En esta sección
comentamos la noticia del fallecimiento de Mike Hughes, el piloto aficionado
reconocido terraplanista que ha muerto en mitad de una filmación después de
intentar lograr una proeza difícil.
También recordamos la
famosa leyenda del satélite extraterrestre 'El Caballero Negro', una historia
alimentada por fotografías de Internet y por viejos recortes de prensa y una
señal extraterrestre captada por Nikola Tesla a finales del siglo XIX.
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Cuando uno vuelve a
leer la famosa novela ‘Contacto’ de
Carl Sagan (adaptada en la famosa película Contact)
se vuelve a interesar por los distintos episodios en los que la humanidad ha
intentado enviar mensajes más allá de nuestras fronteras planetarias. Y
mientras tanto, continúa el debate de si continuamos siendo los únicos seres
vivos inteligentes en el Universo o hay alguien más que nos esté observando muy
de cerca.
Pues bien, muchos creen
que desde hace 120 años alguien nos está observando desde un satélite u objeto
volador no identificado que todo el mundo llama ‘El Caballero Negro’: un
supuesto espía alienígena creado hace más de 12 mil años según los amantes de
las teorías de la conspiración. Su historia comienza a finales del siglo XIX
cuando Nikola Tesla, en plena experimentación radiofónica y muy interesado con
la comunicación extraterrestre detecta una señal de radio extraña. Y desde
entonces, siempre se ha creído que Tesla fue el primero en captar algo aunque
nunca se ha aclarado verdaderamente qué es porque teorías hay muchas.
Claro está, este asunto
del Caballero Negro es más misterioso todavía cuando la NASA no ha ofrecido una
información oficial sobre ese objeto filtrado en cantidad de fotos que pululan
en Internet en nuestro nuevo siglo y que todo el mundo puede ver con un click.
Si es un satélite, parece un satélite muy grande y con una forma poco peculiar.
Más parece una nave o artilugio muy avanzado a nivel tecnológico que no sabemos
qué función tiene.
Duncan Lunan, un astrónomo
aficionado, analiza esas muestras de radio recogidas por Tesla y descubre que
provenían de ese supuesto objeto. Rápidamente la comunidad científica se le
echa encima por los métodos que utilizó y que no mostró rigor ninguno en
demostrarlo. En 2017, Martina Redpath, especialista del Planetario de Armagh en
Irlanda publica un libro titulado ‘La verdad sobre el misterio del satélite
Caballero Negro’ que “todo ese asunto era una mezcla de historias sin relación
alguna entre sí, reportes de observaciones científicas inusuales. Estos
ingredientes se procesaron y se mezclaron en la red, en una especie de poción mítica
inconsistente y confusa".
Entonces, de los miles
de satélites que pululan nuestra órbita terrestre (y otros muchos que quedaron
destruidos o desactivados), éste se lleva la palma en cuanto al más misterioso.
Puede ser que solamente sea leyenda lo que haya detrás de él o de verdad pueda
ser un satélite estratégico que pertenezca a algún país en concreto.
La primera prueba
fotográfica que se tiene de este objeto la obtenemos en el año 1988 en mitad de
la misión STS-88 cuando se acercaba a la Estación Espacial Internacional:
En un vídeo de apenas 2 minutos
se puede ver como los tripulantes de esta nave que estuvo en órbita grabó una
especie de objeto circular dando vueltas y sin un rumbo concreto.
Rápidamente se dieron
explicaciones sobre ese objeto más o menos precisas como que pudo ser una manta
térmica que se desprendió del transbordador o que fuera alguna parte de la ISS
que se desprendió durante algún accidente. Explicaciones perfectamente aceptables
pero que una gran parte de la comunidad no lo tenía claro (los llamados ‘believers’ o creyentes en cualquier
teoría ufológica).
La NASA bautizó al
Caballero Negro como objeto 025570, y unos días después se salió de órbita y se
quemó por acción de la atmósfera terrestre. (Aquella fue la explicación
medianamente oficial que dio la famosa agencia).
Ya decimos que el
misterio viene de muy atrás (de antes de lanzar el Sputnik, el primer satélite
oficial puesto en órbita en 1957), cuando en recortes de la prensa de los 50 y
los 60 reportaban esas señales desconocidas de una supuesta sonda o satélite no
reconocida ni por rusos ni por americanos (cuando fueron los únicos que en
plena Guerra Fría se enfrascaron en una batalla por ver cuál de los dos
desarrollaba mejor tecnología espacial). [en el portal
lamentiraestaahifuera.com cuenta que esas publicaciones eran más bien sátiras
de un escritor sobre un libro relacionado con platillos volantes].
Quizás puede que todo
sea una serie de malinterpretaciones y fallos de perspectiva, si a eso le
sumamos el recelo que existe sobre todo lo que aparece en el cielo y la venta
de historias de ufología barata que no son… Sea lo que sea, El Caballero Negro es ya una leyenda
folclórica de nuestro tiempo.
Mientras tanto, puede
que lo que descubriera Tesla en esa señal fuera más el resultado de un púlsar
(que ya de por sí fue un gran hito del inventor en aquella época), aunque él
dijera que era una señal proveniente de Marte, ¡Quién sabe!
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