Como homenaje al poeta y escritor romántico, aquí realizo esta locución de una de las leyendas más famosas del gran Bécquer como es la Leyenda de los Ojos Verdes.
El escritor sevillano se inspiró en una pequeña fuente muy conocida de Soria, y utilizando el folclore y los viejos mitos de los seres mágicos que se esconden bajo las aguas que descansan apaciblemente bajo la montaña nos cuenta la historia de un señor que acaba enamorado de unos ojos que se esconden bajo ese lago.
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“Señor, es imposible pasar de este punto. Esa
trocha conduce a la fuente de los Álamos, en cuyas aguas habita un espíritu del
mal. El que osa enturbiar su corriente, paga caro su atrevimiento. Ya la res
habrá salvado sus márgenes; ¿cómo la salvaréis vos sin atraer sobre vuestra
cabeza alguna calamidad horrible?”.
Con este fragmento del relato donde Íñigo parece advertir a Fernando Argensola para que no se adentre en los alrededores de la fuente de los Álamos, adonde persiguió a un ciervo herido, parece que evocan a ese lugar como así lo cuenta Álvaro Anula en su página web. De hecho, como ocurrió con el famoso Monte de las ánimas, el escritor sevillano se inspiró en la ciudad de Soria para comenzar su relato de misterio, y de nuevo, con una partida de caza. Los protagonistas de esta historia son Fernando de Argensola e Íñigo, y es precisamente el primero el que se acaba encontrando con un misterio frente a una laguna adonde huyó aquel ciervo al que perseguía. Algo le ocurre a Fernando cuando llega a ese lugar, donde al principio mostró escepticismo ante los viejos dichos de que un espíritu maligno dominaba la calma apacible de aquella fuente, algo vio que hizo que cada día acudiera al lugar como hipnotizado por unos extraños ojos. De nuevo, Bécquer mete el romanticismo propio de su época, el amor imposible, la belleza natural, las extrañas reacciones del corazón cuando se queda prendado de alguien... y cómo todo eso puede ser nuestro final en esta vida cuando quedamos atrapados en ese hechizo mortal.
La fuentona de Muriel es uno de los parajes más bellos que ver en la provincia de Soria. |
Una representación en forma de varias estatuas en el parque madrileño de la Fuente del Berro parecen mostrarnos de forma artística lo contado en la leyenda que os pienso relatar tal cual fue escrita. *Esa fuente en concreto es muy visitada en la provincia de Soria, yo personalmente aún no la he visto, pero sí que al ver visto varias lagunas famosas en la Sierra de Gredos y otros lugares de mi Extremadura natal, sé perfectamente lo que es quedarse prendado de la calma de un remanso de agua, que ya no solo te invita a contemplarla durante un buen rato, sino al querer meter los pies o las manos en ella, y una vez dentro... casi dejarse arrastrar por la magia que siempre ha tenido el agua y que siempre las viejas leyendas nos han contado da igual la generación o el siglo que las contemplara en ese momento. Recurrir a las famosas criaturas acuáticas de las sirenas, las ninfas u ondinas griegas, o los mismos elementales acuáticos es algo que ya desde el folclore del siglo XIX se han venido contando en cantidad de relatos aunque sean de pura ficción. Y las representamos en aquello que más nos puede atraer: una dulce y rica mujer, quizá de cabellos dorados y rizados, con aspecto angelical que con su mirada profunda de color azul o verde como el agua nos atrae hacia ella donde al final no exista nuestro penoso mundo de desamor y calamidad y podamos vivir la felicidad absoluta con el amor hacia ella.
Porque el desamor ya era un problema existencial en los tiempos de Bécquer (y él parece contar en varias de sus rimas y leyendas que es una víctima de ello). El desamor parece convertirse en una magia oscura que nos atrae hasta el fondo de un abismo o de un lago de donde parece que nunca vamos a salir y que acabaremos ahogándonos. Seguramente, el poeta y escritor se quedó prendado de una de esas fuentes sorianas para crear una de las leyendas favoritas de los lectores de Bécquer que con el paso de los siglos seguramente habrán sabido respetar e inspirarse en aquellos lugares bellos de la naturaleza que nos darían para historias de amor, de fantasía, misterio o incluso malditas. Porque debajo quizá de esa apacible agua también pueda esconderse el mal, el miedo o incluso la inocencia más peligrosa que pueda existir.
Eran tiempos donde los caballeros dominaban los montes, donde los señores
de alta alcurnia tenían todos los privilegios, el dinero, los placeres,... pero
a veces no todas las respuestas a lo que ocurre en el mundo. La magia, lo
paranormal e incluso el folclore se presentan nuevamente en una historia que
voy a intentar de locutar de la mejor manera posible para reivindicar
nuevamente la vida y obra de un autor que quizá murió triste, siendo una
víctima de los estragos del corazón cuando se queda prendado de alguien a quien
no podemos alcanzar y que la convertimos en algo tan mágico que nos acaba
arrastrando a los peores momentos de nuestra existencia. Así era y fue el
Romanticismo, una época de versos tristes y de historias cabellerescas que
algunas tuvieron final feliz y otras terminaron en tragedia. Y en todas ellas,
el amor se plasmaba como el elemento que todo lo canalizaba y atravesaba, cual
dedo que perturba la calma de un pequeño lago que descansa a los pies de una
montaña.
Estatua que conmemora La Leyenda de los Ojos Verdes en la Fuente del Berro (Madrid). |
SIN MÁS DILACIÓN E INTRODUCCIÓN PERSONAL QUE VALGA, OS DEJO CON MI
NARRACIÓN DE LA LEYENDA DE LOS OJOS VERDES TAL CUAL LA CONTÓ EL GRAN GUSTAVO
ADOLFO BÉCQUER Y QUE PODÉIS ESCUCHAR DESDE EL REPRODUCTOR DE IVOOX Y TAMBIÉN EN ESTE VÍDEO DE YOUTUBE.
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