Hay un personaje de moda dentro del mundo de la ufología y de la cultura del país de los Estados Unidos. Luis Elizondo, exoficial de inteligencia de la CIA, que dirigió entre 2010 y 2017 el Programa de Identificación de Amenazas Aeroespaciales Avanzadas (AATIP, por sus siglas en inglés), en realidad un proyecto dependiente del Pentágono y centrado en la investigación del fenómeno OVNI (con un costo de 22 millones de dólares). [recuerdo que en nuestra anterior etapa de El Secreto de la Caverna llegamos a mencionar este programa justo cuando había salido a la palestra, pero no ha sido durante los años siguientes cuando se puso más en el debate]. Ha publicado un libro hace poco que se llama 'Inminente: dentro de la búsqueda de ovnis por parte del Pentágono' (Imminent: Inside the Pentagon’s Hunt for UFOs, fue publicado por HarperCollins el 20 de agosto tras un año de revisiones de seguridad por parte del Pentágono). [creo que todavía no se ga traducido al español] pero como está ya a a venta en su idioma original, el inglés, yo prefiero esperar a que lo traduzcan a mi idioma. Mientras tanto, os leo lo que dice la sinopsis de este libro:
El exjefe del programa del Pentágono responsable de la investigación de los ovnis , ahora conocidos como Fenómenos Anómalos No Identificados (UAP) , revela verdades ocultas durante mucho tiempo con profundas implicaciones no solo para la seguridad nacional, sino también para nuestra comprensión del universo.
Luis 'Lue' Elizondo es un ex funcionario de inteligencia de alto rango y agente especial que fue reclutado en un programa extraño y altamente sensible del gobierno de los EE. UU. para investigar incursiones de UAP en instalaciones militares sensibles y espacio aéreo. Para cumplir su misión, Elizondo tuvo que confiar en décadas de experiencia adquirida trabajando en algunos de los programas más sensibles y clasificados de Estados Unidos. Incluso entonces, no estaba preparado para lo que aprendería, y la verdad sobre la larga y oscura participación del gobierno en las investigaciones de UAP, y los esfuerzos que los funcionarios harían para mantenerlas en secreto.
Lo que está en juego no podría ser más alto. Imminent es un relato revelador de primera mano dentro del secreto mejor guardado del Pentágono y un llamado a la acción para enfrentar las mayores preguntas existenciales de la humanidad.
Elizondo confesaba en 2019 que de los numerosos casos que él y su equipo analizaron cuando estaba al frente del AATIP, concluyeron que en los encuentros cercanos con OVNIs se establece «una distorsión alrededor del aparato volador, creemos que como resultado del método de propulsión empleado (por dichos objetos)». Y añadió: «Creo que estamos muy cerca de entender la física que emplean los OVNIs, y esto es muy emocionante. Entonces, si realmente esos tripulantes o pilotes de esos aparatos pueden maneja a su antojo el espacio-tiempo, podría explicarse muchas sensaciones que han vivido algunos de los testigos de estos hechos como pérdida de la noción del tiempo, testigos que han contado que de repente se han encontrado en un lugar distinto al que habitualmente estaban o sensaciones de estar en otro mundo diferente al que conocemos en nuestro planeta. Pues esta es una de las teorías que maneja este personaje que en una primera fotografía que os puedo describir aparece mirando a cámara, pelo corto, perilla frondosa y canosa (típica del estilo más norteamericano, por así decirlo) y hombre fornido, con 52 años, en cuyos brazos presenta diversos tatuajes, en uno de ellos el número 13 con una especie de gato o felino encima que parece estar rabioso, a punto de atacar.
