Con
el reciente fallecimiento de Stuart Gordon a los 72 años de edad se nos ha
ocurrido hacer esta especie de dossier sonoro como homenaje a un director que
se atrevió a adaptar una obra de Lovecraft en una de las películas de serie B
más recordadas de los años ochenta. Re-animator se ha convertido en una cinta
de culto con muchos aspectos que analizar.
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El
pasado 24 de marzo de este año 2020 murió un director de cine solamente
conocido por aquellos que aman el cine de terror más gore y de culto, hablamos
de Stuart Gordon. Con 72 años y 18 películas, su aportación al buen cine de
terror durante la década de los 80 y los 90 fue aplaudida por el público que
ama ese terror sin censura, ese horror sacado del terror más gótico y espacial
que es el que nos legó H. P. Lovecraft. Y por eso ha sido un director
importante, no muchos se atreven a plasmar en una película una historia de
Lovecraft porque sus obras de terror fueron adelantadas a su tiempo, no
entendidas para todo el mundo y que, en muchas ocasiones, sacaban los peores
miedos del ser humano unas veces representados en monstruos y otras simplemente
mostrando al mismo ser humano como el monstruo a evitar. En su filmografía
encontramos tres películas adaptadas de esas obras del horror del gran
Lovecraft y nos vamos a quedar con la más famosa, con la historia que lo llevó
a la fama: Re-animator (1985). Y este es su tráiler.
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Consiguió
el éxito prácticamente con su segunda película realizada, aunque como ya sabéis
los que sois más cinéfilos, muchas veces el éxito de una película de culto
llega años después, e incluso décadas. Muchas pelis de los 80 han envejecido
bien y otras solamente son admiradas por esos coleccionistas y amantes de esa
nueva forma de hacer cine sin censura, utilizando personajes originales como
fueron Freddy Krueger, Jason Voorhees, Michael Myers, Chucky…por mencionar
algunos monstruos creados en esa época que representaban el verdadero sadismo
hasta llegar a otras cintas como las de Evil Dead (Posesión Infernal) que de
alguna forma comenzaron una nueva tendencia entre los cinéfilos que era seguir
una línea alternativa al cine más convencional, más de salas y de representar a
actores conocidos. Las series B solamente son apreciadas por aquellos buenos
conocedores de ese que se realiza sin mucho presupuesto, sin censura, sin nada
de ética a veces en el tratamiento de los personajes pero con unos guiones
firmes y una realización tan detallada que muchas de ellas ya han pasado a la
historia del celuloide. Pablo García del Río la analizó en su momento en su sección "La Otra Cara del Cine", gran conocedor, gran amante de
ese cine de culto de serie B y gran coleccionista que tiene entre sus numerosas
reliquias una edición especial de ese film de 1985. En el podcast podréis escuchar algunas opiniones suyas sobre la película, porque Pablo además tiene una edición especial de ese DVD que os comparto aquí:
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Ese
“efecto Frankenstein” que se ve en la
película es verdaderamente curioso, y eso que Lovecraft no fue el creador del
mítico monstruo que nos encandiló a principios de los 90 con la obra de Mary
Shelley. Pero estos pioneros del papel, del terror escrito, pertenecieron a la
misma época. Una época en la que la muerte estaba muy presente en la
literatura, pero ya no solo ese miedo al morir, sino el miedo a que si algo
resucitaba ya no iba a ser lo mismo. De ahí el éxito de las novelas con
vampiros, y de ahí el éxito de novelas con seres traídos a la vida como parte
de un experimento. Los avances científicos se estaban produciendo y eso también
provocó mucha incertidumbre y mucha innovación a la hora de escribir, y así se
hizo. Bien, volviendo a Stuart Gordon él se atrevió a adaptar el relato llamado
Herbert West: reanimador, que para
los más lovecraftianos saben que es una
de las obras imprescindibles que hay que leer si te gusta la literatura del
autor estadounidense. No fue una obra aplaudida por una multitud, ya que los
más ortodoxos de la literatura piensan que Stuart Gordon se tomó un poco a
pitorreo la historia por añadir esa especie de humor negro con una escena que
dio para el recuerdo como una en la que resucitan a un gato y crea un momento
muy surrealista y embarazoso la cual se convirtió en una de las escenas más llamativas de la cinta:
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Quentin
Tarantino se ha reconocido como un fan del trabajo de Stuart Gordon. Un
director relacionado con lo escabroso como bien cuenta su biografía aquella
versión de Peter Pan para una obra de teatro que realizó en sus tiempos
universitarios en la que el personaje de Campanilla
era homosexual y en la que ese viaje al “País
de Nunca Jamás” se realizaba sólo si consumías LSD. (Aquello le costó un
tiempo entre rejas acusado de cargos de obscenidad pública). Así que, como ven,
ya empezó siendo alguien problemático pero que en el terreno de la serie B eso
hasta gusta. Así que él logra la fama con Re-Animator, usando como guión ese
relato literario de Lovecraft pero con muchísimas variaciones; usando como
actor principal al actor Jeffrey Combs que en ese momento estaba comenzando
pero que más tarde se dio a conocer más con su fantástico papel secundario en
una película que me encanta como fue Agárrame
esos fantasmas de Peter Jackson en 1996; y usando la sangre como elemento
desagradable y narrativo (usó unos 90 litros de líquido vital solamente en esta
cinta). Y además, si habéis visto la cinta o la vais a ver pronto, os daréis
cuenta el uso de una BSO muy especial, muy familiar, la banda sonora de
Psicosis ni más ni menos, esto, ¿por qué? ¿Cómo demonios se le ocurre a Stuart
Gordon utilizar una tema musical ya utilizado en otra película del género de
terror que marcó otra época anterior?
