaba hacia
Chile llegó a ser de los mejores del país. Ya había viajado en otras ocasiones
a este país a disputar algunos encuentros, por lo tanto los viajes entre los dos
países separados por Argentina y esa cordillera andina tan inmensa siempre se
veía con fascinación, pero nunca con el miedo de aquel día cuando el avión de
repente descendía de forma brusca al abismo nevado. Con ese mismo avión ya
habían viajado en una primera ocasión, pero en aquella segunda, el Fairchild
F-227 no sólo cayó, sino que se convirtió en el único refugio de los que
pudieron sobrevivir en tierra, pero también se convirtió en el ataúd de los que
iban pereciendo día tras día hasta quedar solo 16. El símbolo y escudo de aquel
equipo de rugby es el de un trébol de tres hojas que representa la atracción de
la fuerza, de la salud y del amor. Más que nunca, aquellos jóvenes tenían que
aferrarse a aquel símbolo para sobrevivir a las duras condiciones de la
montaña.
Soportaron
temperaturas extremas de -30ºC, aludes de nieve y el poderoso hambre que iba
menguando las fuerzas y esperanzas de aquel joven equipo que se amarraban al
cielo por si veían pasar cualquier avioneta o helicóptero y fueran de verdad a
salvarlos, o también a una pequeña radio encontrada en los restos del fuselaje
para ver si podían mandar un mensaje de que todavía estaban vivos.
Jugadores de aquella plantilla de 1972 que viajaron en gran parte aquel fatídico día. // viven.com |
El
Coronel Julio Ferradas y su Copiloto Dante Lagurara eran los que controlaban
aquel pájaro mecánico que quizás por un fallo técnico o un error del sistema de
aviación no pudieron controlarlo ni enviar a tiempo el mensaje de que iban a
estrellarse Junto a ellos dos viajaban otros tres miembros de tripulación como
el teniente Ramón Martínez y dos mecánicos que eran Carlos Roque y Ovidio
Joaquín Ramírez. Los pilotos intentaron salvar en más de una ocasión el choque
con aquellos picos elevados de Los Andes pero en un golpe con uno de los riscos
de un pico a más de cuatro mil doscientos metros el avión pierde su ala derecha
que es lanzada hacia atrás con tal fuerza que corta la cola del aparato y se
desprende en dos partes con la muerte de cinco personas (entre ellas uno de
tripulación) que iban sentados en esa zona de cola. Un tercer golpe en otro
pico hace que el Fairchild perdiera su otra ala y solamente quedaba intacto el
fuselaje que iba como un proyectil a una velocidad endiablada directamente a
estrellarse en una gran ladera nevada aterrizando fuertemente sobre un banco de
nieve que iba a ser el principio de la historia de supervivencia que iba a
llevar estos supervivientes durante 72 días a 3.500 metros de altura sobre un
glaciar llamado “De las Lágrimas” donde todavía las condiciones eran extremas y
donde la incomunicación estaba asegurada.
Valle de Las Lágrimas vista por Google Earth. |
Los
días pasaban, los miembros fallecían lentamente, agonizantes con el infernal
frío y la necesidad de que se curasen con heridas con mejor material médico del
que no se disponía en aquel instante. Las ayudas entre ellos eran constantes,
era un equipo luchando y jugando su partido más importante, salvo que sabían
que al final de la contienda no iban a volver a casa a disfrutar con sus
familias, sino que tenían que seguir tirando de fuerza y resistencia para saber
si en algún momento se iban a acordar de ellos. De que todavía estaban allí,
vivos, por lo menos una gran parte. Tristemente, en el undécimo día en la
montaña con el riesgo siempre de la hipotermia rondando a cada joven en una
pequeña radio a pilas que encontraron entre los restos escuchan con dificultad
pero escuchan a la perfección de que la búsqueda se había abandonado.
