Marianela Gutiérrez
Lázaro, hermana de Estefanía, la joven que falleció en Vallecas en 1992,
después de sufrir una posible posesión, en lo que se conoce como el Expediente
Vallecas, nos ha contado hoy que aún convive con espíritus de gente fallecida.
“Me he mudado 7 veces y ya tengo claro que esto no va a terminar nunca, porque
esa puerta sólo la podía cerrar mi hermana”, nos ha contado Marianela que, de
forma concreta, ha visto en una ocasión a una mujer mayor sentada en su cama a
su lado o ha sentido cómo le pateaban el cubo de fregar y le tiraban de los
pelos, entre otras experiencias paranormales. Esto no lo cuenta en su libro,
Expediente Vallecas, pero ha decidido hablar de ello porque “ahora sí me siento
preparada”.
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Un 27 de noviembre de
1992, de madrugada, una familia numerosa (los Gutiérrez Lázaro) que vivían en
el piso número 8 de la calle Luis Marín de Madrid (en el barrio de Vallecas),
llaman de forma desesperada a la Policía Nacional y se presentan en el lugar varios
agentes comandados por el Inspector Jefe José Pedro Negri que redactó un
informe que dio origen al famoso ‘Expediente
Vallecas’. Ese informe es el que le da interés a este caso ya que se
reflejan una serie de fenómenos “extraños y misteriosos” que no tienen
explicación, aparte de que dicen que vieron moverse los crucifijos de la pared
y que una extraña sombra les acechaba en el pasillo.
Entonces a raíz de eso
por aquella casa iban a desfilar personajes de todo tipo, desde investigadores
de lo paranormal de lo más riguroso hasta llegar a los más absurdos como el
señor Tristán Braker que fue el que más salió en televisión hablando de los
fenómenos recogidos en la casa, las supuestas apariciones y sus psicofonías. Y
eso todo salió en la televisión, por lo que el espectáculo televisivo y morboso
iba a ser clave en esos inicios de los 90 en plena guerra de audiencia entre
televisiones privadas. Y le fueron a dar más cobertura a las cosas que decía
ese señor que a gente más rigurosa que pasó por allí.
Concepción
Lázaro, la madre.
El caso comenzó con la
muerte de Estefanía Gutiérrez Lázaro un año antes de lo que dicen fue una
muerte extraña y que asociaron rápidamente al mal juego llamado ‘ouija’ porque
estuvo muy interesada en temas de ocultismo y se confirmó que antes de morir
jugó al dichoso juego pero sin usar tablero ni nada y aquí es donde empiezan
las contradicciones porque unos dicen que fue en el cuarto de baño del
instituto y otros en la biblioteca. Supuestamente las muchachas querían
contactar con el novio de una de ellas que falleció en un accidente de moto. Y
que hubo un momento en que el vaso que usaron como “máster” Estefanía y sus
compañeras se rompe y sale un humo blanco que entra por la nariz de la chica y
posteriormente a los pocos días cae enferma y muere en el Hospital Gregorio
Marañón en agosto de 1991 en extrañas circunstancias también dicen porque el
diagnóstico final fue por asfixia pulmonar y muerte súbita siempre hubo recelo
desde la familia con esa conclusión. Antes de morir, la familia reportó que la
niña levitaba y que hablaba en lenguas muertas, comportamientos extraños tipo
de alguien que está poseído.
Y desde entonces, uno
de los puntos principales del debate estuvo en quién se aparecía en esa casa
causando aquellos fenómenos. Tristán Braker llega a decir que descubre dos
energías, una que es el espíritu de la niña fallecida un año antes y el otro
que es alguien más maligno que es el espíritu del abuelo fallecido unos años
antes y que es el que está perturbando la paz de este hogar ya que según decía
la madre era muy malo y quería vengarse de ella y de su familia entera.
Y los policías que
están allí recogiendo testimonios aquella noche elaboran ese informe o redactan
esos sucesos indicando cosas tan extrañas como estas:
Que
“pudieron oír y observar como una puerta de un armario perfectamente cerrada,
cosa que comprobaron después, se abrió de forma súbita y totalmente antinatural
desencadenando una serie de sospechas serias”.
“No
habían salido de la sorpresa y comentando la misma, se produjo un fuerte ruido
en la terraza donde pudieron comprobar que no había nadie con lo que las
sospechas, por tanto, aumentaron y se reforzaron hasta confirmarse momentos
después, pudieron percatarse y observar como en la mesita que sostenía el
teléfono y, concretamente, en un mantelito, apareció una mancha de color marrón
consistente identificada como babas. En la ronda por las habitaciones de la
casa se observó un crucifijo en el que el Cristo estaba separado de la cruz, al
tiempo que el póster sobre el que se ubicaba contenía las huellas de un
arañazo”.
Este caso se siguió
debatiendo en televisión durante los 90 en programas como “Hoy Cruzamos el
Mississipi” donde se ve hasta un enfrentamiento entre la familia y Tristán
Braker, y quedó ahí catalogado como de los casos más misteriosos de España
relacionado con el fenómeno poltergeist y casa encantada. Y en los últimos años
ha vuelto a la palestra en primer lugar por la película ‘Verónica’ de Paco
Plaza (estrenada en 2017) que se basa en el caso para crear una historia de
ficción de terror que gustó a muchos críticos del cine, pero que no deja de ser
una reimaginación de los hechos. Posteriormente a ese estreno, el programa
Cuarto Milenio realiza un reportaje recordando el caso con el inspector jefe
que redactó aquel informe, J. Pedro Negri, y se publica en el diario El Mundo
una entrevista realizada por David Cuevas entrevistando a dos hermanos varones
de la familia (Ricardo y Maximiliano) confirmando que todo fue un fraude
orquestado por la madre.
Y ahora, Marianela
Gutiérrez Lázaro, hermana mayor, publica un libro con la Ed. Guante Blanco
donde cuenta su perspectiva sobre el caso como parte de la familia.
ENLACES:
La madre maltrataba a los hijos, tanto psicológica como físicamente. Ellos así lo atestiguan. Sufrían de esa lacra tan silenciada por los medios de comunicación como cada vez más extendida en esta podrida sociedad: la violencia hembrista.
ResponderEliminarQue tenga que leer un comentario sobre "violencia hembrista" en un artículo sobre el caso vallecas ya clama al cielo. Hasta aquí llegan los hombres llorones y victimistas
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