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“Le
di la vida”. Esa es la primera frase que menciona el doctor Herbert West cuando
una joven enfermera llama a la policía porque estuvo escuchando unos ruidos
extraños y gritos en el despacho de un médico importante del hospital donde
trabajaba. Qué manera tan fenomenal de comenzar, con esa imagen del joven
doctor con gafas y con jeringuilla en mano tratando de revivir a un ser humano
que acaba de morir. ¿Se imaginan si eso de verdad fuera posible? Tengo una
imagen muy similar de esa película que mencioné antes, Agárrame esos fantasmas, en la que el personaje de Michael J. Fox
es revivido con una jeringuilla de adrenalina tras estar muerto durante unos
instantes por sufrir una congelación extrema. Son escenas que quedan muy bien
en el cine y es difícil buscar una analogía en la vida real, por eso es parte
de la ciencia ficción pero una ciencia muy soñada por algunos. El poder revivir
a alguien, dejando las cuestiones éticas de si ha llegado su momento o si todos
estamos condenados a morir de alguna forma, entra dentro de esa vieja obsesión
por la inmortalidad; por seguir viviendo en este mundo y no aceptar perder lo
que tenemos aquí, en este plano terrenal. Elementos de la ciencia están
presentes en esta historia como la del científico loco o la experimentación con
ese extraño suero de color verde fosforito (más parecido a un líquido
radiactivo) que es el que trae a la vida instantáneamente a cualquier ser vivo,
pero sin ser el mismo. El tema de la zombificación está también muy pendiente y
esto, como sabéis, hay muchas películas que lo han tratado de mejor manera.
Pero la mayor influencia que vemos, es Frankenstein.
No cabe la menor duda que Lovecraft admiró esa historia de Shelley de la que un
día se podría hacer un especial analizándola; o, (y puede que ya nos estemos yendo
por las ramas) encontramos otra analogía más fantasiosa e infantil en ese
cuento de Pinocho que se convierte en un niño de verdad pasando de ser un
simple juguete de madera. Hablamos de obsesión de creadores, de personajes que
siempre se nos muestran solitarios, que parecen no encajar en la sociedad,
excéntricos, creyentes en sus inventos e ideas. El personaje de Herbert West no
deja de ser un psicópata obsesionado con la muerte, pero a la inversa,
aprovechándose de lo que está muerto para revivirlo aun sabiendo que no va a volver
a ser la misma persona, pero solo por el mero placer de ver realizado su deseo
de cambiar el curso de eso que llaman “ley de vida”. Esa es la magia de la
ciencia ficción. ¿Y eso la hace ser una cinta especial del género fantástico y
de ciencia ficción de los 80?
Stuart Gordon quizá no alcanzara la misma fama que otros directores aclamados de serie B, pero aún así, solo con Re-animator dejó un legado interesante. // Fuente: Wikipedia |
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Esa
influencia de Frankenstein, unido al horror gore y a la comedia protagonizada
por el extravagante Jeffrey Combs y a un lugar: la emblemática Universidad de
Miskatonic, que el mismo Lovecraft escoge, de manera ficticia, como el lugar
donde se escoge el famoso Necronomicón guardado en su biblioteca en otro de sus
relatos y también utilizado en numerosas películas como ‘Evil Dead’ o, como fue traducido al español, ‘Posesión Infernal’. Stuart Gordon, a su manera, consiguió captar a
un público muy especial como es el del cine de serie B, ese cine alternativo,
más horroroso, más gore, sin ética ni respeto por los personajes muchas veces
pero que llama la atención por ser algo que no es convencional. Como ya
hicieron otros muchos que fallecieron como Tobe Hooper, George Romero o Wes
Craven; para muchos, Gordon es otro de esos grandes directores del género
fantástico ‘serie B’ como así lo indican los más fanáticos.