16
días después del accidente y con la consternación en las caras y el pensamiento
de los supervivientes, ocurre una nueva tragedia dentro de la que ya estaban
viviendo. Un gigantesco alud golpea aquellos restos que eran lo único que les
protegía del frío exterior, entrando por ese muro improvisado de maletas y
asientos del propio avión para que el frío no pasara y con ese hecho mueren
otras ocho personas, de entre todas ellas, el capitán del equipo de los Old
Christians, el que hasta entonces era el líder, Marcelo Pérez.
Marcelo Pérez, el líder y capitán de aquel joven equipo. // viven.com |
La
gangrena también fue protagonista en la muerte de dos jóvenes que no se
pudieron mover ya en mitad del mes de noviembre con Arturo Nogueira y Rafael
Echevarren. Numa Turcatti, la última víctima, también se fue por culpa de la
infección. ¿Cuál fue el secreto de durar tantos días con escasísimo alimento
más allá de las chocolatinas y las botellas de vino que llevaban en el equipaje
casi como souvenirs? Recurrir, no les quedaba otra, a la práctica de la
antropofagia. O se alimentaban de carne humana, o todos morirían en aquel valle
de inanición. La decisión seguro que no fue fácil, máxime cuando muchos de
ellos, de religión católica, les costó aceptar la decisión de tener que
recurrir a ese acto de vida o de muerte. Todo se trataba de eso, ¿qué más
podían hacer por sobrevivir? Y el punto a favor estaba en que los cuerpos de
los fallecidos se mantenían bien con la nieve. Ya tenían un sustento
alimenticio provisional, ahora la esperanza estaba en aquella radio, pero las
baterías estaban en la sección de cola, lejos de donde estaban pero había que ir
como sea a por esas baterías que podían ser la clave para conseguir el ansiado
rescate. Pero nada, un cortocircuito producido por el desconocimiento hizo que
finalmente la única vía de salvación era andar y escalar hasta llegar a algún
prado verde donde hubiera vida de verdad.
El
12 de diciembre, los tres valientes que iban a comenzar aquella expedición que
iba a durar seguramente varios días y que podía acabar con sus vidas por el
camino iban a ser Fernando Parrado, Roberto Canessa y Antonio Vizintín. Si la
ayuda no veía como estaba sucediendo desde hace ya más de dos meses, había que
ir a buscarla. Casi 60 km de caminata rozando esas cordilleras pedregosas hasta
llegar por fin a un sector de un verde paradisiaco para Roberto y Nando que
fueron los que al final llegaron a la meta (Tintín abandonó casi a mitad de la
expedición, por lo que tuvo que volver al fuselaje con los demás). Sobrepasan
las duras y afiladas montañas y llegan a otro tipo de ecosistema, superada la
cordillera llegan de repente a un lugar donde ya hay maleza viva, hay agua que
corre, hay sonidos de pájaros, en definitiva había vida por lo que lo que ya
estaba muerto (como la carne de sus compañeros que llevaban como sustento) ya
empezaba a descomponerse. Nando y Roberto no se descompusieron ante el asombro
de que habían conseguido llegar a lo que para ellos era el Cielo auténtico, o
un paraíso bíblico. Y con el primer ser humano con el que tienen contacto
visual es con un humilde huaso chileno llamado Sergio Catalán, aquel
intercambio de miradas se produce de orilla a orilla del río, la comunicación
no fue fructífera entre la distancia, ¿qué pensaría de repente aquel humilde
arriero cuando vio a aquellas dos figuras desvencijadas y en un lugar donde no
era muy turístico? ¿quiénes eran? ¿qué querían? Sergio quiere saberlo, porque
sabía que algo grave les estaba pasando a aquellos dos jóvenes de larga barba y
aspecto cansado, así que la comunicación se produce de la manera más
rudimentaria posible, el arriero ata a una piedra una hoja de papel y un lápiza
y la lanza lo más fuerte posible para que los dos personajes la cogieran y de esta
forma les comunicara quiénes eran en verdad. La corriente del río ayuda en
ambas partes hacer llegar ese mensaje, escrito a duras penas por Nando Parrado
y donde le dejó escrito al arriero Sergio Catalán:
Vengo de un avión que cayó en las
montañas. Soy uruguayo. Hace 10 días que estamos caminando. Tengo un amigo
herido arriba. En el avión quedan 14 personas heridas. Tenemos que salir rápido
de aquí y no sabemos cómo. No tenemos comida. Estamos débiles. ¿Cuándo nos van
a buscar arriba? Por favor, no podemos ni caminar. ¿Dónde estamos?
