Charlamos también con la periodista Israel J. Espino para hablarnos de la última edición de Rutas del Misterio que está preparando en la ciudad de Mérida y que la va a enfocar a las ánimas con motivo de la Noche de Ánimas del 31 de Octubre.
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Es curioso como a veces
un error burocrático o simplemente un dato erróneo en un documento puede
provocar que no existas para la Administración. Eso pensará la pobre Cristina
Araujo que vive en una localidad argentina llamada Campo Grande, pero para el
sistema está fallecida desde hace seis años. ¿Cómo llegó a esta situación?
En una pequeña
noticia-reportaje que hallamos en el diario territorio.com, y redactada por
Daniel Villamea se plasma el testimonio de esta mujer que cuenta que “Hace seis años mi hija mayor fue al Registro
de las Personas para renovar el DNI y la persona que la atendió le preguntó
‘¿trajiste la partida de defunción de tu mamá?’, y mi hija le contestó ‘pero si
ella está viva’. Pensé que era un error que se iba a solucionar enseguida y me
presenté con mi DNI, pero no hubo caso y desde entonces estoy luchando para que
reconozcan que sigo viva”.
La situación de esta
mujer es de chiste porque cómo puede ser que no se le permita tramitar su DNI
ni puede salir del país. Es decir, está mujer para el sistema está muerte
aunque ella está tan viva como nosotros ahora mismo. Según parece, en el
Registro de las Personas de Campo Grande (que es el lugar donde vive) le
informaron que esto se debe a que una mujer de su misma nacionalidad
(argentina) falleció con el mismo número de documento, esa persona falleció,
así que una vez que el sistema le da por fallecida se le da de baja. Así que,
con esa información, la señora Araujo comienza a mover hilos entre las oficinas
del organismo y se va al origen de todo, a su partida de nacimiento que está
registrada el 30 de noviembre de 1974 en la delegación de Registros de su
tierra natal. Y la verdad que no nos imaginamos la impotencia que debe de
sentir esta mujer al ver que después de todo el esfuerzo realizado con
numerosos trámites y gestiones que ha realizado en los últimos seis años se
imponga un error humano de registro con el mismo número y no se ponga solución
a esto. ¿Cuál es el verdadero conflicto para que a esta mujer no se le ayude a
cambiar ese número o a darle un nuevo serial de excepción para que no se la
rechace de forma legal en su país por un “fallecimiento?
Es como dice ella
“parece que quieren que muera con la otra persona sin yo conocerla de nada”. Su
caso sigue en espera y en juicio, ella informa a ese portal web de que realiza
una denuncia por supresión de documento en un Juzgado Federal y después parece
que le extravían su expediente con sus huellas recogidas. La negligencia
burocrática le ha tocado de mala manera a esta mujer que se ha visto encerrada
en su casa, sin poder salir y sin que su caso sea tomado en serio por ninguna
administración ni organismo. Pero lo curioso, es que puede votar, porque figura
en un padrón electoral y hace tres años pudo votar en unas elecciones con un
DNI sustitutivo y ahí no le pusieron ningún problema. Como dice ella al diario
es como “para votar, sí. Pero para ejercer mis otros derechos como el de
autorizar a mis hijas a que hagan un viaje afuera no porque estoy muerta”.
Un
caso similar en España
Si el anterior caso se
produjo fuera de nuestras fronteras, en nuestro país también ha pasado algo
parecido. De hecho en octubre del año pasado el Juzgado de Instrucción nº 2 de
Málaga anuló un fallecimiento erróneo que se le dio a una mujer sevillanada
llamada Juana Escudero que como en el caso anterior sus datos personales
identificativos (nombre, apellidos y fecha de nacimiento) coinciden con los de
una mujer que ya estaba fallecida por lo que esta mujer llevaba desde 2010
declarada muerta por error hasta que se exhumó el cadáver de la mujer fallecida
y ya se descubrió toda la confusión. Menos mal que en este caso la justicia
española ha sido efectiva y los esfuerzos de Juana dieron sus frutos, aunque
haya tenido que esperar 7 años para ello.
Aunque parezca que este
tipo de casos no se den a menudo, sí que se han dado bastantes y las víctimas
de este error se llevan el susto como aquel vecino de Lleida llamado Gumersindo
Aranda que acude un día a su consulta con su médico para tratarle un dolor de
espalda y de repente el doctor le dice que oficialmente estaba muerto, que así
aparecía registrado en la base de datos. Aun así, obtuvo su receta para tratar
su dolencia. En su caso fue un error informático en la transmisión de datos
entre el Servicio Nacional de Salud y el Registro Central de Personas
Aseguradas que provocó a este leridano de 55 años en un finado que estaba en
realidad muy vivo.
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