Esta semana, en la sección cavernaria de Onda Cero Badajoz, hemos dedicado en dos secciones continuadas a recordar en primer lugar los fenómenos misteriosos que previamente se han recogido y publicado en el Hospital Perpetuo Socorro de Badajoz y, en segundo lugar, ha transmitir nuevas sensaciones y testimonios relatando sucesos ocurridos hace no mucho en esos largos y misteriosos pasillos del mítico edificio sanitario de la ciudad.
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¿Dama de Negro, Monja, el Fantasma del Materno?
Crédito de divulgar este caso a Israel J. Espino
Alrededor del año 2012 comienzan a escucharse y divulgarse testimonios de que algo se estaba apareciendo en el Hospital Perpetuo Socorro de Badajoz, que colinda con el Hospital Materno Infantil.
Una enfermera, después de haber dado a luz, se le acercó una monja de hábito blanco que le ofreció unas pastillas para el dolor en medianoche. Aquella enfermera le agradeció el gesto y rechazó la medicina, minutos después se entera a través de una compañera de que allí no había ninguna monja.
Cirujanos que ven a una Dama de Negro desapareciendo en un pasillo cerrado:
Una fría mañana de noviembre de 2011, cuando el cirujano J.L.A. y su mujer, también cirujana, entran a trabajar, a las 8 en punto de la mañana, a la tercera planta del hospital y se disponen a llegar a sus despachos, situados en un ala que en ese momento se encuentra cerrada al público ven a una mujer, que “sin volverse en ningún momento” a pesar de que los pasos y la conversación de los cirujanos ha roto el silencio de los abandonados pasillos, “gira de repente a la izquierda y desaparece en un entrante del pasillo”. Extrañados, se asoman al recodo “para ver dónde ha ido la señora”, pero cuál es su sorpresa cuando descubren que allí no hay nadie.
El primer testimonio de la Dama de Negro, en 1994:
Eran las 4 de la madrugada de una calurosa noche de verano de 1994,- “quizás del 95, no recuerdo bien”– cuando un técnico de mantenimiento que estaba esa noche de guardia, decide dar una vuelta por las instalaciones en compañía del guardia de seguridad del hospital... Y llegan al sótano, donde actualmente se encuentran las cocinas, que en aquellos momentos estaban en obras. La conversación entre ambos cesa de repente, y la sorpresa da paso al asombro cuando intentan asimilar que es lo que hace una mujer en los sótanos de un hospital en obras a las 4 de la mañana, y sobre todo, qué hace en una calurosa noche de verano envuelta en un abrigo negro hasta los pies. Pero antes de que puedan hacerse en voz alta estas preguntas, la misteriosa mujer comienza a avanzar hacia ellos deslizándose, “sin flexionar las piernas, como si flotase, porque no se movía como una persona normal”. Cuando ha recorrido algunos metros avanzando hacia ellos por los pasillos desiertos del sótano, la dama de negro gira y se introduce en un pequeño recodo del pasillo que queda a su derecha. Y desaparece.
Ninguno de los cuatro testigos “creía en estas cosas”. Ninguno de los cuatro quisieron mostrar su identidad ni su imagen ni voz a cámara. Solamente están recogidos por escrito en el blog de Israel J. Espino en el diario HOY.
Enfermeras de la cuarta planta fueron testigos de cómo llamaban a la centralita teléfonos de un ala del hospital que se encontraba cerrada… y sin teléfonos.
Prosiguen los testimonios, ahora en 2014:
Era uno de los últimos días del mes de Julio de 2014. José Luis volvía de la farmacia y decidió entrar en los baños de la cuarta planta para lavarse las manos. Es una planta diáfana, y al entrar en los baños observó por el rabillo del ojo que no estaba solo. Según cuenta, “una alarma interior” le alertó de que algo pasaba. En la pequeña salita sin uso que tenía justo enfrente había algo. Y ese “algo” no era normal. En ese primer momento José Luis vio solo una sombra, unas espaldas grandes inclinadas desde el asiento que parecían estar escondiéndose pero desde ese mismo instante su instinto le decía que aquello no era “humano”. Y el miedo a lo desconocido se adueñó de él. Se lavo las manos lentamente, esperando que al terminar, aquello hubiese desaparecido. Pero seguía allí. Y era aún más extraño de lo que pensó. Era un bulto oscuro, amorfo, sin detalles, en el que no se reconocía más que un mismo y oscuro color negro. Un bulto sin cara, sin pies, ni brazos, un bulto de espaldas a él que parecía contemplar, completamente inmóvil. El instinto de protección ganó a la curiosidad y José Luis salió de la planta desierta como alma que lleva el diablo. Ahora creía que había algo allí. Algo inexplicable.