Sergio Catalán, actualmente con 89 años, el gran salvador y conexión del rescate. |
Sergio
Hilario Catalán Martínez, humilde arriero de 44 años, hacía su labor diaria por
aquellos lares y de repente se encontraba con una búsqueda de hace más de dos
meses que casi se daba por perdida. Él fue el nexo de ese rescate con las
autoridades que inmediatamente acudirían en masa junto a periodistas y
familiares a Los Maitenes de San Fernando de Chile, donde casi nunca había
nadie más que los que poblaban cerca y de repente se convirtió en el centro del
mundo por una historia y un rescate que sobrepasó cualquier tipo de
entendimiento hasta la fecha. Mientras eso llegaba, Nando Parrado y Roberto
Canessa devoraban sus primeros alimentos que no eran ni carne humana, ni nieve,
ni chocolate… pan con queso, y aquello les sabía de verdad a auténtica delicia
de que una vez más volvían a sentirse vivos.
Aquellos
restos del improvisado campamento cerca del fuselaje se quedaron como estaban,
se añadió una cruz de hierro y los restos de los fallecidos en el accidente
fueron sepultados cerca del lugar del siniestro donde una cruz de hierro se
mantiene aún como gesto de honor de las víctimas que murieron en la montaña,
que no consiguieron la proeza pero que están en los corazones de los que sí
sobrevivieron.
Octubre de 1972
Jueves,
12 de octubre - Día 0.
Parte el avión con 40 pasajeros y 5
tripulantes
Viernes,
13 de octubre - Día 1
Se estrella el avión. 7 pasajeros salen
despedidos y 6 fallecen en el choque. Hay 32 sobrevivientes.
Sábado,
14 de octubre - Día 2
4 personas más mueren durante la madrugada
y el día. (Muertos: 10, desaparecidos: 7, sobrevivientes: 28).
Sábado,
21 de octubre - Día 9
Muere Susana Parrado. (Muertos: 11,
desaparecidos: 7, sobrevivientes: 27).
Martes,
24 de octubre - Día 12
Una expedición localiza a los 7
desaparecidos muertos. (Muertos: 18, sobrevivientes: 27).
Domingo,
29 de octubre - Día 17
8 personas mueren por la avalancha. (Muertos:
26, sobrevivientes: 19).
Noviembre de 1972
Miércoles,
15 de noviembre - Día 34
Muere Arturo Nogueira. (Muertos: 27,
sobrevivientes: 18).
Sábado,
18 de noviembre - Día 37
Muere Rafael Echavarren. (Muertos: 28,
sobrevivientes: 17).
Diciembre de 1972
Lunes,
11 de diciembre - Día 60
Muere Numa Turcatti. (Muertos: 29,
sobrevivientes: 16).
Miércoles,
20 de diciembre - Día 69
Canessa y Parrado localizan a Sergio
Catalán. (Muertos: 29, sobrevivientes: 16).
Jueves,
21 de diciembre - Día 70
Canessa y Parrado son rescatados. (Muertos:
29, rescatados: 2, sobrevivientes: 14).
Viernes,
22 de diciembre - Día 71
6 de los sobrevivientes son rescatados. Los
8 restantes tendrán que esperar una noche más. (Muertos: 29, rescatados: 8,
sobrevivientes: 8).
Sábado,
23 de diciembre - Día 72
Los 8 sobrevivientes restantes son
rescatados. (Muertos: 29, rescatados: 16).