Al principio, Elizondo parecía no tener ningún interés en el tema de los ovnis. Creció en Florida, hijo de madre estadounidense y padre cubano, quien luchó junto a Fidel Castro antes de romper con él y unirse a la invasión de Bahía de Cochinos en 1961. Su padre le enseñó a disparar, conducir motocicletas y pilotar aviones; fue a la universidad y se alistó en el ejército. Sirvió en Afganistán y también dirigió misiones antiterroristas contra ISIS, Al Qaeda y Hizbulá, y más tarde dirigió programas secretos en la base naval y la prisión de Guantánamo. En 2007, la Agencia de Inteligencia de Defensa puso en marcha el Programa de Aplicaciones de Sistemas Avanzados de Armas Aeroespaciales, relacionada con el fenómeno ovni, financiado con 22 millones de dólares ocultos en un presupuesto no declarado asegurado por Harry Reid, quien entonces era el líder de la mayoría en el Senado. En 2009, Elizondo se convirtió en el oficial de mayor rango que dirigía el sucesor de ese programa, el Programa Avanzado de Identificación de Amenazas Aeroespaciales, junto con James Lacatski, científico de cohetes de la Agencia de Inteligencia de Defensa, y Jay Stratton, funcionario de inteligencia del Mando Estratégico de EE. UU., quienes formaron parte del programa precursor. Frustrado por lo que describió como oposición interna y falta de recursos para hacer frente a lo que consideraba una grave amenaza para la seguridad nacional, Elizondo dimitió y decidió exponer sus preocupaciones a la comunidad de inteligencia en general, al Congreso y al público.
Luis Elizondo saltó a los titulares en 2017 cuando renunció como alto funcionario de inteligencia a cargo de un enigmático programa del Pentágono que investigaba los ovnis y denunció públicamente el excesivo secretismo, la falta de recursos y la oposición interna que, según dijo, estaban frustrando ese esfuerzo. Ese enfado o resquemor que él tenía provocó que revelara una serie de videos y testimonios de pilotos de la Armada estadounidense que se habían topado con fenómenos aéreos inexplicables, y dieron lugar a investigaciones en el Congreso, legislación y una audiencia en la Cámara de Representantes en 2023 en la que un exfuncionario de los servicios de inteligencia de EE. UU. declaró que el gobierno federal había recuperado objetos estrellados de origen no humano. David Rush, del que también ya es de sobra conocido. Pues bien, el tema principal que trata Elizondo en el libro es esa afirmación que durante décadas ha existido un programa de recuperación de objetos estrellados de origen no humano que ha funcionado como un grupo paraguas supersecreto formado por funcionarios del gobierno que trabajan con contratistas de defensa y aeroespaciales. A lo largo de los años, escribió, se han recuperado tecnología y restos biológicos de origen no humano de estos accidentes. Y una de sus frases lapidarias por así decirlo, la refleja en esta publicación al decir que: “La humanidad no es, de hecho, ni la única vida inteligente del universo, ni la especie alfa”.
Elizondo fue, durante años, un oficial de inteligencia militar de alto rango, y dirigió programas altamente clasificados tanto para la Casa Blanca como para el Consejo de Seguridad Nacional. En 2009, fue reclutado para el Programa Avanzado de Identificación de Amenazas Aeroespaciales, que investigaba informes sobre OVNIS. En Imminent, su libro, Elizondo describe su lucha dentro del programa para investigar los fenómenos, y su esfuerzo, desde su renuncia en 2017, para impulsar una mayor transparencia sobre lo que se sabe oficialmente sobre los ovnis. También escribió, según refleja The New York Times, sobre encuentros personales con ovnis: orbes verdes que, según dijo, visitaron su casa mientras trabajaba para el Departamento de Defensa.
El prólogo del libro está escrito por Christopher Mellon, exsubsecretario adjunto de Defensa para Inteligencia, y refleja que, sin Elizondo, “el gobierno de EE.UU. seguiría negando la existencia de los EE.UU. y no investigaría un fenómeno que bien podría ser el mayor descubrimiento de la historia de la humanidad”. Y es que Elizondo expresa en el libro su alarma por el peligro potencial que supone para la humanidad la existencia de una tecnología que supera con creces lo que Estados Unidos u otros países tienen o pueden explicar, ya que las naves y “la inteligencia no humana que las controla presentan, en el mejor de los casos, un gravísimo problema de seguridad nacional, y en el peor, la posibilidad de una amenaza existencial para la humanidad”.