La voz extraña que escuchó una enfermera al entrar en un ascensor:
Una enfermera contó al testigo anterior, temblando, algo que le pasó unos días después de lo que vio José Luis. La enfermera estaba en la misma planta, la cuarta, una planta diáfana en la que no había nadie. No estaba preocupada, ni asustada (deben estar acostumbrados a esos momentos de soledad en las largas guardias nocturnas). La enfermera llama al ascensor, que cuando llega a la planta abre sus puertas. Nadie dentro. Nadie fuera. Entra en el ascensor. Las puertas comienzan a cerrarse, pero cuando están a `punto de cerrarse del todo se escucha una voz extraña, irreconocible y algo tétrica, una voz que susurra: “Espérame”…
En ese momento, las puertas comienzan a abrirse solas, como si alguien hubiese accionado los botones desde fuera. M. se asoma, pero fuera del ascensor no hay nadie. O al menos, nadie visible. El pánico se apodera de ella y decide abandonar la planta a toda velocidad.
Una trabajadora del hospital, que no se atreve a dar la cara, cuenta que acompañando a un pariente cercano que estaba ingresado en una habitación de la primera planta, serían las cuatro de la madrugada de un viernes cuando esa Dama Negra entra en la habitación y ella no lo ve porque estaba dormitando, pero el enfermo sí la ve. Ese familiar de edad avanzada es el único que ve a esa Dama Negra en una habitación en la que estaban dos enfermos y otros dos acompañantes. Sobre las cuatro de la madrugada ese testigo se despierta para beber un poco de agua de la botella que tiene en la mesilla, cuando se sorprende al ver en la habitación a una señora muy alta y vestida de negro de la cabeza a los pies. El enfermo, tras el sobresalto inicial, está a punto de preguntarle a la señora si quiere algo, pero enseguida, al ver lo atípico de la situación, piensa que, quizás, a lo mejor, la señora ha entrado a robar, y decide observarla haciéndose el dormido. Y con los ojos entrecerrados observa cómo la mujer se coloca a los pies de su cama, se inclina hacia adelante y le mira. Se acerca a la otra cama y observa al otro paciente. Se vuelve y observa a la acompañante de su compañero de habitación, mira atentamente toda la habitación, las taquillas, la televisión, y termina observando a la propia muer que dormía al lado de este paciente, que dormitaba en uno de los sillones. La Dama Negra mira entonces hacia hacia la puerta, que permanece cerrada… y desaparece ante la atónita mirada del enfermo, que no entiende como la misteriosa señora ha entrado y ha salido de la habitación con la puerta cerrada, ni consigue explicarse quien era ni que quería esa mujer alta y enlutada.
Enlaces:
https://blogs.hoy.es/extremadurasecreta/2012/05/03/los-fantasmas-del-hospital-de-badajoz/
https://blogs.hoy.es/extremadurasecreta/2014/09/16/vuelven-los-fantasmas-del-hospital-de-badajoz/
https://blogs.hoy.es/extremadurasecreta/2015/09/20/reaparece-la-dama-negra-del-hospital-de-badajoz/
Israel J. Espino: "En estos testimonios he encontrado dos arquetipos que se repiten: una monja y una señora vestida de negro con el pelo también muy negro y liso, que por algunas descripciones podría ser una toca de monja".
Los testimonios han continuado. Testimonios recogidos por Samuel Hernández
Hay testimonios que nos hablan de que en la zona del Materno infantil (colindante al Perpetuo Socorro y separados por dos pasillos situados en plantas distintas (sótano y tercera planta) que ahí se aparece una monja con hábito blanco, y que siempre entra en cualquier sala donde esté una paciente ingresada a ofrecer una medicina o a mandarles algún mensaje de esperanza. Esa monja ha sido confundida muchas veces con la que se aparece en el Perpetuo, y a día de hoy creemos que no es la misma. Aquí va un relato de encuentro extraño con una mujer en esa zona del Materno infantil:
Mamá primeriza,
Alegría, etc., un embarazo complicado, diabetes, retención de líquido, bebé muy grande, etc. Llega el momento del parto, cómo no también complicado. Muchas horas. Me niego a la epidural, insisten, son muchas horas. Ya de parto, bolsa rota, etc. 27 horas. Hay que hacer algo ya. Al final cedo a una anestesia que es parecida a la epidural pero es inyectada al nervio raquídeo creo que se dice.
Porque quizás no sea vaginal y tenga que nacer por cesárea.
Bueno pues al final nace por vía vaginal con episotomía y una maniobra que no recuerdo el nombre pero como que se sube un hombre en este caso y empezó a empujar y ayudar al bebé. Nace un bebé hermoso de 4,380 gr.