No solo la influencia de Lovecraft se nota en su afamada película, también las de Frankenstein son notables, algo que él siempre ha destacado-. // Fuente: dirigidopor |
Y
la clave del éxito de este tipo de cine es lo poco que suele costar, con
efectos especiales caseros en muchas ocasiones (sobre todo en lo 80 cuando los
efectos especiales eran más de los ‘blockbusters’
o películas de mayor presupuesto); una cinta que costó aproximadamente unos 900
mil dólares de aquella época, consiguió recaudar más de 2 millones de dólares y
además fue la ganadora del Festival de Sitges en el mismo año de su estreno, y
estamos hablando de uno de los mejores festivales del cine de terror-fantástico
del mundo. Así que, una historia rodada con menos de 1 millón de presupuesto,
con actores desconocidos y utilizando solamente interiores y elementos caseros
para recrear las escenas más sangrientas….sale esta combinación con un lema que
dice “LA MUERTE… ESO SOLO EL PRINCIPIO”.
La
película se convirtió en 2011 en un musical para teatro, y eso es un privilegio
para toda una cinta de género fantástico de serie B, no todas logran eso. Aquel
2011, los más fanáticos de la historia seguramente no se perdieron aquella
representación musical en la ciudad de Los Angeles con Jeffrey Combs volviendo
a encarnar el papel que le dio la fama:
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A
Stuart Gordon le dio tiempo a presentar unas cuantas cintas más, que aunque no
llegaron a ese nivel de fama, por lo menos dejó cerca de una veintena de
películas más o menos, que no es moco de pavo para un director, guionista y
productor rebelde y amante de la literatura gótica de terror de Edgar Allan Poe
y de H. P. Lovecraft. En España dirigió Dagon,
la secta del mar con Paco Rabal en el reparto donde utilizó escenarios
reales de la hermosa Galicia, y para ello se inspiró en el relato lovecraftiano
La sombra sobre Insmouth. Posteriormente
a estos trabajos, se presentó en 1996 de nuevo en Sitges con la cinta Space Truckers con un Denis Hopper
encarnando el papel de un camionero intergaláctico que transportaba cerdos modificados
genéticamente. La secuela de Re-Animator un año después de su estreno ya no
sería tan sonada como la anterior (y eso que se llamó Re-Sonator), pero Stuart
continuó con adaptaciones, a su manera, a la gran pantalla de los mejores
relatos de Lovecraft como El extraño
(considerada de los mejores), convertida en Castle
Freaks. Y, junto a Brian Yuzna, produjo otras cintas que no tuvieron igual
éxito pero ahí quedan en su legado como: Dolls, la casa de los muñecos
diabólicos o La fortaleza; títulos con esa esencia del género fantástico que
nació de esa manera tan infame y trepidante en los 80 y continuó en los 90 con
más efectos especiales y los mismos guiones extravagantes. En muchao de esos
trabajos fílmicos utilizó a su esposa, la actriz Carolyn Purdy-Gordon con la
que tuvo tres hijos. Así que, ahí tienen un legado que ha dado para mucho y que
aquí en El Secreto de la Caverna le dedicamos este homenaje. Un director que
creó cosas entre televisión, teatro y cine que no estaban destinadas a gustarle
a todo el mundo, y eso mismo les pasó a todos aquellos directores de serie B
fantástico; ninguno de ellos creyó en el cine convencional, creyeron en su
manera de crear a un nuevo fanático del cine y de la manera de contar
historias, ¿cómo? Usando relatos de tiempos góticos y echándole imaginación, y
mucha sangre. Descanse en paz, Stuart Gordon. Y seguro que estará en un paraíso
especial, una especie de videoclub como aquellos que eran muy frecuentados en
los 80 pero rodeados de niebla, oscuros, con zombis paseando entre los pasillos
y baldosas repletas de entrañas y sangre; así es como me imagino yo que será
esa parte del Cielo para aquellos directores que creyeron en ese cine que desde
un primer momento no se pensó que gustara a todo el mundo.
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