Estuvo contando para las cámaras y micrófonos de Badajoz Directo algunos ritos y leyendas que todavía se cuentan desde hace muchos años.
Cuando hablamos de los
ritos que se realizan de la mágica Noche de San Juan que se celebra la
madrugada del 23 al 24 de junio hablamos de una celebración muy antigua, donde
casi tendríamos que remontarnos al 5.000 a.C. Es decir, estamos ante algo más
que una simple celebración para la llegada del solsticio de verano, porque las
escrituras nos cuentan que ya los druidas celtas, los antiguos griegos y
romanos, los guerreros aztecas e incas o los bereberes la tenían señalada en su
calendario como una fecha muy importante. Lo curioso es que a día de hoy no
tenemos muy clara la procedencia pero en cada cultura y civilización ha habido
distintos ritos y pensamientos sobre lo que supone una noche como esta.
Así que, como tantas
otras cuestiones y debates dentro de la Antropología y la Historia es muy
difícil que nos decantemos por un solo pueblo como el introductor de esta
celebración (aunque muchos creen fielmente en que fueron los celtas). Pero está
claro que todo nace por esa adoración al Sol, el elemento vital para la vida,
el astro que nos da luz y calor, ¿y qué puede originar el Sol además de todo
eso? El fuego. Y el fuego es un elemento importante dentro de esta festividad,
aparte de que es uno de los primeros y grandes descubrimientos del ser humano
en la prehistoria porque en la noche, ante la ausencia del Gran Astro para
iluminarnos, podíamos hacer fuego para calentarnos e iluminar esas noches
cavernarias y poder ahuyentar también a las alimañas que nos acechaban en la
oscuridad. Pero claro, los antiguos (que eran muy listos e incluso podríamos
decir que inteligentes aunque fuera una inteligencia distinta a la de ahora) se
dan cuenta en un determinado momento que los días comenzaban a ser más cortos,
y que el Sol ya no calentaba en unas fechas tanto como en otras, y esto (hay
que imaginarse la época) supuso temor, hasta el punto de pensar que el Sol
podría desaparecer. Por eso, cuando ya se dieron cuenta de que esto solamente
eran ciclos donde el Sol estaba más activo que en otros tiempos, se comenzaron
a realizar esas adoraciones y primeros rituales.
Pero como pasa en
muchas celebraciones que ahora tienen ese componente “cristiano” y de hecho la
Noche de San Juan está muy promulgada por la Iglesia también como una noche de
devoción y de admirar al gran santo, porque el 24 de junio es el nacimiento de
Juan el Bautista, y se cuenta que su padre Zacarías hace encender una gran
hoguera por el nacimiento de su hijo Juan y él mismo saltó por encima de esas
llamas recitando cánticos de alabanza a Dios para anunciar la buena nueva, la
anunciación de Juan. Una escena que ocurrió, según las Sagradas Escrituras,
después de que Zacarías recibiera en sueños el mensaje del Arcángel Gabriel
anunciándole su próxima paternidad y éste, por su falta de fe, no le creyera.
Su origen está en la
religión pagana. Los druidas celtas celebraban el “Alban Heruin”, un ritual donde se encendían hogueras grandes y
donde se bailaba alrededor de ellas, se comía, se reunía, se contaban
historias,… al fin y al cabo esas reuniones que hacemos nosotros hoy en día
alrededor de un fuego (da igual la época) vienen de aquellos tiempos paganos. Y
además, la magia está muy presente porque los druidas y representantes del
mundo mágico y chamánico utilizaban ese fuego para traer la bendición a las
buenas cosechas así como la fertilidad y los buenos augurios a los jóvenes
enamorados (era habitual realizar ceremonias de casamientos en noches como ésta
todavía para atraer más la felicidad y la fertilidad a esa nueva pareja que iba
a dar niños y alegría a un poblado). Y gracias a esa herencia de los druidas,
la Noche Mágica de San Juan está repleta de leyendas populares como la que nos
dice que diversos elementos de la naturaleza se ven más en ese transcurso nocturno
del 23 al 24 de junio, animales como la salamandra, o más mitológico todavía,
los gnomos, hadas o duendes.
La mitología griega nos
cuenta a su manera como la fiesta del solsticio era más una puerta de entrada
del Sol a la dimensión del espíritu de los hombres. Es decir, los antiguos griegos nos cuentan
que el Astro Rey reducía su tamaño, luciendo primero en el exterior, para, una
vez llegada a la otra dimensión, iluminar el interior y ayudar a los hombres a
asimilar las experiencias vividas. Y a este proceso los antiguos griegos la
llamaban “La Puerta de los Hombres”, mientras que al solsticio de invierno los
llamaban la «Puerta de los dioses».