Hasta ahí, después de todo, maravilloso. Pasan los tres días, te vas de alta con tu bebé aunque ya no me encontraba nada bien, se lo comenté al ginecólogo y me dijo que era normal. Yo le contesté que no me lo parecía puesto que el sangrado olía muy pero que muy mal, como si estuviese infectándose.
Bueno lo dicho, nos vamos para casa. Llega la noche de ese mismo día y cuando vamos a bañar al bebé cuál es nuestra sorpresa, en el pañal del peque había como sangre salida del pipí. Era urea pero por desconocimiento pensamos que era sangre.
Rápidamente nos marchamos para el Hospital Infantil y sí era grave, era una ITU la cual en los lactantes tenía que quedarse en NEONATO (puff se me vino el mundo encima). Tenía que quedar a mi bebé solo en el hospital y yo venirme a casa sin él, me rompieron.
Pasaron los días. El niño se iba recuperando pero al cuarto día de ir yo a Neonato iba con fiebre y no podía con el dolor de la episotomía, bajé abajo y efectivamente se abrió y estaba infectada; pues ahí comenzamos ingreso, yo abajo, mi bebé arriba, iba a darle pecho, etc. Entre unas cosas y otras le dan el alta y me lo bajan porque ya está recuperado mi bebé. Lo vuelvo a tener conmigo pero yo al estar tan bajita de defensas ya llevábamos 15 días allí metidos.
Cuando empiezo otra vez con fiebres muy altas de 39,5º así durante una semana yo no encontraba explicación. Además de la fiebre a los pocos días aparece un exantema brutal por todo el cuerpo, Todo lo blanco del ojo era rojo, mucosas, manos, pies, todo, me encuentro muy mal y al no saber qué era deciden quitarme el niño y que se lo lleven los familiares o el padre. Pero lejos de mí otra vez no podía creerlo tal que en un momento se me fue la cabeza lo reconozco dada la circunstancia. Hablan con mi marido y familia que creen que es un virus, se me pone en cuarentena, no podrán verme y visitas sólo la persona que me acompañe. Entre unas cosas y otras otra vez al borde de la muerte.
Del Materno soy trasladada a Medicina Interna porque deben hacerme una prueba, en el transcurso de un hospital a otro se pasa como un túnel y no se por qué pero mi familia no me acompañara y el celador me dejó en la puerta del ascensor porque le faltaba algo no sé.
Pues no sé de donde pero vino una monja para darme ánimos y decirme que todo iba a salir bien, no le dije ni lo que me pasaba y ella me dijo que todo saldría bien. De la nada se fue y yo me quedé un poco asustada pues que como vino se fue, llegó el celador y me llevó a donde tenía que hacerme la prueba y cuando bajé me explicaron que quizás no saldría de allí dadas las circunstancias en las que estaba y tomé una decisión: no hacérmela, y le contesté "lo dejo en manos de Dios".
Me llevaron a la planta de Medicina Interna y a los pocos días fui mejorando poco a poco. Así que no sé si fue la monja o no pero yo me sentí muy aliviada y guardo con mucho amor ese recuerdo. .
Le doy las gracias.
Pasillo que conecta el Materno infantil con el Perpetuo Socorro, desde el sótano. Autor: Samuel Hernández.
Otros testimonios que podrán escuchar en el podcast:
AÑO 2018 – ISABEL, AUXILIAR ENFERMERÍA TCAE
(testimonio recogido el 29 de octubre de 2023 por Rosa Luz Téllez)
Resumen: la acompañante de una paciente le cuenta que una señora de aspecto antiguo y con ropa oscura se presentó en la habitación ofreciéndole lotería. Solo la vieron ellos. Nadie más.
AÑO 2022 – FAMILIARES DE UNA PACIENTE QUE ESTUVO ALLÍ INGRESADA
(testimonios recogidos el 30 octubre 2023 por Samuel Hernández)
Resumen: la testigo sube junto a su hermana a la capilla y escuchan un chisteo desconocido que no procedía de nadie allí presente.
La prima de la testigo anterior, Mari Amaya, cuenta que escucha el mismo chisteo en otro lugar del edificio diferente de la capilla junto a las otras dos testigos que lo escucharon previamente.
Isabel Álvarez, prima y hermana de las testigos anteriores, cuenta cómo vio moverse el manillar de la puerta solo, abriéndose y cerrando, pero cuando va a comprobar si era alguien que quería acceder desde fuera descubre que no hay nadie.
Una vez que la madre de esta familia fallece, Celia nos cuenta que ese mismo chisteo que escucharon en la capilla va a escucharlo en el pasillo de salida de la habitación.
Hola buenas soy estudiante del centro y me gustaría investigar esa zona ya que mi aula esta justo debajo.
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