Estamos
viviendo una de las mayores pandemias de nuestra historia en un momento en el
que parece no tener límite el uso de la ciencia y la tecnología para seguir
avanzando como especie. Y aun así, con todos esos avances, este bicho
microbiológico llamado SARS-Cov-2 nos tiene en jaque a nivel mundial. Por eso,
a falta de vacunas y de otros remedios más eficaces para paliarlo (más que
nuestro sistema inmunológico), debemos permanecer en cuarentena para no seguir
expandiendo la enfermedad y que pase pronto esto. Pero, ¿de dónde nade esta
forma pasiva de sobrepasar una epidemia?
Es
un método que comenzó a utilizarse de manera eficaz con el auge del comercio
por rutas del Mediterráneo con esa peste negra que asoló en la antigüedad a finales
del siglo XIV. Pero, ¿por qué la cuarentena representa el número 40? Porque
entonces se creía que ese plazo de cuarenta días era el ideal para pasar la
fase crítica de la enfermedad (de ahí la mítica expresión veneciana quaranta giorni).Y el símbolo 40 viene
casi de un origen místico: 40 fueron los días que duró el diluvio, 40 fueron
los días que Jesús anduvo por el desierto en ayunas, 40 son los días que dura
la Cuaresma,… y ahora esa cuarentena es la que estamos viviendo con muchas
diferencias que en el pasado, obviamente, pero con una semejanza total con
todas las que hemos padecido siglos atrás: el miedo. Qué curioso que Milán sea
una de las ciudades más afectadas del mundo cuando ese miedo a la peste también
la asoló en la segunda mitad del siglo 16 y en ese entonces se tomaron medidas
como las de que un solo miembro de la familia (siempre el varón) podía salir a
comprar alimentos una vez al día.
Así
que, en un momento en que el ateísmo se está imponiendo enormemente, seguimos
utilizando una denominación muy religiosa y unos métodos igual de arcaicos que
los del pasado. Eso demuestra que hemos avanzado en muchos campos de nuestra
vida pero en cuanto a nuestra salud no hemos aprendido de nuestro pasado (sin
quitar mérito a los muchos avances conseguidos a la medicina que eso es
innegable). Nuestras amenazas ahora, aparte del SARS avanzado que estamos
sufriendo ahora, son el VIH, el ébola y la gripe que ya tenemos inmunizada y
casi como parte de nuestra vida pero que acaba con miles de vidas al año. [no
nos olvidamos de ese otro enemigo llamado
cáncer que también ha matado a millones de personas y parece irrefrenable
por el momento]. Pero siglos atrás fue la peste, la lepra y el cólera; y los
reglamentos del proceso de cuarentena se fueron mejorando y haciéndose hasta
más complejos con medidas extremas como la detención –y a veces ejecución- a
quienes abandonaban las ciudades por temor al contagio, de esa manera no se
propagaba la epidemia. Muerto el perro…
Y
todo eso fue antes de que en siglo XIX ya los avances en medicina fueron
tremendos y se consiguió identificar los patógenos causantes de las
enfermedades y así comenzó el concepto de incubación y los métodos para
detectar las vías de contagio y prevención.
Así,
en el 532 d.C. tenemos el primer caso de cuarentena más antiguo que se conoce y
que fue en los tiempos del emperador Justiniano cuando decretó que aquellas
gentes que quisieran entrar en la ciudad de Constantinopla de aquellas zonas
contaminadas debían primero purificarse en localidades especiales y recibir un
certificado de salud. Ese es el primer caso histórico de aviso del peligro que
podían tener las pandemias pero no sería hasta el año 1127 cuando tuvimos la
primera cuarentena oficial realizada en la ciudad de Venecia (que precisamente
es otra de las grandes afectadas por el coronavirus actual).
Y
fue el país italiano el que más cuarentenas de este tipo realizó durante
distintas fechas por la llegada de enfermedades por entonces desconocidas que
se llevaron muchas vidas. En la mitad del siglo XIV encontramos casos de
puertos marítimos que se cerraban cuando llegaban los barcos de zonas
sospechosas que podían traer enfermedades, y de esta forma, en Venecia un 20 de
marzo de 1348 decidió cerrar su puerto y aislar a los viajeros que llegaban a
esta hermosa ciudad. En aquella fecha se aplicó una trentina (por un aislamiento de 30 días para aquellos forasteros
llegados en barco). Pero en años posteriores encontramos otros casos de
cuarentena en ciudades como Dubrovnik, Marsella, y también Mallorca entre los
siglos XIV y XV. Y todo el resto de Europa adoptó esta medida efectiva durante
los siglos XV y XVI.
Las
razones de aquellos aislamientos no era porque creyesen en la transmisión entre
las propias personas, sino para evitar la corrupción atmosférica causada tanto
por el cuerpo como por el alma. Era normal esa forma de pensamiento basada en
cuestiones místicas y religiosas. Cuarentenas que no fueron bien recibidas por
las clases sociales: los ricos solían irse de las ciudades aun teniendo en cuenta
que tenían que hacer frente a ese impuesto exclusivo para los que huían, y los
pobres amenazaban con rebelarse al no poder abandonarlas. Los más opositores
eran los comerciantes y los trabajadores. Por eso, se fumigaban las mercancías
tipo lana y algodón para evitar contagios y la iglesia, con mucho poder por
entonces, también se opuso a la cancelación de procesiones acusando de herejía
a esas medidas para impedir la exhibición de la fe eclesiástica. Los barcos
necesitaban una especie de certificado de salud para arribar a los puertos y
llevar la mercancía y mano de obra.