Hemos tratado dos casos
seguramente ocurridos en la vieja Europa, pero si cruzamos el charco,
encontramos que en México los aztecas también tenían sus rituales de culto al
Sol e incluso construyeron monumentos que fueron importantes y aun todavía
siguen en pie, como esa pirámide de Teotihuacán, también conocida como “La
Pirámide del Sol”, que se erigió posiblemente entre los años 50 y 200 d.C. y
que esta construcción es tan espectacular que está orientada de tal manera que
el Sol se pone exactamente en el comienzo de este solsticio de verano frente a
esa Pirámide, en un efecto visual calculado tan al milímetro. Así que este lugar
posiblemente también fue utilizado como culto para ayudar a la tierra y a los
hombres.
Nosotros hemos adoptado
toda esa esencia del paganismo para continuar con la importancia de esta
fiesta, como un nuevo cambio de panorama y de estación, pero a su vez con
trazos de la fiesta berebere del “Ansara” (más propicia de Marruecos y el norte
de Argelia) que consiste en encender hogueras en las plazas de los pueblos y en
todos aquellos lugares destinados a la purificación, porque con esas grandes
hogueras lo que se va a hacer es arrojar todo tipo de hierbas medicinales junto
a objetos personales para traer la buena suerte o incluso para quitarse el
lastre de algo y que sean las llamas o el humo el que purifique. Además, algo
que es muy típico en estas fiestas bereberes y que en la cultura más
mediterránea se sigue haciendo es el saltar por encima de las brasas y
purificar con ramas ardiendo el interior de las casas y a los enfermos con el
humo. Esto ya pertenece a una cultura preislámica, y esos saltos sobre las llamas
(muchas veces de más de metro y medio) se tienen que hacer siete veces.
Todavía se tiene la
creencia de que si una muchacha se asoma a una ventana durante la mañana del 24
de junio verá al hombre que va a ser su pareja, o por ejemplo si una mujer
casada sale la noche de San Juan a mediano noche y ve a un perro, su marido le
va a ser infiel. Estas son las supersticiones que también llenan una noche
mágica como ésta. Al igual que la típica que ha generado tantas leyendas
urbanas terroríficas delante del espejo como esa que si te miras frente a un
espejo a media noche del 23 al 24 de junio se te puede aparecer el diablo y es
muy probable que te ofrezca belleza y vida eterna a cambio de tu alma.
Y también es curioso el
ritual de las siete habas, y que se aplica a las muchachas o mujeres que
quieren el enamoramiento: en cada una de ellas hay que escribir la letra
inicial del nombre de uno de los muchachos deseados o de varios. Esas habas se
colocan debajo de la cama durante la noche de San Juan y a la mañana siguiente,
nada más despertarse, esta muchacha debe coger, sin mirar, un haba. Aquella
haba que coja con la inicial que escribiera será la del muchacho afortunado que
se enamorará de ella.
Dicen que para
cualquier ritual que se realice durante la noche de San Juan hay que repetir varias
veces antes del amanecer:
San Juan Bautista
sol de soles
déjame ver
al hombre/mujer de mis amores.
También hay rituales ya
más oscuros que tienen que ver con la brujería como el coger un gato negro, asarlo
vivo en una hoguera y comerse su carne y huesos; de esta forma, se obtenían
poderes sobrenaturales.
Se cuenta que hay
ciertas higueras que florecen y si coges una de las flores recién brotadas de
una higuera en esta noche mágica serás feliz durante toda tu vida. Aunque en
Asturias dicen que según donde estés te puedes encontrar con seres mitológicos
que te lo van a impedir.
La Noche de San Juan en
Extremadura
Fuente de "La Velasca". // Fuente: Blogs.hoy.es |
En Extremadura tenemos
una leyenda que con estas fechas cobra siempre gran interés, y tiene que ver
con una mora encantada. Normalmente estas moras son mujeres sabias y que
realizan magia, y normalmente se esconden en cuevas como se cuenta en Trujillo.
Las leyendas cuentan de
otra forma que estas moras aparecen en cualquier lugar con una sábana llena de
baratijas, como si estuviese en un gran zoco, y que ofrece al viajero con el
que se cruza que compre alguna de las cosas pero esto es una gran prueba de
fuego para ese hombre ya que debe escoger a ella como objeto preciado y no a
uno de los objetos que le ofrece vender, ya que de esa manera, si escoge el
objeto, esa mora podría otorgarle terribles castigos, incluyendo la muerte.
Esta historia es más propia de Las Hurdes.
La fuente de la Velasca y su leyenda también es muy
común escucharla en noches como esta ya que nos dice que en una fuente
encantada, vive una mora maldita por su padre, un mago iracundo que la
sentenció en ese pozo, y que siempre espera a algún pastor o viajero que se
asoma por curiosidad a esa fuente y desde ahí, como una especie de bruma esta
mora de manifiesta de forma bellísima con cabellos brillantes y ojos negros,
seduce al hombre y se lo lleva con él al fondo del pozo de donde jamás sale. En
Cabeza del Buey está muy anclada esta historia, que también encontramos en los
versos de un romancero del siglo XIX, obra del poeta Manuel José Quintana como
así nos cuenta Israel J. Espino en sus artículos del diario Hoy.
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