Dentro del programa que él dirigió, pudo recopilar datos de incidentes relacionados con operaciones militares y de inteligencia, incluidas imágenes de maniobras extraordinarias de naves que fueron captadas repetidamente por sensores sofisticados. También se enteró de que se habían observado vehículos que mostraban “tecnología más allá de la de siguiente generación” desde la década de 1940. A principios de la década de 1950, cuando los ovnis se convirtieron en una preocupación de seguridad nacional durante la Guerra Fría, se impuso una estricta reserva. “Quien controlara esa tecnología podría controlar el mundo”, según dice.
En 2017, justo cuando se vieron aquellos famosos videos -a petición del propio Elizondo- éste dijo que tenía conocimiento de primera mano de lo que estaba hablando, pero que sus permisos de seguridad le impedían revelar la fuente de la información. Dice además que obtuvo la aprobación del Pentágono para publicar su libro en parte atribuyendo parte de la información a otras fuentes cuyos comentarios habían sido aprobados previamente. Elizondo también dijo que no estaba autorizado a hablar de su participación en otros proyectos secretos más allá del programa que dirigió en su día. Tras la salida de Elizondo, el programa pasó a convertirse en la Fuerza Especial UAP. Para 2022, se había transformado nuevamente, ahora en algo más visible, Oficina de Resolución de Anomalías de Todo el Dominio (AARO, por sus siglas en inglés), encargada por el Congreso de estudiar los reportes de fenómenos anómalos no identificados y divulgar información al público. El programa ha funcionado en coordinación con una empresa que encabeza el multimillonario Robert Bigelow, Bigelow Aerospace, con instalaciones en la ciudad de Las Vegas destinadas a analizar todas las pruebas que se han recibido sobre este tema. Según el 'Times', la mayor parte de los 22 millones de dólares anuales del programa están destinados a contratos firmados con Bigelow Aeroespace, que a su vez tiene subcontratados otros expertos para realizar las investigaciones. De acuerdo con el periódico neoyorquino, el programa estuvo analizando vídeos y grabaciones sonoras sobre incidentes con OVNIs, en casos que por lo general no han transcendido públicamente, algunos de los cuales involucran a pilotos de la Fuerza Aérea de Estados Unidos. Todo esto se contaba de esta manera en 2017, hace apenas 7 años. Entre esos casos de alta extrañeza se encontraba el de un objeto ovalado, del tamaño de un avión comercial, que fue avistado por dos aviones militares en 2004 cerca de la costa de la ciudad de San Diego, en California. Vídeos que ya han trascendido, que están ahí en su consulta pública y que fueron autorizados a publicarse por nada más y nada menos que el Departamento de Defensa.
Elizondo dijo que se reunió con el director de la AARO y su personal durante tres horas en una instalación segura el 2 de febrero de 2023, y les dio información clasificada sobre la historia del programa de recuperación de accidentes. Y sigue gozando de los más altos permisos de seguridad y ejerciendo de consultor para el gobierno. Elizondo también escribió en las memorias sobre sus encuentros personales con fenómenos anómalos no identificados, describiendo orbes verdes brillantes del tamaño de una pelota de baloncesto que invadieron su casa de forma intermitente durante más de siete años. Y que tanto su mujer, como sus dos hijas y vecinos han sido testigos. "Los objetos eran capaces de atravesar paredes y se comportaban como si estuvieran bajo control inteligente".
En cuanto a “nuestros amigos de fuera”, no parecen ser benévolos, escribió; tal vez sean neutrales. O podrían ser una amenaza para la humanidad.
“No podemos seguir escondiendo la cabeza bajo el ala”, escribe. “Sabemos que no estamos solos”.
Fuente: https://www.nytimes.com/es/2024/08/21/espanol/pentagono-ovnis-luis-elizondo.html
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