Fueron 16 los supervivientes,
ninguno de ellos tripulante, y solo cinco jugadores del Old Christians Club:
Pedro Algorta, 21 años al momento del
rescate
Roberto Jorge Canessa Urta*, 19
Alfredo Daniel Pancho Delgado Salaberri, 25
cumplidos en la cordillera
Daniel Fernández Strauch, 26
Roberto Fernando Jorge Bobby François
Álvarez, 21, cumplidos en la cordillera
Roy Alex Harley Sánchez*, 20
José Luis Nicolás Coche Inciarte Vázquez,
24
Álvaro Mangino Schmid, 19
Javier Alfredo Methol Abal, 38
Carlos Páez Rodríguez*, 19 cumplidos en la
cordillera
Fernando Seler Nando Parrado Dolgay*, 23
cumplidos en la cordillera
Ramón Mario Moncho Sabella Barreiro, 21
Adolfo Luis Fito Strauch Urioste, 24
Eduardo José Strauch Urioste, 25
Antonio José Tintín Vizintín Brandi*, 19
Gustavo Zerbino Stajano*, 19
(*)
Jugadores de rugby
Libros
1974: ¡Viven! de Piers Paul Read, el libro
fue llevado al cine en 1993, en una producción estadounidense).
2000: Entre mi hijo y yo, la Luna de Carlos
Páez Vilaró (1923-2014, artista uruguayo, padre de Carlitos).
2006: Milagro en los Andes de Fernando
Parrado con Vince Rause.
2007: Después del día diez de Carlitos Páez
con Miguel Ángel Campodónico.
2008: La sociedad de la nieve de Pablo
Vierci.
2012: Desde el silencio de Eduardo Strauch
con Mireya Soriano.
2015: Las montañas siguen ahí de Pedro
Algorta
2016: Tenía que sobrevivir de Roberto
Canessa.
Películas
2007: La sociedad de la nieve (Stranded:
i've come from a plane that crashed on the mountains).
2006: Alive: Back to the Andes.
1993:
¡Viven!, basada en el libro homónimo.
1993: Alive: 20 Years Later
1976: Supervivientes de los Andes, en
inglés titulada Survive!
Roberto
Canessa
Después
de la hazaña se gradúa como médico cardiólogo pediatra aparte de que forma una
familia que le ha acompañado todos estos años incluso más de una vez a aquel
Valle de las Lágrimas donde estuvo sobreviviendo con sus otros 15 compañeros
rescatados al final. Hay que decir que la trayectoria del doctor Roberto
Canessa ha sido impecable desde entonces, galardonado además con el Premio
Nacional de Medicina en Uruguay y en 2015 fue asignado como Miembro Honorariode
la Sociedad Americana de Ecocardiografía. Ha viajado por todo le mundo dando
conferencia no sólo volviendo a contar la hazaña andina sino también contando
ese día de un trabajo que a mi me parece de los más maravillosos y difíciles
del mundo que es el de curar y tratar a niños muy pequeños que desde recién
nacidos tienen esas patologías de corazón. Por lo tanto estamos no sólo ante un
superviviente sino ante una eminencia en un tipo de Medicina muy especial como
toda la rama.
NO SE PIERDAN LA ENTREVISTA TAN MÁGICA QUE LE HICIMOS EN ESTE PROGRAMA JUNTO A SU AMIGO PABLO VIERCI Y QUE ENTRE CONSULTA Y CONSULTA NOS RESPONDIÓ CON AMABILIDAD A TODAS NUESTRAS PREGUNTAS.
NO SE PIERDAN LA ENTREVISTA TAN MÁGICA QUE LE HICIMOS EN ESTE PROGRAMA JUNTO A SU AMIGO PABLO VIERCI Y QUE ENTRE CONSULTA Y CONSULTA NOS RESPONDIÓ CON AMABILIDAD A TODAS NUESTRAS PREGUNTAS.
ROBERTO CANESSA: “A veces siento
que toda la peripecia de Los Andes reproduce la historia de la humanidad”. El
desafío de la vida no es no morir, sino vivir bien.
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