La ciudad italiana de Venecia sufrió duras cuarentenas en el pasado, pero en esta podemos ver el agua de sus canales increíblemente limpias como nunca se han visto. |
Quizá
la parte positiva que podemos sacar de este tiempo de cuarentena en el siglo
XXI es que podemos utilizar nuestra creatividad y el pensamiento para ser
mejores y hacer algo único en la vida. Curioso cómo en Japón, un país muy
avanzado en sociedad y tecnología, tienen un proceso llamado Hikikomori en el que sus jóvenes
adolescentes se pueden pasar semanas o meses enclaustrados en sus casas sin
salir solo con el objetivo ‘de’ o ‘por’. Y en el pasado, el tiempo de
cuarentena fue aprovechado por algunos genios como Isaac Newton, cuyas mayores contribuciones a la física se hicieron
durante la plaga de 1665. Esa Gran Plaga que se produjo en Londres pilló a
Newton con la edad temprana de 20 años, así que, en vez de estar preocupado por
salir o no, lo aprovechó para seguir investigando sobre física y convertirse en
el gran genio científico que fue. Unas décadas más tarde, en la plaga de 1605
William Shakespeare aprovechó su tiempo de cuarentena para escribir Macbeth y El Rey Lear.
El pueblo de Eyam, una
pequeña localidad situada en el centro de Gran Bretaña es conocido como “el
pueblo de la peste”. En el año 1665 se impuso una cuarentena para detener la
propagación de la peste bubónica al centro del país.
En
Estados Unidos parece que también han reaccionado tarde a las medidas de
confinamiento, pero ya en este país se está recordando aquel caso ocurrido en Filadelfia a finales del siglo XVIII cuando una epidemia de fiebre amarilla ocurrida entre
principios de agosto y terminada a principios de noviembre del año 1793 acabó
con la vida de cinco mil personas. La población de aquél lugar, por entonces,
tuvo que realizar una cuarentena dura en la que a los inmigrantes que llegaban
los aislaban durante dos o tres semanas creyendo que eran ellos los que habían
traído la enfermedad. La versión oficial de aquel hecho histórico se la dio al
mosquito (teoría que no se confirmó hasta el siglo XIX). Pero sería la ciudad
de San Francisco la que tuvo que aislar entre 25 – 35 mil residentes en
cuarentena debido a la irrupción de una peste bubónica cuyo foco principal vino
(qué casualidad) del barrio chino. Fue la primera vez que los Estados Unidos ya
establecido como una gran nación tuvo su primera epidemia de peste y casi como
un calco de lo que está sucediendo ahora con la crisis del covid-19 su
gobernador por entonces, Henry Gage, le costó reconocer el problema debido al
auge comercial que tuvo esta ciudad y el estado de California con ese temor a
perder jugosos ingresos económicos. Así que, aquella cuarentena se acordó que
fuese en el barrio chino pero tuvieron un segundo brote de la epidemia en mayo
de 1907 ya afectando a varias zonas de la ciudad, que también tuvieron que
soportar un enorme incendio producido por un terremoto que atacó la hermosa
urbe de San Francisco de la que todos sabemos que se acabó recuperando pero que
también tuvo su historia de confinamiento.
En
Europa, debemos recordar el brote de viruela ocurrido en la antigua Yugoslavia
en 1972 que produjo la declaración de una ley marcial con medidas severas de
confinar a pueblos y vecindarios de las ciudades de Kosovo y Belgrado, bloqueos
de carreteras, cierre de fronteras, prohibición de viajes y reuniones… todo
debido a un peregrino musulmán llamado Ibrahim Hoti que tuvo la mala fortuna de
contraer el virus en el Medio Oriente y creó esa cepa que acabó con toda la
población vacunada con la Organización Mundial de la Salud como enorme
protagonista en aquella época.
Y
será mejor que nos acostumbremos a este tipo de cuarentenas largas si en el
futuro queréis que el ser humano visite Marte, porque los tripulantes del Apolo
11 tuvieron que estar 21 días en régimen de aislamiento por si habían traído
algún patógeno lunar extraño. Aunque a partir de la misión Apolo 14 las
cuarentenas a los astronautas se cancelaron cuando se comprobó que no había
amenaza biológica en nuestro satélite.
Los tripulantes de las misiones Apolo han tenido que ser sometidos después de cada misión a duras jornadas de aislamiento para evitar la propagación de patógenos extraterrestres. |
Y
sin embargo, si queremos encontrar grandes historias de supervivencia en
tiempos de cuarentena debemos hablar de Mary Mallon, a la que llamaron
vulgarmente María La Tifoidea. Esta
cocinera irlandesa que vivió en los primeros años del siglo XX tuvo la mala
suerte de ser portadora del tifus, aunque era ella asintomática. Así que, dejó
un reguero de enfermos y contagiados a todas las casas a las que iba a cocinar.
Ella no se dio cuenta, hasta que los expertos identificaron una lista de 53
personas contagiadas a su paso, de las que tres fallecieron y tuvieron que
aislarla en un hospital durante 3 años. Una vez terminó su largo tiempo de
cuarentena, provocó un nuevo brote al volver a su antiguo trabajo al que
prometió que no volvería así que volvió a estar aislada hasta que falleció en
1938. Más de una veintena de años confinada. La pobre.
Mary Mallon, recordada como María La Tifoidea. La única mujer en el mundo que fue sometida a una cuarentena de más de 20 años de historia. |
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